Una denuncia tardía

Con la resonancia que le presta una publicidad bien montada, el periodista Eliseo Bayo ha publicado, con el llamativo título de «Descubro y acuso», un libro valiente (o valiente libro, disyuntiva que deberá dilucidar el lector). Las páginas de esa obra recuerdan a veces lo une se decía de Donoso Cortés, quien en un párrafo era capaz de perfilar dos veces las grandes líneas de la evolución de la Historia Universal. Muy audaz en este, sentido, E. Bayo puede con esa recurso literario establecer las más imaginativas conexiones, sin tener que molestarse a descender a mezquinos detalles de dar pruebas, establecer coherencias, etc. Así, por ejemplo, no duda ‘en revelarnos que los partidos verdes están inspirados e impulsados por los neonazis, o que Gadaffi fue llevado al poder por los servicios secretos ingleses, en conexión con la KGB, la mafia y el Vaticano (sic).

Todas estas revelaciones parciales están imaginativamente conectadas y encaminadas hacia el gran «descubrimiento» de Bayo: La conspiración judeomasónica, digo (perdonen la costumbre) la conspiración de !os hijos de la Gran Bretaña para rehacer la Cornmonwealth y reinstaurar el imperio británico. El grupo inglés, declara muy serio Bayo, planeó y lanzó las dos guerras mundiales, instauró a Hitler en el poder, impuso la guerra fría, creó la contracultura, el ecologismo y la Nueva Izquierda…

Aquí me detengo, y hago gracia del resto a mis lectores. E. Bayo me recuerda a esos mejicanos que se empeñan hoy en desenterrar y combatir al imperialismo español. Por supuesto, toda colonización deja graves secuelas; pero no menos claro es que llegan un poco tarde: «A moro muerto, gran lanzada». Esa postura es muy cómoda: y no excesivamente valiente.

No es, pues, de extrañar que esa nueva novelita en que se narran les «salidas» de ese nuevo hidalgo, E. Bayo, sean recibidas con alborozo por quienes hoy tienen la sartén por el mango. Porque Bayo no nos descubre siquiera (Norte) América, sino que se «distrae» y se empeña en descubrir y combatir de nuevo, con su invencible Armada intelectual, a Inglaterra.