20020625. Ruido de soprano incivil.
España es uno de los países más ruidosos del mundo, de los que menos cuidado tienen de la salud de los demás, de la pérdida de su calidad de vida por las tensiones y enfermedades que provocan muchos ruidos evitables. A la mayoría nos falta, en su sentido más literal y profundo, urbanidad, civi-lización, saber con-vivir en las ciudades (hace medio siglo, la mitad de la población aún vivía en zonas rurales).
Las autoridades están muy lejos de preocuparse de la salud y bienestar de los ciudadanos en ese punto. ¿Suplen al menos esa carencia los medios de difusión? Un triste ejemplo dice mucho al respecto: un diario madrileño que presume de moderno ha dedicado estos días toda una página a defender a una señorita que en una casa de apartamentos se pone a ensayar –incluso en plena hora de la siesta- a grito pelado, eso sí, de soprano, para “calentar la voz” antes de acudir a sus clases de canto; alcanzando esa “niña” de 22 años, un impacto en decibelios entre los 60 y 120, en lugar de los 30-35 permitidos por la municipalidad. Con el egotismo demasiado frecuente de una “prima donna” afirma tan fresca: “No quiero dejar de cantar porque ésta es mi casa”.
¿Cabe mayor incivilidad de esa “universitaria” y del diario que la apoya, no sólo quizá por incultura “decibélica”, sino quizá también –y esto no es menos vergonzoso- porque cree que así puede criticar la “rigidez” de la prohibición, al tratarse de viviendas familiares de la Guardia Civil? ¡Como si en el resto de hogares se debiera disfrutar de la “libertad” de perjudicar hasta ese punto a los demás! ¡Qué país!
20020717. Sida.
Visto en perspectiva, lo más positivo y esperanzador del Congreso Mundial del SIDA de Barcelona parece ser la demitificación de ciertos autoproclamados portaestandartes de la lucha contra la epidemia… que se sigue expandiendo amenazadoramente por culpa de algunas irresponsables que miran más sus intereses que la salud de todos.
Fue muy directa la denuncia de las empresas farmacéuticas, que presumen de financiar el Congreso, pero cuyos enormes beneficios económicos hacen cruel, inhumanamente inalcanzables los medicamentos para diecinueve de cada veinte enfermos del SIDA. De modo parecido se denunció a los políticos, ausentes de tan importante evento para no tener tomar las decisiones eficaces que se requieren; siendo particularmente simbólica la gran pitada a la ministra de Sanidad española, Villalobos, cesada pocos días después. Y, a pesar de que un representante de la jerarquía pretendiera presumir –como aquel noble que “hizo el hospital… y antes a los pobres”- del trabajo abnegado de algunos cristianos, también se criticó mucho la posición del Vaticano, hasta con pancartas en la sesión de clausura: “El Vaticano ayuda… al SIDA. ¡Estado laico!”.
20020729. Primeros auxilios.
“Un peatón salva la vida a un afilador con un torniquete”, conteniendo la hemorragia de su pierna, acuchillada en un accidente laboral. Este titular de prensa nos recuerda la importancia que tiene enseñar desde una edad temprana en la escuela, y reforzar después, las técnicas de los primeros auxilios que, como las nociones fundamentales de educación vial y dietética, y el saber nadar, pueden salvar tantas vidas propias y ajenas; enseñanzas a las que todavía una mentalidad abstracta impide con frecuencia que se les valore e inculque como se merecen.
20020805. Dieta payaso.
Según algunos “sabios” comentaristas, eran “cuatro chalados” los que han secuestrado estos días a un payaso de una hamburguesería McDonald, aprovechando que dicho payaso era de plástico, para protestar con ese secuestro contra los excesos de la dieta cárnica.
Todos los grandes progresos de nuestra era –la democracia, la emancipación de los esclavos, la liberación de las mujeres- comenzaron por ser ridículos (imposibles), después inmorales (irreligiosos) y al final resultó que “todos lo decían” (era de sentido común). Así, respecto a un cambio sanitario en parte semejante a este alimentario, “sesudos expertos” declararon chalados a los que en otros países se organizaban contra el tabaquismo; todavía ayer algunos denunciaban como insensatas o interesadas las denuncias judiciales contra las tabacaleras, y apenas hoy se va reconociendo como de sentido común que hay que limitar los daños de esa epidemia marrón.
En forma parecida, hay comentaristas, desinformados o presionados, que hoy consideran ridículo luchar contra la industria cárnica cuando ya en otras partes ya encontramos las denuncias judiciales, incluso colectivas, contra ella, y se va tomando conciencia que el sobrepeso es un muy serio, mortal incluso problema de salud: la mitad de la población de la Unión Europea lo padece, y más aún en Estados Unidos, donde pronto morirán más por obesidad que por tabaco. El principal culpable de ello es la industria cárnica, que ha multiplicado por cinco su producción en cincuenta años, y todavía quiere atiborrarnos de más carnes, perjudicando nuestra salud, y ocasionando la muerte de muchos más aún en el Tercer Mundo, al dedicar al engorde de ganado la mitad de la producción cerealera mundial (además de haberse convertido en la principal contaminadora del planeta y de criar en una perpetua tortura a miles de millones de animales).
Sólo una dieta mucho más sana, como la mediterránea, con bastante menos carne de la que nos inducen a ingerir, podrá mejorar nuestra salud, nuestra economía, nuestro medio ambiente, y hasta nuestra independencia política de los Estados Unidos que tiene materias primas esenciales para la actual dieta cárnica, evitando los creciente desequilibrios mundiales que favorecen guerras y otros muchos desastres.
20020917. ONCE a ruidos.
Espero que la nueva campaña contra el ruido, que nos molesta y enferma, sea de verdad, y no un mero lavado de cara ante las próximas elecciones, para que no se repita lo de otras ocasiones, en las que el Ayuntamiento de Madrid no pudo dar ni datos sobre el cumplimiento de su bando contra el ruido, ya que no había hecho literalmente nada para hacerlo efectivo.
Un hecho clamoroso que prueba esa inoperancia es la provocadora actitud pública y cotidiana de algunos vendedores de cupones que, sin el menos respeto a los que trabajamos de noche, a los enfermos, niños y ancianos, vocean a grito pelado su mercancía durante horas, estacionados delante de nuestras casas, martirizándonos con sus decibelios infringiendo las normas municipales con la mayor impunidad. ¿Hasta cuándo?
20021004. ONCE gritan.
¿Qué importan los enfermos, los niños, los ancianos, los trabajadores nocturnos, la tranquilidad a que tienen derecho todos los ciudadanos y que garantizan nuestras leyes? Por ganar unos céntimos más, algunos vendedores de lotería de la ONCE gritan a voz en cuello su mercancía durante horas frente a nuestras tan pobladas y mal aisladas habitaciones. Boicoteemos a esos mercenarios sin piedad, y denunciemos su comportamiento insolidario para con su prójimo.