Los historiadores del futuro -ya quizá de otra galaxia- quizá tengan curiosidad en saber por qué se extinguió esta desastrosa especie que presumía de ser el “homo sapiens” pero que se quedó en mero “humus”, barro, como dice el Génesis. Descubrirán que padeció una epidemia de políticos cínicos, que consiguieron convencer a sus más ciegos militantes de que no había aún peligro de su autodestrucción, de guerra entre algunos de los ya nueve países con armas nucleares.
Así, liderando a los más incautos, pudieron disfrutar un tiempo de su liderazgo, con su propio secreto lema ante esa espada de Damocles: “Comamos y bebamos que mañana la diñamos”, como de hecho ocurrió en la guerra mundial que así consiguieron animar a que otros emprendieran contra sus indefensos e incautos seguidores.