Religión – 2003

20030507. Papa y paz.

      Mi santa madre se llevó un gran disgusto. Esperaba ella que el Santo Padre utilizara su visita a Aznar para intentar que se arrepintiera de ese su gran pecado de la “guerra preventiva” y desistiera de aprovecharse de él. Pero vio escandalizada que el Papa vino casi a disculparse él ante Aznar.

      La verdad es que la política, incluso religiosa, es hoy mucho más diplomática; los reyes ya no mueren al frente de sus ejércitos, (aunque algún payaso se disfrace de aviador de combate para declarar su victoria, como Bush); tampoco los jefes religiosos se atreven ya a lanzar excomuniones o interdictos, sino que, tras mucho predicar los principios que pide el pueblo y la ley de Dios, llegan a jugosos acuerdos con los de arriba. Así ahora con Aznar (¿acaso este buen hombre no decía también que estaba a favor de la paz?); dando la comunión y medallas a los que pecaron contra la libertad sin arrepentirse tampoco de ello, como Pinochet o Franco (¿no ayudaban desde su posición privilegiada a los intereses de la Iglesia?) y retratándose con ladrones que han terminado en la cárcel (no eran tan malos: daban limosnas al clero).

       Resulta muy difícil cambiar de costumbres, reconocer errores; por eso, no dudo que la buena de mi madre, procurando olvidar lo antes posible este tan gran como sincero disgusto, dentro de unas semanas –o, al menos, el año que viene- dará a los de siempre su voto en las urnas y su óbolo en su declaración de la renta.

20030507. Empápate.

                                Respecto al lema “EmPAPAte”, escogido por la diócesis de Madrid para la visita de Juan Pablo II, algunos hablan de inconsciencia; otros, menos pacientes o más afectados, casi, casi, de provocación. La verdad es que esa expresión tiene, ya en el lenguaje ordinario, más connotaciones negativas, y hasta provocadoras, que positivas. Pero lo peor es que se ha empleado esa expresión pocos días después de la Semana Santa, en la siempre cae una lluvia de astronómicamente exactas críticas contra una jerarquía eclesiástica que nos agua las vacaciones, escogiendo esa fecha por ser la de mayor probabilidad de “empaparnos”, lo que hoy es un modo perverso de hacernos inútilmente la Pascua, continuando irracionalmente la tradición aquellas sociedades agrarias en las que la lluvia impedía trabajar e impulsaba al pueblo así ocioso a la fuerza a asistir a la iglesia.

20030508. Semana lluviosa.

                           Los muchos millones de personas que han visto aguadas sus vacaciones en esta Semana Santa, como en tantos otros años, tienen derecho a conocer sus causas. Porque la elección de esas fechas no se debe a ningún motivo religioso (no sabemos ni cuando nació ni cuando murió Jesús) sino, precisamente, a que se trata del momento del ciclo lunar que proporciona una máxima probabilidad de lluvia, lo que, en una sociedad agraria, imposibilitando el trabajo en el campo, facilitaba en el pueblo asistiera a las ceremonias en las iglesias. El continuar con esa costumbre en nuestras condiciones tan distintas contribuye de modo notable a hacernos a todos la Pascua; y, de modo ya trágico, al aumento número de víctimas que la lluvia origina en el tráfico rodado, verdaderos “sacrificios humanos” de esa costumbre eclesiástica que resulta, como vemos, tan poco caritativa, es decir, tan poco cristiana, fastidiando a millones y matando incluso a algunos prójimos. Pero quizá una sociedad que todavía permite sobreviva tanta irracionalidad, incluso en el fijar el momento idóneo para sus celebraciones, no merezca mejores vacaciones, mejor destino.

