Este domingo se inauguró la temporada de toreo en Madrid. Junto al coso, unos manifestantes contra esa “escuela de crueldad” pudieron comprobarlo personalmente, al ser ferozmente insultados, incluso con intentos de agresión, frenados sólo por la policía. Esa fero-cidad me ha hecho recordar al torero Álvaro Múnera que, en plena “faena -nunca mejor di-cho- “faena” se apartó y sentó junto al toro que, relata “no estaba atacando, estaba suplican-do por su vida /y/ “juré no volver a luchar /…/ sino contra un mundo que convierte el sufri-miento en entretenimiento”.