Cartas a la prensa – Ecología 6 – 2023

  1. Hoy modificaré mi testamento.

No he escrito un libro, sino docenas de ellos. No he plantado un árbol, sino -por intermediarios- muchísimos. No he tenido un hijo, en este mundo hoy tan erosionado por 8.000 millones, sino que he contribuido, con muchos millones de folletos de planificación familiar, a que hubiera algunos menos.

Hoy, además, voy a modificar mi testamento, tras informarme que ya existen empresas que facilitan que mi cuerpo -tras morir, por supuesto- pueda reciclarse al máximo para devolver a mi Madre Tierra algunas de sus riquezas que le hice perder durante mi vida.

 

20230329b. Es una niña, no una perrita. 

Lo que ha hecho la actriz de televisión Ana Obregón no es sólo un gran escándalo, sino un grave delito, que esperemos sea castigado pronto y ejemplarmente, para evitar otros casos de inmensa e irremediable crueldad con niños indefensos, ahora que acabamos de aprobar leyes que ponen condiciones “humanitarias” para tener animales.

En España, con toda razón, se prohíbe incluso la adopción -que tantas veces  puede ser beneficiosa para el menor- cuando la diferencia de edad es superior a 45 años, y aquí son 68; sí, nada menos que 68, todo un récord de desvergüenza. Basta de gente sin escrúpulos que viaja al extranjero para delinquir e incluso sacar dinero del escándalo; y que encima nos toma por tontos, como cuando afirma que las fotos al salir con la pobre creatura del hospital de Miami son “espontaneas”, y no muy estudiadas y cobradas a precio de oro.

 

20230331b. Espacios verdes y antidepresivos.

Un plan en Barcelona para aumentar los espacios verdes calcula que con ellos se podría reducir casi la sexta parte de las personas que toman antidepresivos. Mi piso da a la plaza Virgen del Romero, pequeña, pero circundada por 100 pisos, cuyos verdes y frondosos árboles ayudaban a mitiga también el calor. Una de las siete constructoras recién multadas por el Gobierno arrancó todos esos árboles y no resolvió con su garaje ni el problema de aparcar. Hoy, puro cemento y un bar que llega a poner 40 mesas, con el consiguiente ruido, estorbando el paso, etc.  Sí, yo también tengo que tomar diariamente antidepresivos.

 

20230512b. El papa, el ecologismo y la natalidad.

El mismo papa Francisco que dedicó su primera encíclica al ecologismo, diez (10) años después, con ocho mil millones (8.000.000.000) de personas ya en un mundo, es decir, más de tres veces más que en 1950, dijo de pasada que quizás convendría que revisar algún día el tema de la planificación familiar, afirmando en otra ocasión “que no había que reproducirse como conejos”.

Sin embargo, ahora, delante de Meloni, y como ya predicó hace pocos meses, vuelve a urgir a los italianos a que tengan más hijos. ¿Y los centenares e incluso miles de millones que hoy padecer hambre y mil miserias por la insensata predica poblacionista de su Iglesia en los últimos siglos? ¿Acaso no son seres humanos necesitados y ya adultos dispuestos a trabajar y contribuir a la prosperidad de Italia (como de EEUU, RU, Alemania, Francia y la misma España)?  ¿No resumió su doctrina Jesús en el amor al prójimo, sin distinguir -especificaría san Pablo- entre naciones o razas?

 

  1. Ecologistas de vergüenza.

La Unión Europea ha proclamado este año que sean los 15 de julio “Día de las víctimas del cambio climático”. Se esperaba, pues, que hubiera una gran manifestación con ese motivo ante el Parlamento y se pidió permiso para reunir mil quinientas (1.500) personas. De hecho, no fueron ni cien (100). Peor aún, eran sólo unos fanáticos veganos, portando sólo plantas. Las otras víctimas, animales o personas, no les movían para nada, como probaron negándose, todos, aceptar las muy variadas pancartas que anunciaban los motivos de la protesta, o incluso las banderas de la UE… porque algunas eran de plástico; como si en las manifestaciones mundiales de los ecologistas serios, como la reciente en Glasgow, no se utilizara mucho el plástico para proteger y reutilizar pancartas y banderas.

Tampoco hubo en ese vergonzoso acto ningún (0) representante de las varias asociaciones ecologistas existentes, ni siquiera de Ecologistas en Acción, de la que aún soy miembro -si no me echan por denunciar su creciente inoperancia- y cuyo presidente actual, a falta de competencia nativa, es hoy un especialista alemán. ¿Cabe una mayor prueba de la suicida insensatez de un país tan víctima ya del cambio climático, con tanto calor, sequía, desertización, etc.?  Esas y otras funestas plagas no están de vacaciones.

 

20230928ª. Los climaticidas nos atacan.

En los países con más peligro y conciencia, como España, más de la mitad de nuestra población pone el cambio climático como nuestra mayor amenaza, el tema más “caliente”. De ahí que se vaya rebelando contra ese uno por ciento que, por su explotación de recursos y ostentación personal, es culpable de la mitad de esa contaminación que producimos los ya más de 8.000 millones de personas que también vamos pesando mucho sobre los recursos de nuestro planeta.

Ese uno por ciento, auténtico climaticida y homicida, intenta ahora amordazar a quienes denuncian sus estragos utilizando sus escasos pero espectaculares medios, en defensa propia y del 99% de los ciudadanos. De ahí que incluso en el antes sensato diario Le Monde francés hay ahora largos vos artículos contra “la tentación de sabotaje” de los ecologistas, que pintan coches que cuestan más de medio millón de euros, o yates y aviones privados, auténticos crímenes hoy ya contra la Tierra y la humanidad, monumentos a la ruina de la Tierra.

En España el acoso es tal que los principales grupos ecologistas acaban de reclamar al Gobierno que pretende calificar como un tipo más de terrorismo sus espectaculares acciones para evitar el ya en parte actual desastre climático, para castigar brutalmente así a quienes, como la mayoría de la población, son conscientes de la urgente necesidad de un profundo cambio que hoy impide ese poderoso uno por ciento tan explotador de personas y recursos.

 

20260926ª. “Hemos abierto las puertas del infierno”.   

Acaba de denunciar el secretario general del la ONU, en esta su reunión anual, lo que hemos sufrido este verano, ardiente cual ninguno: “Hemos abierto las puertas del infierno”, con temperaturas sofocantes, sequía de ya tres años e incendios históricos. El ya previsto apocalipsis se está adelantando décadas, e incluso en parte ya está aquí.

Los que más destrozan el mundo, el uno por ciento de superricos, en vez de entrar en razón, aceleran el caos, poniendo su esperanza en trasladarse, ellos solos, a otro planeta, egoísmo tan feroz como irrealizable. Mientras, intentan acallar las denuncias de esta infernal situación, ridiculizando las desesperadas acciones de unos ecologistas que intentan dar la una alarma eficaz llamar sobrevivir y salvar al resto de la población de este cercano y ya tan palpable y doloroso final total.