20030507. Vaticano y tabaco.

                    No me lo podía creer, a pesar de haber salido en los medios de difusión, pero un amigo recién vuelto de Roma me ha confirmado haber visto las largas colas de compradores. Mientras el Vaticano, ante las ya abrumadoras evidencias científicas de su nocividad, ha prohibido hace poco fumar dentro de sus límites, sigue vendiendo a bajo precio masivamente ese veneno a los italianos, para ganar unas míseras monedas más. ¡Y todavía hay quienes se atreven a decir que honran a Jesús cuando apoyan a quienes han convertido así sacrílegamente ese Templo en una cueva de ladrones de la salud y hasta de la vida ajena!

20030510. Soto pide más multas de tráfico.                      
En una de sus muchas cartas, el señor Miguel Soto pontifica que “la” solución
contra las muertes de tráfico está sólo en la represión: más policías y más
multas. Por supuesto, los especialistas y el público saben de sobra que en los
accidentes influyen también, y mucho, otras causas, aparte de la imprudencia de
algunos.

      Entre esas causas, hay una que es responsabilidad directa de la organización a
la que –muy de acorde con su talante autoritario- pertenece ese señor… cura.
En efecto: para que los fieles acudan más a sus ceremonias, el clero coloca
cada año la Semana Santa en el momento de mayor pluviosidad; y todos sabemos
que esa pluviosidad aumenta de modo considerable el número de muertos, heridos
y mutilados en esas fechas. Por tanto, menos sermones y amenazas de castigos
(temporales, además de eternos) y más dar ejemplo; más caridad con el prójimo,
y menos poner el bienestar e incluso la vida de los demás al servicio de los
propios intereses.

20030510. Pancarta sobre el papa.
                            El idealismo de ciertos jóvenes conmueve a veces tanto…  como su inocencia o inexperiencia. Se quejaba una chica en la prensa de que la policía les retiró con malos modos la pancarta –tan difundida en los medios- que desplegaron al paso de la comitiva papal: “Excomulgar a Aznar”. La historia habría mostrado a esos jóvenes que el Vaticano ha bendecido muchas guerras, y que la excepción con Irak se debe a su cada vez mayor alianza con los países árabes, tan visible en los organismos internacionales, para oponerse a la secularización, a la pérdida de poder del catolicismo político. Sin embargo, los intereses eclesiásticos en España son tan grandes, en más de un sentido, que el Papa ha preferido hablar aquí de la paz sólo en plan abstracto, “espiritual”, y hacerse la foto –moderna variedad de fumar la pipa de la paz- con la entera familia de Aznar. Por lo demás, es obvio que nuestra “joven democracia” funciona muy poco con las mayorías absolutas, que vuelven a reconvertir –sin gran esfuerzo, dada la gran tradición existente- los cuerpos de seguridad en policía política muy contundente contra toda veleidad de libertad de expresión.

20030605. Impuesto religioso, mentira.

                                          El fin no justifica los medios. Sacar dinero con mentiras es una estafa. Así hay que denunciar la actual masiva propaganda que pide al ciudadano que asigne en el IRPF un dinero, “porque a ti no te cuesta nada”, “porque si no, se lo queda el Estado”. Como si el Estado fuera un ladrón, que en ese caso se lo llevara “en provecho propio” (¡!), y no utilizara esa parte de los impuestos para cosas necesarias. De ahí que, si nosotros sustraemos el 0,52 para una ONG o Iglesia, deberemos pagarlo con un aumento proporcional del conjunto de los impuestos.

                                         No propongo en modo alguno que no podamos o incluso debamos hacerlo, según nuestra conciencia. Pero tampoco debemos admitir esa vergonzosa mistificación.  No hay multiplicaciones “milagrosas” de los euros. Y si tuvieran fe de verdad, los responsables de esas campañas buscarían recursos sin esas vergonzosas triquiñuelas que muestran su menosprecio por el nivel mental de los posibles contribuyentes. Que no es así, lo demuestra la disminución de esas contribuciones ante escándalos como los del clero y jerarquía vascos Gescartera ya en 2001, según hemos conocido estos días.

