Que sepamos, la devastadora tormenta en Valencia ha causado ya más de doscientos muertos. Esto, por poco que se reflexione, aviva de nuevo el problema de creer en un ser que sea al mismo tiempo omnipotente y misericordioso. Al otro extremo de nuestra península, el gran terremoto de Lisboa, que mató a muchos de sus habitantes, provocó en toda Europa un movimiento que negaba que pudiera existir un ser tan contradictorio; opinión que las encuestas muestran que ya está empezando a prevalecer también en España.