20020103. Papa soberbio.
El orgullo, dice la teología católica, es lo que convirtió al jefe de los ángeles en el diablo Lucifer. Tentando a Dios, pidiéndole un milagro, por creerse soberbiamente el mejor, insustituible, el Papa acaba de exigirle de nuevo en vano que Él le dé “la fuerza para continuar” en un cargo que ni la edad ni sus achaques visiblemente le permiten cumplir a conciencia, perjudicando así mucho a la Iglesia y, con ella, al mundo entero. Por eso todos debemos denunciar ese desorden, por más que protesten los serviles interesados de siempre. ¡Qué triste ejemplo de orgullo, ese aferrarse al sillón hasta morir! Todos los extremos son malos y, como decía Pascal, “quien quiere hacer el ángel, hace el irracional”.
20020117. Ocaso de Alandar.
Me he quedado de mármol cuando, al abrir la revista, me he encontrado, en lugar de la habitual serie de cartas de los lectores, una simple “Carta de la Directora” (así, con Mayúscula), Charo Mármol. ¿Es que, contra la idea fundamental que anima(ba?) ALANDAR, vosotros creéis ahora que el que está en la cúpula debe ser el único que puede hablar? ¿O bien desconfían y os han abandonado hasta ese punto los lectores? En todo caso, triste ocaso, pésima señal.
20020122. Clero corrupto.
El Arzobispado de Valladolid, presunto principal colaborador de Gescartera en engañar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y cuyo gerente ha sido ya condenado por corrupción, ha llegado a negarse a dar sus cuentas a la jueza de Gescartera, amparándose en el Concordato con el Vaticano.
Escudándose también en el Concordato, los obispos despiden por motivos ideológicos a profesores pagados por el Estado, contra la Constitución, según ha reconocido otro juez. Las organizaciones eclesiásticas están asimismo “dispensadas” de rendir cuentas del dinero que han recibido del Estado. Como le dijo un valiente periodista, acabando así con su hipócrita campaña moralizante, a un senador estadounidense McCarthy corrupto y de vida desordenada, (lo que no tiene nada que ver, por supuesto, con la conducta de algunos clérigos, quizá, incluso de la mayoría): – “A usted, de verdad, lo que hace, ¿no le da vergüenza?”.
20020128. Religiones y paz.
Me parece estupendo que los dirigentes de distintas religiones se hayan reunido en Asís para afirmar su compromiso con la paz. Porque de lo contrario, no va a quedar ni Dios, según Le dibujaba un humorista nuestro, exclamando al contemplar desde el cielo el actual panorama de guerras santas y cruzadas: -“¡Me borro de todas las religiones!”
Sin embargo, para que estas resoluciones por la paz sean creíbles, y no una mera propaganda para la galería, como otras veces, esos dirigentes religiosos deben tomar de inmediato medidas serias. Empezando por una revisión drástica de la imaginería y vocabulario religiosos favorables al racismo y belicismo. En España, en concreto, baste citar al “Santiago Matamoros” o a un fabuloso “San Jorge”, entre mil otros; y, por supuesto, no seguir canonizando a “mártires de la Cruzada”. Y en el ámbito internacional, los realmente partidarios de la paz deben boicotear -militar, política y económicamente- a cuantos siguen utilizando la religión como letal arma política, ofreciendo sacrificios humanos en nombre de las o cual tendencia cristiana (Irlanda, hoy mismo) islámica, hinduísta o judía. “Obras son amores, que no buenas razones”.
20020130. La Iglesia abusa.
Cuando. para despedir a un profesor, un juez hace prevalecer sobre el derecho fundamental a la libertad de opinión, garantizada por la Constitución, el acuerdo pactado con el Vaticano ¿qué idea demuestra tener de la justicia?
Cuando un gobierno exime de la obligación de la transparencia contable exigida a todas las organizaciones que reciben subvenciones estatales a aquellas asociaciones que son propiedad de la Iglesia católica ¿qué noción tiene de la democracia?
Cuando una organización se aprovecha de su poder para saltarse los controles de equidad y democracia ¿cómo puede tener el valor de presentarse a sí misma como ejemplo de ética y de respeto –incluso amor- al prójimo? La fe estará más allá del raciocinio, pero quienes creen en cosas contra la razón demuestran tener una tan infundada como peligrosa –para todos- credulidad.