20030608. Dios y la UE.

        Hay quienes no escarmientan con la historia, y todavía se quejan de que la Constitución europea no imponga la confesionalidad teísta, es decir, no se decida a excluir al creciente número de personas que somos laicas, no creemos en muchos ni en un solo dios, ya seamos el diez o veinte por ciento de la población: bastaría una sola para que hubiera que respetar su diferencia. Los nuevos fundamentalistas ya no intentan –no se los permite ya nuestra época- quemarnos por herejes, como en los “buenos tiempos de la Inquisición”, pero todavía se empeñan en reducirnos a ser ciudadanos de segunda, no plenamente integrables en “su” Unión europea.

       Entre estos intolerantes jeremías tenemos al que menos debería serlo por su cargo: al presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga. No sólo se ha mostrado ya hace poco juez y parte con sus gratuitas e irresponsables declaraciones “de café”, ofendiendo a nacionalidades históricas, sino que ahora vuelve a la carga en este tema, aun reconociendo que tampoco la Constitución española invoca a la divinidad “por las especiales circunstancias en las que se elaboró”, tras los feroces excesos confesionales del franquismo. Y ahora, aparte de la razón capital de no discriminar a nadie ¿no hay también “circunstancias especiales” a escala mundial? ¿No tendrá la Unión Europea que marcar distancias entre los feroces fundamentalismos del Dios monoteísmo islámico y del estadounidense, que están, con su “guerra santa” y su “cruzada” poniendo a sangre y fuego el mundo, y señalar la única vía justa de la paz, en la que se admita por igual a todos los ciudadanos sin discriminación ideológica? La plena libertad de conciencia es la única sobre la que se puede basar cualquier religiosidad digna de ese nombre, que no sea un mero instrumento político de totalitarismos de uno u otro signo.

20030612. Hostia de trigo.

                         ¿Tan voluntariamente ciegos, tan miedosos son algunos que ni esto les hará abrir los ojos? Lean, lean los Evangelios, en los que, a cada página, vemos a Jesús luchar contra los eclesiásticos de su tiempo, esos sacerdotes que escrupulosamente “cuelan un mosquito, pero se tragan un camello”, “ajustan el hombre al sábado, y no el sábado al hombre”, “ponen sobre los demás pesadas cargas que ellos no acarrean ni con un dedo”.

                          La prensa libre ha denunciado la tajante prohibición de dar un pan no de trigo incluso a quienes físicamente le hace daño grave e irreversible (los celíacos son miles en Madrid). Pero la jerarquía eclesiástica dogmatiza que la hostia no puede ser sino de trigo, que lo contrario sería “idolatría”, cuando ni se sabe si el pan de la Última Cena fue de trigo, centeno u otro origen. Y mientras cuelan para los demás ese inexistente mosquito, estos fariseos reclaman para sí enormes privilegios económicos, especulan en Gescarteras, bendicen untuosamente a terroristas en el Norte, genocidas en el Centro y maltratadores y explotadores en todas partes. Su dios, su idolatría –esta sí, auténtica y maldecida por Dios- es el dinero, el poder, y a ese becerro de oro hacen constantes sacrificios humanos de aquellos a quienes consiguen engañar o caen en las dictaduras que, aun a costa de sangrientas guerras civiles, estos perennes enemigos de la libertad y del pueblo propician para “salvar las almas”.

20030626. Religión como coartada.

Un clamoroso ejemplo más del cinismo de “los de arriba”, ahora, en primera fila, los que blasfeman pretendiendo tener el monopolio de la representación del Cielo, de Dios. Después de condenar para la galería, que se lo exigía, la guerra, el Papa tuvo el valor de venir a España, no a condenar al que la promovió aquí, sino a hacerse la foto de familia con él. Ahora le llega el premio por su (in)conducta: el mismo Aznar que con mil mentiras respaldó a muerte (de iraquíes) la “cruzada” de Bush, es también hoy el más ardiente defensor de poner a Dios en la Constitución europea (el mismo agresivo “Dios salve a América” de Bush) y el que ha decretado que la asignatura de religión, como en tiempos del franquismo, para pasar curso. Nada más discriminatorio y anticonstitucional, como tantos otros privilegios de la Iglesia, con la sacrílega e inmoral pseudocoartada de la religión.

