Cartas a la prensa – Salud 15 – 2023

  1. Razones estrictamente de corrupción. 16

Después de convertir a Madrid, por cuarto año consecutivo, en la Autonomía que menos dedica a Sanidad, Ayuso “olvida” que el PP, agravando la política del PP de Rajoy, ya había obligado a la abundante clase media, por hundir la pública, a pagar la sanidad la privada. Aduce también su población envejecida, como si no hubiera bastado, para su gusto, la muerte de los 7.500 en residencias de ancianos y los muchos más que se también se llevó la covid y la pobreza no socorrida por su gobierno regional.

Por supuesto que la huelga de médicos ha tenido que llegar a ser política, porque los políticos del PP, por razones estrictamente de corrupción, han hecho oídos sordos a las evidentes, incluso mortales razones médicas para no seguir desmantelando la Sanidad de todos. Con todo eso, Ayuso acusa a los médicos de alargar su huelga por “razones estrictamente políticas”.

 

  1. Ayuso y Feijoo, peligro vital. 16

No sólo Madrid, sino también Galicia se han levantado este domingo en defensa de su propia vida y contra el robo más odioso y definitivo posible para el conjunto de los ciudadanos.  Porque han sido, sin duda, las manifestaciones máximas en la historia por la Sanidad Pública y contra la presidenta Ayuso y quien, hasta hace pocos meses, era presidente y por tanto también responsable máximo de la Sanidad en Galicia, Feijoo. Eso es lo que nos espera, pues, a todos en España si no conseguimos parar los enormes y masivos delitos de que ambos son culpables, como otros dirigentes pasados y presentes del PP.

 

20230214ª. La Salud Pública, problema político.  16

Ante las inmensas manifestaciones ciudadanas de protesta, Ayuso y los suyos han repetido con razón que ese es un problema “estrictamente político”. Porque sólo a esos mismos políticos de Madrid, la autonomía más rica, sea la que menos dedique a la salud. Por eso los madrileños luchamos con la fuerza que se merece por nuestra vida desde hace meses, sin que el delegado autonómico para la Sanidad y, menos, si cabe, Ayuso, se hayan reunido con los médicos.

Esos no presentados impresentables, siguen la misma política del PP madrileño durante decenios: saquear la Sanidad Pública en favor de la privada, que les soborna con millones. Es, pues, evidente que no cabe otra solución que la estrictamente política”: despojarles del poder político que tan odiosamente emplean para impedir que la Sanidad Pública siga curando a la mayoría de la población, propiciando así enfermedades, epidemias, sufrimientos y muertes.

 

  1. Injusticia máxima y mortal. 16

En medio de una epidemia que mató a millones de personas hubo quien adquirió unas mascarillas por medio millón de euros y las vendió por el triple. Sin embargo, la Fiscalía europea acaba de dictaminar que eso no es injusto, ni tampoco lo es el hecho de que el hermano de la presidenta de Madrid, Ayuso, que las adquirió, cobrara por su participación en ese inhumano comercio más de cien mil euros. Este reino de tan feroz, mortal injusticia durará o incluso aumentará mientras continúe el actual alto nivel de ignorancia, apatía o cobardía de ciudadanos que les apoyen o toleren, en vez de promover otros representantes que quizá resulten más honestos.

 

20230326b. Todos contra la Sanidad Pública.  16.

Lo que este 26 de marzo ha quedado patente es que todos, todos los de arriba están corrompidos por la sanidad privada. Así han conseguido aplastar el levantamiento de 250.000 ciudadanos madrileños hace un mes por su salud y vida, reduciendo su manifestación, a unos 5.000, incluyendo esa, comparativamente ridícula cifra, a compasas de unos sindicatos muy suyos, que aún intentan presumir que son los del pueblo, pero hasta tienen sogas para separarse incluso físicamente de él en las manifestaciones que, infiltrados ellos,  hacen, de hecho, en su contra.. Ante los hechos al sol del mediodía, sobran las palabras.

 

20230227b. Los médicos apolíticos.  16

Es bien conocido en politología que quienes están especializados en temas muy distintos y tienen, por su profesión misma, posiciones de mando, como son los médicos, se declaran con frecuencia apolíticos, satisfechos con lo existente; y más aún si son de países de poca experiencia democrática.