20020204. Un cura gay.
Hay un caliente debate, en el público e incluso entre obispos, en torno al sacerdote que se ha declarado homosexual practicante. Distingamos, única manera de no confundir los argumentos.
Unos dicen, con razón, que hay que cumplir los compromisos contraídos. Otros, con no menos razón, que por supuesto, pero sólo si se han aceptado sin excesivas presiones y con plena capacidad intelectual y, en casos como este, plena madurez corporal y sentimental, que se consiguen en edades muy diferentes, como habrá que discernir en cada caso. Es obvio que de suyo no son meritorias todas las formas de actuar conforme a la naturaleza (una violación, por ejemplo), ni de abstenerse (por orgullo, masoquismo, etcétera).
Unos, católicos “liberales”, están con ese clérigo, creyendo que la Iglesia puede abrirse de verdad a los gays; es decir, a los homosexuales practicantes. Otros, contrarios al catolicismo, consideran que esa actitud es ilógica y constituye una fraudulenta propaganda de posible mejora en esa religión. También consideran ilógica esa actitud los católicos más tradicionales, que le piden deje su cargo clerical o su practica homosexual; o, por lo menos, como el comentarista de un diario capitalino, que disimule y deje vivir tranquilos en sus ilusiones a los fieles; postura que tampoco deja de tener alguna razón –“pecado callado, medio perdonado”-, si bien sea menos popular, más tenida hoy por pura hipocresía.
Que quien propone esta opción de disimular, el señor J. M. de Prada, no disimule, sino que muestre una total falta de respeto al “cura Mantero”, tachándole de ignorante, “chusco y despreciable” por no ocultar su problema, como lo hacía el cura Manuel Bueno de la novela de Unamuno, no ayuda a hacer aceptable su opción. Tampoco contribuye, si no es negativamente, a encontrar soluciones que estén de acuerdo con nuestro principal valor ético: el respeto a los demás, el “amar al prójimo como a sí mismo”, norma moral fundamental del cristianismo y de las demás religiones dignas de ese nombre, lo que parecen haber olvidado esos integristas fariseos, que todavía hoy se empeñan en salvar el mundo crucificando a quienes no piensen como ellos.
20020204. Homosexualidad del clero.
“Aunque expulses a la naturaleza con un tridente, volverá al galope”, observó Horacio. O “quien quiere hacer el ángel, hace el bestia”, en palabras de Pascal. Con un mínimo de pragmatismo, conscientes de lo irrealizable de su utopía, los puritanos ponían como virtudes principales “guardar las formas”, tener vergüenza, disimular, mentir. Y, como el peor mal, el armar escándalo, la desvergüenza, la “poco refinada” sinceridad. Y mucho puritanismo queda en las organizaciones más tradicionalistas, como la Iglesia. De ahí el mayúsculo escándalo que provocó al casarse, y con rito ajeno, el obispo Milingo. Y ahora, al reconocer públicamente que practica el sexo y homosexualmente, el sacerdote Mantero.
Esto último es particularmente dañino para el orden propio de la Iglesia católica, dado que el “material” que ella emplea es de lo más inflamable. Porque sus sacerdotes son forzosamente todos varones. Conviven esos sacerdotes sólo con varones (o con mujeres tan… tridentinas que no puedan razonablemente atraerles). Y hasta deben enamorarse de un Dios sólo masculino (cuando se tradujo lo del Santo Espíritu al griego, donde la palabra es femenina, se armó la marimorena). Tras fomentar esa cultura de exaltación de un sólo sexo, e incluso de milenario menosprecio del otro, la Iglesia pretende que no haya tendencias homosexuales, exigiendo así un milagro que, de ordinario, sólo los neutros o los muy masoquistas podrán cumplir adecuadamente.
20020204. Duplicidad del papa.
¿Cómo aguantar tamaña duplicidad? Un día se presenta disfrazado de arriba abajo de blanco, como inmaculada paloma de paz, rezando con otros jefes religiosos por la paz del mundo; pero al día siguiente, vuelto a casa, exhorta a los jueces de su religión a que se nieguen a aplicar leyes como la del divorcio, es decir, a que prevariquen y provoquen de nuevo el enfrentamiento civil entre los integristas y los demás ciudadanos. Y sigue, con fanático entusiasmo, hurgando en las trágicas heridas de nuestra última guerra civil, canonizando, a pesar del tiempo pasado, a más “mártires” de la “maldad satánica” del bando contrario que ningún otro Papa.