20030629. Dios es la excusa.

 “Cuando quieras orar a Dios, dijo Jesús, enciérrate en tu cuarto, y no hagas como los fariseos, que se exhiben rezando en público”. Y “dime de lo que te enorgulleces, y te diré de lo que careces”, insisten los refranes, esos “evangelios chiquititos”. No presumen de honradez ni de patriotismo sino los que quieren utilizarlos, como la religión, de tapadera de su cubo de basura, de sus ambiciones inconfesables, de sus negocios sucios, de sus crímenes contra la humanidad. Así los integristas, como Bin Laden y ese laico reconvertido en “espada de Alá”, Sadam Hussein. Lo mismo, por el otro lado, insiste en que se invoque a Dios desde las escuelas hasta en las reuniones de su consejo de ministros el cristiano reconvertido, el fundamentalista  Bush, para intentar justificar guerra ilegítima y su cruzada mundial por el poder absoluto; y, aquí, su servidor Aznar, que refuerza estos días la asignatura de religión en la educación, y es el adalid, dispuesto a dividir también en eso la UE, en el pretender poner el nombre de Dios en la Constitución europea, orgulloso de ser un nuevo campeón de la fe, como Franco con su “cruzada”, “por el Imperio hacia Dios”.

20030703. Obispo portavoz.

                           Como “el nacionalismo se cura viajando”, el integrismo se cura estudiando; pero estudiando para saber de verdad, no para embrutecerse con un empacho de vana erudición, como con el Talmud, o con un estudio de otras creencias sólo para refutarlas, temiendo irse al infierno si por un momento se duda que en algo pudieran tener algo de aprovechable. “No es que el musulmán no dude porque es fuerte, sino que es fuerte porque no quiere dudar”, decía un filosofo francés de la Ilustración, no atreviéndose a aplicar el cuento a la religión de su propio pueblo.

                             Ahora acaban de nombrar en España como portavoz de los obispos nada menos que al representante de la Inquisición (perdón, de la Comisión de la Doctrina de la Fe: ha cambiado de nombre, como la KGB). También han cambiado, de momento, los castigos que puede ejecutar, pero la teoría implacable, tantas veces engendradora de sacrificios humanos –como en 1936-1939 y después-, sigue incólume.

                              El lema del nuevo portavoz de ese integrismo, J. A. Martínez Camino, es “El error no tiene derechos”. Se comprende, pues, que se haya ganado a pulso ese empleo, porque apenas cabe concebir una mayor ni más ciega intolerancia. Porque ni el error, ni la verdad existen, por lo que mal pudieran tener derechos. Sólo existimos, ojalá algún día se enteren esos integristas, las personas, todas con mezcla de verdades y errores; incluidas, por supuesto, las personalidades de la jerarquía católica, que han sostenido doctrinas radicalmente opuestas en distintas épocas sobre temas tales como la existencia de brujas o la licitud del préstamo a interés, la esclavitud, la pena de muerte o el aborto. Con esos portavoces de la intolerancia y del fanatismo ¡qué Dios nos coja confesados!

20030910. Pedófilos.

                                Es verdad que eso se casa difícilmente con el mandato de Jesús de confiar en la Providencia, que cuida de los lirios del campo, y de no preocuparnos por el día de mañana. Pero, seamos realistas, también hay que modernizarse… y escarmentar en cabeza ajena. Así proliferan ahora los obispos que suscriben costosas pólizas de seguros para pagar indemnizaciones por los curas pedófilos tan torpes que no consigan ocultar sus torpezas; como en la diócesis de Boston, que acaba de pactar el pagar 85 millones de dólares (unos mil quinientos millones de pesetas) para indemnizar a las más de quinientas demandas al respecto.

