A muchos jóvenes les parecerá una pérdida de tiempo, o incluso una insensatez, pero en nuestra “incipiente democracia”, hasta que la crisis de 2008 permitió que los ricos compraran del todo tantos medios de difusión; estos tenían una sección amplia y destacada de cartas de lectores, en la que podían expresar bien sus opiniones, incluso contradictorias, sobre economía, política, religión, etc. Todo un lío de la “funesta manía de pensar”, de la que nos está librando el nuevo orden mundial.