¿Cómo pueden dormir tranquilos quienes apoyan a quien realiza tan inmoral y nefasta labor de promotor de división y odio, lo más contrario a la fraternidad predicada por el cristianismo, sembrando una venenosa cizaña que tantas veces, como en nuestra historia reciente, no se ha detenido, sino que incluso ha exaltado el fratricidio? Y todavía habrá integristas tan ciegos que crean e incluso proclamen que lo intolerable y punible no son esos hechos, sino nuestra denuncia de los mismos.
20020206. Gescartera cristiana.
Los que más han cambiado la historia son… los historiadores; en especial, algunos bien remunerados, o infiltrados en ese ramo del saber para imponer sus peculiares fanatismos. Si los hechos no se ajustan a sus ideologías, como decía el filósofo Hegel, ¡tanto peor para la realidad! Así nos vienen hoy con la historia de que la mejor defensa del matrimonio y de la familia es una institución que desde sus orígenes, de palabra y obra, siempre se vanaglorió (y aún lo hace, con más discreción, en los cenáculos para “selectos”) de menospreciar a “la tropa” de los casados, y su “animal” fecundidad; y se disfraza ahora de “Pro-Vida” a la institución inductora interesada de tantas guerras y cruzadas, defensora hasta ayer de la pena de muerte, la de los “predicadores de la muerte”, desde san Pablo y san Agustín hasta santa Teresa y tantos beatos contemporáneos. No sería nada extraño, pues, como insinúa ya humorísticamente Martín Morales, que las historias del día de mañana incluyeran la piadosa leyenda de que el caso Gescartera fue un cristianísimo triunfo del evangélico: “-Ven, deja invertido en Gescartera todo lo que tienes, y sígueme”.
20020220. Velo de monja.
Curioso modo de practicar el amor al prójimo, la caridad cristiana, la de esa monja, con un velo en la cabeza, que niega la hospitalidad en su colegio a una niña con velo… islámico. Reduciéndonos “sólo” a lo que pide la razón y la justicia, no cabe más antológica ni triste aplicación de la ley del embudo. Y si, por añadidura, quien da esa clase “magistral” de intolerancia e injusticia está recibiendo al mismo tiempo dinero de todos, en un colegio concertado, para dar una educación cívica, y encima el Gobierno le da la razón y envía la niña a otro colegio, entonces es que estamos en la típica España del caciquismo, empezando por el omnipresente y perdurable de los eclesiásticos.
20020301. Curas de Medinaceli.
“Dios no tiene necesidad de nuestras mentiras”, escribía indignado en su epístola el Apóstol Pablo de Tarso. Ni siquiera la de pretender que son un cuarto de millón las personas que acuden el primer viernes de marzo a besar la estatua del llamado Cristo de Medinaceli, cuando un minucioso cálculo reduce esa cifra a la décima parte; y, lo que es aún mucho más importante, en lo cualitativo, cuando ese rito a una determinada efigie y a fecha fija tiene muy poco que ver con el Evangelio, y mucho con ritos supersticiosos.
Claro está que esos ritos sí que son muy útiles para aumentar la influencia y beneficios de los “nuevos” sacerdotes, escribas y fariseos, que han añadido a su antigua clásica doblez la de proclamarse hoy “cristianos”, y cuyas “piadosas mentiras” y leyendas constituyen el más directo precedente de la oficina de intoxicación informativa que descaradamente proponía estos días para su “cruzada” un Pentágono cada vez más agresivo y depredador.
20020311. Isabel la Católica.
¿Cabe mayor valor? Por una mayoría aplastante –nunca mejor dicho- la Conferencia Episcopal ha decidido proponernos “para imitar sus virtudes” a quien extendió la Inquisición en España, expulsó a los judíos y a los musulmanes, y oprimió –entre otras cosas- los derechos de las autonomías “periféricas”, la reina Isabel la católica. Y encima, a quienes denunciamos esto nos critican por juzgar el pasado con criterios contemporáneos, cuando son ellos los que intentan resucitar y poner como modelo –no otra cosa es el canonizar- a ese dechado de intolerancia e integrismo religioso, ese Hitler con faldas, como se le ha llamado.
