Indignado por la política de Sánchez con Marruecos, no solo voté, sino que subvencioné (las cuentas bancarias no mienten) la campaña de Y. Díaz, que -como ya temía tras sus manejos en Galicia- ha fracasado tanto en tan poco tiempo. Lo último e imperdonable, por atentar a nuestra seguridad personal, ha sido esta su oposición en el Congreso al urgente rearme que necesitamos en la UE -y más España, la que menos contribuye- para reequilibrar precisamente ese peligro de guerra y tan probable derrota nuestra, como sabe hoy cualquier persona medianamente informada, ante las amenazas de Trump y Putin. ¿Cabe más suicida (y homicida para los demás) insensatez?