                               Algunos opinan que sería más barato y sano tener un código sexual más natural, porque “quien quiere hacer el ángel, hace el bestia” (Pascal). Y hasta el mismo Papa actual reconoce que los curas acabarán casándose, aunque él personalmente no quiera ser el que se baje del burro y lo permita, aunque esos escrúpulos no contribuyan a combatir la pedofilia.   Aparte de ello, y mientras se soluciona de raíz el problema, habría que ser honestos, al menos en las cuentas. Ya se ha pedido el poner un cepillo de limosnas para quienes quisieran dar más dinero y confían en la Providencia para que multiplique su óbolo con medios tan especulativos y milagrosos como Gescartera. En modo parecido, habría también que poner otro recipiente para quienes realmente quieran ejercer la misericordiosa obra de reparar los desaguisados de esos clérigos pecadores, sin tener que desviar para esas millonarias indemnizaciones las limosnas que la gran mayoría de los fieles creen ingenuamente dar para el culto.

20030916. Martirio.

                                El primero y peor de los pecados, el pecado de los ángeles, dice la misma Iglesia, es la soberbia. No hay nadie que sea el mejor, el imprescindible, como creen tantos dictadores que “se sacrifican” hasta morir de vejez aferrados al sillón de mando. Pésimo ejemplo para todos ellos es de un obviamente incapacitado Juan Pablo II. Su “meritorio martirio”, como pretende disfrazar tan lamentable situación un servil entorno vaticano, que espera sacar provecho hasta el final de su agonía, ha sido siempre condenado por la Iglesia católica, como un presuntuoso tentar a Dios que es, al igual que cualquier otra búsqueda voluntaria del martirio. Porque el Papa podría, renunciando, -en el supuesto de que su incapacidad no le impida ya incluso el tener conciencia de su estado real y, sobre todo, tener la energía suficiente para tomar la decisión adecuada- evitar esos sufrimientos añadidos que le suponen seguir en su cargo, única posición racional, como prueba el mismo hecho de que la Iglesia considere que después de los 80 años, incluso con buena salud, los cardenales están inhabilitados hasta para votar, elegir un nuevo Papa.

                                 Carente hoy la Iglesia, de hecho, de un jefe sano, eficaz, actualizado, esta situación perjudica no sólo a los católicos, sino a los muchos más que, voluntaria o involuntariamente, por activa o por pasiva, recibimos una múltiple y fuerte influencia de dicha organización.

20030921. Galileo aterrorizado.

                                  Creyendo que eso va a mejorar su imagen, han “descubierto” ahora que Galileo no se desdijo de sus descubrimientos científicos por miedo a los tormentos de la Inquisición, sino a condenarse así al infierno. Pero, ¿hay tormento mayor, más permanente e inaguantable, que el inculcar a los demás, desde su más tierna infancia, la existencia de un seguro castigo eterno, con los máximos dolores físicos y psíquicos, si no se cumplen perfectamente mil normas, algunas tan discutibles, y ya cambiadas o caídas en desuso, como el no comer antes de comulgar, el prestar dinero con intereses, o no ir a una corrida de toros, entre tantos otros antiguos “pecados mortales”? 

                                     Puesto que ellos no son capaces de adaptarse  por propia voluntad a un mundo más sano y equilibrado, esperemos que, como en el caso de los clérigos pederastas, algún juez admita pronto las demandas contra el chantaje y terrorismo psíquico de quienes tanto dañaron nuestra niñez y juventud con aquellas sádicas amenazas contra nuestra naturaleza, como el mirar a una mujer con deseo; célibes profesionales que fomentaron con manipulaciones y falsedades  toda clase de deformaciones psíquicas, que la madurez puede haber suavizado en algunos, pero sin poder borrar los sufrimientos y múltiples  secuelas, conscientes o inconscientes, que han dejado en todos los que hemos sido sus víctimas.

