El movimiento del 15 de mayo de 2011 ha sido, con mucho el de mayor importancia nacional e internacional en España tras la guerra (in)civil. También ha sido en el que más he participado, junto con la guerra de Irak, en sus manifestaciones con pancartas; desde su arranque el primer día en Cibeles, a la que fui previamente invitado a hacerlo por el grupo organizador, hasta las conmemoraciones del 15M en sus aniversarios; también en sus reuniones y en cartas a la prensa, los ratos que me dejaba la preparación de dichas manifestaciones.
No es esta sección de imágenes el mejor lugar para reflexionar en su conjunto sobre el 15M, pero al revisar los centenares de imágenes y relatos para seleccionar lo adjuntos, he encontrado dos que creo relevante destacar. Por una parte, una foto en la que los indignados griegos despliegan una bandera rojigualda en la que habían escrito sus reivindicaciones. Otra, un titular de prensa madrileño en el que se indicaba que un indignado se manifestaba con esa bandera, pero, ante algunas protestas, los dirigentes del 15M se la hicieron retirar. Hace pocos días, en una entrevista, el periodista Losantos se felicitaba de que Iglesias no hubiera enarbolado una bandera española (al contrario, apoyaba la separatista catalana, y después encima rechazó la tricolor republicana por la rojigualda, pero nunca fue coherente con esa flor de un día) porque, añade Losantos con espanto, habría gobernado solo toda España. Yo creo que tiene mucha razón, excepto en el que hubiera gobernado tan solo y dictatorialmente, porque el mismo triunfo habría llevado a Podemos políticos hábiles, que habrían impedido su feroz dictadura interna y decadencia de ese tardío así hoy tan decadente hijo de nuestro 15M, por lo que nos sentimos tan justamente indignados contra Iglesias como con la Iglesia que desde el principio nos condenó.