Nada, pues, más natural que, en mayor o menor grado, muchos, muchos médicos, como hace ya tiempo con la primera “marea blanca”, acaben por renunciar a reivindicar sus derechos y los de sus pacientes. Máxime cuando se les ofrece una pequeña limosna, como ahora la generosa Ayuso.

Abandonan así, como nunca, los intereses más literalmente vitales de sus tan pacientes y los de los centenares de miles de ciudadanos que se manifestaban por su salud en las calles de Madrid, ahora reducidos a casi una centésima parte. ¿Cabe mayor politización y traición a su “clientela” que la de esos médicos?

 

  1. Ni trabajamos para sobrevivir. 16

Cuenta una fábula, hoy -como tantas otras- tontamente menospreciada, que tres cerditos tenían que construir su refugio antes que llegara el invierno y bajara el lobo a devorarlos. El primero, muy perezoso, lo hizo de paja; llegó el lobo y le bastó soplar; el segundo lo hizo con unos palos, que el lobo tiró a zarpazos. Menos mal que el tercero lo fabricó con piedras, donde pudieron refugiarse también sus hermanos.

Hace ya muchas décadas que se sabe que los cambios bianuales de horario perjudican la vida social y la salud de todos, máxime de los niños y los mayores. Pero incluso cuando la UE hizo una encuesta para eliminar los cambios y saber si preferíamos el horario de invierno o de verano los españoles nos distinguimos por ser los que menos nos preocupamos en contestarla, sólo un 3%. Nos perjudicamos, pues, a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestros socios europeos. Y después, encima, nos quejaremos; como ahora de nuestra Sanidad Pública, pero cansándonos pronto hasta de protestar por ese tema tan vital.

 

  1. Más inconscientes que sinvergüenzas. 16

“Pedimos libertad invocando vuestros principios para quitárosla después en nombre de los nuestros” decía hace siglo y medio en su Parlamento un descarado diputado católico francés, Luis Veuillot, amigo del “infalible” Pio IX y muy influyente también en España.

Todavía muy verdes (su color) en democracia, un grupo de partidarios de Vox ha tenido la increíble ocurrencia de poner un negocio nada menos que en el barrio madrileño de obreros e inmigrantes de Lavapiés, llenándolo además de propaganda de ese partido anti obrero y racista. Más aún, cuando lógicamente han sido rechazados por sus habitantes han ido llorosos a pedir ayuda a grupos defensores de los derechos humanos.

Ante esa acumulación de sucesos, y aunque ellos quizá no se lo crean, me parece más compasivo pensar que son más inconscientes respecto al partido y barrio en que se han metido y la ayuda que han pedido que puros sinvergüenzas, ya que estos últimos suelen ser más despiertos y sinvergüenzas.

 

  1. Ahora y esta mordaza, sí.16

Es duro, pero hay que ser realistas, si no monárquicos, porque en esto nos va la salud y hasta la vida. Parece una broma siniestra, porque sucede justo cuando los verdaderos amantes de la libertad se quejan de que no se hayan abolido aún las opresivas leyes mordaza del PP, que todos los demás partidos juraron abolir, sin haberlo hecho. Más aún, y esto es ya el colmo, cuando se está insistiendo en eliminar las mordazas físicas, sanitarias, de los pocos lugares en que aún es obligatorio llevarlas, porque ha vuelto silenciosamente y como a traición una nueva epidemia de covid. Cierto que, por ahora, aunque mucho más contagiosa, es menos fuerte y letal. Debe, pues, preocuparnos, serenamente, pero en serio, a quienes apreciamos de verdad nuestra salud y la de nuestro entorno.

 

  1. Por su infantil cara. 16

Los estudios estadísticos han mostrado que quienes conservan durante más tiempo un rostro infantil viven más años. Pero eso no incluye el que vivan más felices. Su aspecto infantil hace que sus padres y demás adultos les dediquen más tiempo y más cuidados. Esto puede crearles una mayor dependencia, una falta de madurez o bien, cayendo en el extremo opuesto, una soberbia, imaginándose que les tratan así por ser mejores.  Ambas cosas les apartan de los de su misma edad, que envidian el trato privilegiado que se les otorga o los rechazan por su soberbia. Ellos responden aislándose más, por timidez o, por el contrario, por orgullo, problemas que pueden afectar toda su más larga existencia.