20031007. Vaticano maltrata al papa.

                           Estoy muy indignado. Habría que llevarlos ante los tribunales internacionales. Nada más evidente, ni por tanto más nocivo, que el pésimo ejemplo que está dando al mundo entero esa camarilla que ya hace tiempo maltrata a un anciano tan inválido, arrastrándole por todas partes, manipulándole, chantajeándole  con el mito de ser necesario, cuando en realidad, como todo el que no es Dios, sólo es imprescindible para esos intrigantes, que ven peligrar sus privilegiados empleos el día que él les falte. Nada más contrario a la caridad y desprendimiento inculcado en cada página del Evangelio, tras el que en vano pretenden encubrir sus mezquinos intereses, que esa despiadada conducta de los burócratas del Vaticano.

20031018. Sillón del papa.

                             “A quien madruga, Dios le ayude” decía el refrán, expresión del sentido común popular. Después, un ambicioso o avaricioso “listo” intentó santificar su desviación, santificándola, modificando el proverbio para hacerle decir lo de “Dios le ayuda”, haciendo así a la divinidad cómplice de lo antinatural y excesivo. Porque lo natural, lo sano, lo sensato, es levantarse por la mañana; y sólo el que tiene una emergencia, o va con malas intenciones, se levanta de madrugada, hace un “madrugón”, expresión peyorativa que se conserva también en la calificación negativa del “listo” que hace trampa, “madruga” al prójimo de buena fe.

                               No debe pedir una ayuda especial a Dios, ni al prójimo, el que actúa de modo normal, no excesivo. Lo contrario es tentar a Dios, y al prójimo, que como dice otra expresión popular, “quiere ser hermano, pero no primo”, teniendo que hacer, sin razones justificadas, el trabajo profesional de otro. La Iglesia católica ha regulado el trabajo natural de sus pastores, y no les permite que sigan ejerciendo después de los 75 años; y, tras los 80, no deja ni a los mismos Cardenales ni el mover un dedo, ni para señalar, elegir a un Papa. No teniendo, por ser Papa, más fuerzas físicas que los demás –menos, por los achaques específicos que de hecho padece- no es correcto el que el actual obispo de Roma se empeñe en seguir en un cargo pastoral aún más pesado que el de los demás obispos, y pida una ayuda extraordinaria para realizarla, como acaba de hacer ahora C. Woytila. Eso no es razonable, y por lo tanto no puede ser bueno. La fe va más allá de la razón, pero nunca contra ella, al contrario de la credulidad y el servilismo de quienes apoyan ese aferrarse tan irracionalmente al sillón.

20031216. Vaticano anti Jesús.

                                   Lo realmente noticioso no son las cuatro verdades que la cantante estadounidense Lauryn Hill ha recordado en Roma a los burócratas vaticanos, sino la enorme ignorancia que tienen los que se escandalizan de sus declaraciones, demostrando no haber leído ni por encima los Evangelios. En ellos, negro sobre blanco, Jesús nos advierte una y mil veces, con toda claridad, contra quienes se ponen a rezar largas oraciones en público, vestidos de blanco para simular –“sepulcros blanqueados”- la inocencia, y se hacen llamar buenos (cuando “sólo Dios es bueno”), padres (cuando “uno es vuestro Padre, que está en los cielos”), administran en  provecho propio los bienes de viudas y huérfanos, cuelan para que no pase un mosquito y se tragan un camello, lapidan a la adúltera mientras que entre ellos se perdonan hasta la pedofilia, ponen sobre los demás pesadas cargas que ellos –célibes masculinos-  no cargan ni con un dedo (desde el matrimonio indisoluble hasta el aborto), someten, con los tormentos de la Pasión, de la Inquisición, del Estado confesional, -o  incluso de las pías sociedades secretas cuando no pueden oprimir más- el hombre al sábado, a los ritos,  y no el sábado al hombre; consuelan al esclavo y pobre en beneficio del esclavista y explotador; y bendicen para medrar las más sanguinarias cruzadas y guerras santas “religiosas” de todo tipo, cuando Jesús pide a Pedro meter la espada en la vaina, porque el que a hierro mata a hierro muere, etcétera, etcétera. Los fariseos de siempre siguen triunfando hoy, bajo blanca capa del Santo Padre, desde imponentes palacios y –en cuanto todavía pueden- un Estado y reino de este mundo, en nombre de Dios y, ahora también, como no, de Jesús de Nazaret, por más que éste afirmara también solemnemente que su reino no era de este mundo y que no había que atesorar riquezas sino en el Cielo.

