Con indignada sorpresa varios medios han reseñado que Canal Sur no le dedicó ni un minuto a informar del espectacular incendio de la Mezquita de Córdoba durante su transmisión de una corrida de toros; en realidad, eso es tan indignante como tristemente lógico. Ya hace casi quinientos años que se prohibió esa barbarie en varios países, tras excomulgar el Papa los toreros, por ser suicidas que exponen su vida ante morbosos “aficionados”, que van a ver si lo coge y mata el toro; y, cifras al canto, se llenan las plazas cuando muere un torero. El “respetable” (cada cual se enorgullece de lo que carece) no tiene ni un minuto en ese nuevo sangriento circo romano para preocuparse del arte, la cultura, la arquitectura y otras “tonterías” como la que estaba en juego en Córdoba.