 

20230710.La otra y peor epidemia.  16.

No exageramos, sino que, por desgracia, nos quedamos cortos. Cifras cantan. Es otra epidemia que ya ha matado a millones de españoles y que este año lo ha hecho directamente a tantos como el coronavirus, enfermando otros muchos que irán muriendo al parecer por otras causas, tras penosos achaques. Casi un cuarto de los muertos nunca probado nunca la hierba que les ha envenenado, porque sus fatales efectos cuyos humos no sólo molestan a los demás, sino que a la larga los enferman y asesinas si frecuentan a los fumadores, a quienes difícilmente les puede importar la vida ajena cuando se van lentamente eliminándose también a sí mismos.

 

  1. La verdad sobre las vacunas covid. 16

Como demógrafo y como una de sus primeras víctimas, me involucré en el tema de las vacunas covid. Las estadísticas probaron pronto que su empleo superaba por goleada los resultados adversos que, como otros medicamentos, podían ocasionar en algunos pacientes. De ahí mis esfuerzos por impulsarlas y rebatir a los antivacunas, de tan buena intención en general como de una muy parcial, cuando no errónea, información.

Hoy -y antes que tengamos otro problema parecido- ya es menos peligroso para la salud de todos el reconocer esas escasas, pero a veces graves, reacciones negativas de tales vacunas. Incluso el año pasado los sindicatos acordaron con ATEAVA procurar que los empleados públicos a los que se presionó para vacunarse y sufrieron alguna secuela fueran compensados, por ser una contingencia laboral. Y, por supuesto, todos los demás vacunados afectados deberían ser también socorridos, por ser vacunas recomendadas oficialmente que beneficiaron, y mucho, al conjunto de la población.

 

  1. Hay farmacéuticas que matan, o peor aún. 16

Sí, cabe algo peor aún que matar: dejar que nazcan personas con múltiples y espantosas deformaciones, como ausencia de extremidades. Tal fue el trágico caso de la Talidomida, medicamento retirado en noviembre de 1961, pero que en España siguió administrándose seis meses más.

Franco salvó… a la farmacéutica culpable, alemana, de toda indemnización. La asociación posterior de víctimas ha visto ahora, en un verano, cuando se comenten o consolidan las mayores crueldades, como la “Justicia” española ha negado definitivamente hasta una mínima indemnización a las víctimas. “Poderoso caballero es don Dinero”. Y para algunos, como los aquí citados, es incluso su Dios, al que llegan, como aquí, hasta ofrecerle los más crueles sacrificios humano.

 

20230829b. La humanidad vence al nacionalismo. 16

Hoy los españoles podemos alegrarnos de que la humanidad, la sensatez, haya vencido, lo que no es tan frecuente, a un feroz nacionalismo, que puede llegar a exigir sacrificios humanos. El nuevo gobierno de Baleares -no afín al que suelo votar- -ha tomado la medida de no exigir el conocimiento del catalán al personal con “funciones sanitarias”.

 

20230925ª. Nos amenaza otra crisis inhumana. 16

Parece que ya no nos cabe preocuparnos de más crisis. A la mundial de la guerra, del cambio de jerarquía entre potencias, acelerado por ella, y al aplastante cambio climático, añadimos en España una inmensa crisis política de largo recorrido, que tanto influye en el agravamiento de la crisis, cada vez mayor, de lo que aún llamamos” Justicia”.

Hay más: en época veraniega, cuando se consuman tantos golpes contra “nuestra” Injusticia, ésta, contra lo que se ha hecho en otros países, ha denegado definitivamente una mínima compensación a las víctimas de la talidomida aún vivas. Cualquier día, y más en esta época de epidemias mundiales, nosotros o nuestra familia puede sufrir esa increíble injusticia e inhumanidad si no conseguimos mejorar algo la Justicia para que ponga coto a la dictadura de las farmacéuticas, como vemos, que pueden impunemente dejarnos tarados de por vida o incluso matarnos.