20031223. Cristianismo feroz.

Sobre las feroces maneras con las que el cristianismo fue impuesto, tenemos en España una mucho más larga y dolorosa experiencia aún que en América, desde hace milenios y hasta nuestros días. Pero eso no debe cegarnos hasta el punto de olvidar la imposición feroz de otras de otras ideologías politico-religiosas, en ocasiones aún más sangrientas que la cristiana, como fue el caso de la azteca en grado máximo, y de los demás imperialismos culturales, de los que el inca fue el más importante, impuesto a sangre y fuego en Suramérica. Sólo la justa inamadversión hacia ese y otros imperialismos explica la fácil conquista americana del nuevo imperio español… y después, a su manera, el estadounidense. Lo sano y progresivo no es, pues, restaurar fantasmas de antiguas creencias, ligados a sistemas agrícolas del pasado, sino liberarse de todos los mitos y supersticiones de cualquier tipo del pasado y emprender una convivencia ciudadana laica, no ligada a ideologías trasnochadas de un pasado (felizmente) irrecuperable.  Enviado a Suramérica

20031223. Revilla traidor.
                                   Érase una vez un cura párroco que se cansó de echar sermones en una iglesia semivacía, tomó la pluma, y se puso a escribir cartas a la prensa sobre temas de religión y moral. Nada habría que objetar a esto en un país democrático… si él no ocultara ahí cuidadosamente sus intereses profesionales, no firmando como clérigo, en un juego tan poco limpio como el de que escribiera sobre temas económicos y laborales disimulando su condición de representante pagado de la patronal. Y no termina ahí la historia: porque, con el pasar de los años y las miles de cartas enviadas, día tras día, desde su parroquia de Alcorcón, visto el poco éxito obtenido con esos temas, aburrido de sí mismo, este señor… cura se ha puesto a opinar sobre temas más candentes, incluso atropellando la ideología y principios morales que de ese modo solapado había defendido hasta entonces.

                                      Ahora, por ejemplo, no duda en emplear su tiempo y energías en recomendarnos encarecida y desinteresadamente que acudamos a ver una superproducción estadounidense, con “una batalla apocalíptica, de media hora de duración, con más de 200.000 guerreros. Ni un solo instante decrecen la emoción, el interés y el asombro del espectador” (EL CORREO, 19 de diciembre 2003). Tampoco es pequeño el asombro del lector ante un representante oficial del Maestro que se muestra tan entusiasmado ante una violencia que Jesús condenó incluso cuando se trataba de la que Sus partidarios querían emplear para defender Su vida. Esa conducta del señor Rivilla Sanmartín sí que es “apocalíptica”, manifestadora de los “últimos tiempos” de un “cristianismo” que nominalmente dice aún representar.

                                       Ya puesto a traicionar el mensaje evangélico, este sacerdote no  tiene empacho en dejar aparcado a Quien mandó a sus discípulos que pusieran paz entre sus hermanos, que no condenaran a su prójimo ni acudieran a los tribunales, y toma partido político en favor del Gobierno de turno –que, eso sí, le da de comer, anticonstitucionalmente, a costa de todos los españoles, con desgravaciones e impuestos “religiosos”- arremetiendo sin piedad, como en la feroz batalla de película que tanto le entusiasma,  contra los representantes políticos de la mayoría de los ciudadanos, que en el Parlamento se han opuesto enérgicamente, no pudiendo hacerlo por las vías ordinarias, hurtadas por el poder, a esa manera injusta de condenar… un Plan Ibarretxe, por equivocado e incluso injusto que podamos considerarlo; como yo, que me he manifestado contra él en las calles de San Sebastián.