- “El jubilado terrorista”. 5
Es frecuente encontrar titulares, en particular si se trata de quien da opiniones o realiza hechos que no gustan al periodista, en los que se identifica a su autor, como en éste de “EL JUBILADO TERRRORISTA” islámico, con una clara discriminación también por su edad, sólo como “pensionista”.
Como a otros por su color o sexo, se nos ataca así a gran parte de la población por nuestra edad, como “clase pasiva”; es decir, una pesada carga social, cuando casi todos hemos trabajado más tiempo que nadie, construido la sociedad actual y pagado de antemano nuestro, encima, obligado cese, pero que ahora no supiéramos hacer o decir sino cosas malas o tonterías, desde montar él una bomba terrorista en un dron hasta escribir 24 libros -entre ellos una titulado precisamente “El edadismo”-y esta carta a la prensa yo.
- Lo peor en el caso de Ana Obregón. 5
Lo peor en el caso de Obregón es la vulneración total y deliberada de los derechos de un hijo a tener una madre cercana y condenarlo a ser huérfano prematuro. Esperemos que ese crimen no quede sin su pronto y ejemplar castigo, para evitar su repetición. También es odiosa la especulación económica con la gestante y el dineral que la madre está sacando con su despiadado acto.
20230523ª. El racismo de Ayuso. 5
En plena campaña electoral, y aprovechando el escándalo valenciano contra un futbolista brasileño, Ayuso nos sale con que España no es racista. Tic plenamente racista ante esa y mil otras discriminaciones cotidianas, pues lo propio del racista -tras la derrota del nazismo- es negar serlo, pero “es que es gente es así”. También, ella y su equipo niegan que discriminen a los pobres, -la mal llamada aporofobia- “pero es que como los pobres son así…”. Además, añaden, son cada vez menos, es decir, más insignificantes. No hay mayor peligro para esos grupos que quienes simplemente niegan su discriminación y, por tanto, la necesidad de combatirla.
- Naufraga la humanidad. 5
Cinco multimillonarios firman arriesgar voluntariamente su vida y pagan además a un cuarto de millón de dólares por cabeza (¡!) para presumir de haber visto de cerca los restos del naufragio del Titanic. Mientras, cada día muchos, muchos más hombres y mujeres arriesgan y pierden su vida en el mar huyendo de la miseria que esos incalificables potentados podrían haber aliviado. Pero esos de pobres náufragos apenas son noticia y no se lanzan a su fácil rescate buques de distintas nacionalidades. Naufraga, pues, de hecho, en todo sentido, la humanidad.
- Míseros y miserables. 5
Hace pocas décadas España era el país más igualitario de Europa, y nos escandalizábamos al visitar a nuestros vecinos. Hoy estamos en los de la cola y cada vez huele peor.
Estos días han robado a un deportista un reloj de 300.000 euros, joya masculina de las que ya hay tantas; y tan exhibidas, que existen bandas especializadas en robarlas. Mientras, las ayudas del Gobierno a los más pobres son mínimas y se distribuyen poco y mal. Obispos y monjas se pelean en los tribunales por dinero y ambos arrojan a los más pobres de casas recibidas para obras piadosas que así hoy “administran” en provecho propio. Según los expertos, el 95% de los futbolistas millonarios no tienen problemas morales en exhibirse como propaganda de países petroleros donde impera la esclavitud de hecho.
Colaborando entre sí para reforzarse tantos miserables, cada vez tenemos más míseros, en un país silenciado, donde “se venden más periodistas que periódicos” y al lector se le prohíbe cada día más -o ya para siempre- expresar su opinión ni en unas pocas líneas, incluso en medios que presumen de democráticos y hasta de “progres”.
- Hacer respetar el minuto de silencio. 5
Pocos actos son tan llamativos por su humanidad como el minuto de silencio por los derechos humanos y la vida de otras personas. Unos indeseables acaban de interrumpirlo ahora en Barcelona cuando se celebraba en solidaridad con las víctimas del terremoto de Marruecos.
Para evitar la difusión de esa infame plaga, los presentes al acto deberían reaccionar de inmediato en defensa de su acción, arrinconando con gestos de rechazo a los abusones y gritando sin parar: “¡Fuera, fuera!”, para que no se oyeran sus palabras. Y los medios de comunicación colaborar al acto, omitiendo el mencionar el grupo a que pertenecían ni las palabras de esos impresentables. Silencio contra los que rompen un silencio solidario.
- Un presidente de vergüenza de A.I. 5
La Justicia internacional acaba de confirmar la condena a prisión de Hasél, ese pseudo cantante que invitaba a los terroristas de ETA a cometer más asesinatos. Lo que todavía no veo publicado es la destitución, ya que no ha tenido antes la vergüenza de dimitir, del presidente español de Amnistía Internacional. Aferrado al cargo desde hace un cuarto de siglo, se ha vendido, como en este caso Hasél, a los separatistas catalanes violentos, cuyos ataques de palabra y obra a los derechos humanos antes había condenado siempre A. I. Su apoyo a ese indeseable contribuyó, en Madrid mismo, como en otros lugares, a fomentar manifestaciones de protesta a su justo encarcelamiento; una de las cuales, en la Puerta del Sol, con grave disturbios.