Recordemos las constantes críticas a al papa por su parcialidad pro la invasión rusa a Ucrania; al extremo que tuvo que dedicar un cardenal a responder a sus acusadores. Su lar-ga enfermedad y convalecencia le están sirviendo para eludir algo su responsabilidad.
Acabo de releer, y la historia se repite, la carta de Truman a Pio XII, denunciando que, tras pasar 12 años en Alemania, impulsó un concordato con Hitler, bendijo la guerra contra los indefensos etíopes para evangelizarlos, y preparaba (en 1956) otra contra Rusia para im-poner el catolicismo, como ya Pío XI declaró que, por su Iglesia, haría un pacto con el mismo diablo.