No menos cínico es, como hace Cesar Alonso de los Ríos (en un diario madrileño que calificó a Hitler de héroe de la Cristiandad el día de su muerte), negar a quien no es católico el derecho de protestar por ese renacer del fanatismo. Todavía somos muchos quienes tuvimos que padecer en carne propia el expolio, expulsión o prisión en nombre de la última cruzada católica, habiendo perecido por culpa de ella tantos y tantos miles de españoles. Ante esta nueva y descarada agresión, lo menos que deberían hacer los católicos que se nieguen a prostituir su religión con la política y rechacen la violencia es manifestarse pública y multitudinariamente contra esos jerarcas tan antievangélicos y boicotear sus fuentes de financiación.
20020311. Justicia por mi madre.
Pido justicia por la muerte de mi madre. Después de tres hijos y cincuenta (50) años de matrimonio, éste fue declarado –mediante pagos millonarios- “nulo” por la Iglesia católica, “porque ella no estaba preparada para casarse”. Mi madre consintió ese inmoral chanchullo para que mi padre pudiera casarse por la Iglesia con la otra mujer con la que convivía, y así “salvar su alma”. Fue la misma razón-chantaje con la que el clero había impedido durante decenios una solución más sensata, convirtiendo su vida, la de mi padre y la de nosotros, sus hijos, en un infierno. El tenernos así “en ascuas”, condenados, permitía a los clérigos “consolarnos”, influir muy provechosamente (para ellos) en nuestras vidas. Pero al proclamar cínicamente nulo el lazo dolorosísimo que durante decenios le había ordenado irracionalmente mantener, la Iglesia hundió psíquicamente a mi madre, que no pudo sobrevivir a tanta traición y poco después murió.
El Papa se ha quejado de la “facilidad” –millones aparte- con la que los tribunales eclesiásticos conceden la nulidad matrimonial. Esta protesta demuestra un gran “valor” por parte del Pontífice, porque esos tribunales dependen totalmente de su “santa” voluntad. Y mientras, anatematiza, como hace poco, a los abogados y jueces que puedan hacer competencia a ese tan rentable negocio, actuando en los más baratos -y, en general, mucho más justos- divorcios civiles. Como también estos días hace propagandistas oraciones por la paz mundial con otros dirigentes religiosos, mientras sigue canonizando como puramente inocentes víctimas de una maldad satánica del otro bando a los “mártires” de una de las facciones de la guerra civil 1936-1939. También otros sacerdotes del templo, disfrazados de un blanco inmaculado y aplaudidos por grupos marginales manipulados que los tenían por muy religiosos consiguieron crucificar a Jesús, como después estos a mi madre. Poco hemos avanzado en nuestra lucha por la moralidad, por un mundo más ético, ante esa proliferación de nuevas generaciones y avatares de los sempiternos fariseos.
20020311. Semana Santa coherente.
Por coherencia lógica y para mayor satisfacción de casi todos, yo pediría a quienes hoy organizan la Semana Santa una profunda revisión de la misma. Porque al pasar de los años y de los siglos se ha convertido en algo que no sólo no tiene nada que ver, sino que en muchos de sus aspectos es directamente contrario al mensaje de las Bienaventuranzas y a las constantes advertencias de Jesús contra las ostentaciones pseudopiadosas de los fariseos. Hágase, pues, una Semana realmente Santa, realmente cristiana, no para lucimiento de cuatro sacerdotes, escribas y fariseos, junto con los mercaderes del templo. Si no, mejor sería transformarla explícitamente, como en Uruguay, en Semana del Turismo, y buscar otras diversiones más sanas y satisfactorias que esa sacrílega parodia del Evangelio.
20020401. Lesionados divinos.
Orgullosos de su gran religiosidad, ciertos hindúes miran con menosprecio a los descreídos occidentales, que no sabemos valorar el sublime gesto de fervor de quienes se arrojan la carroza de su diosa, sufriendo por su amor graves lesiones e incluso la muerte. En vano les responderemos nosotros que “no puede ser bueno lo que no es razonable”, porque todavía no predicamos con el ejemplo, y tenemos aquí, como acabamos de ver en nuestra Semana Santa, a miles de costaleros de sus pasos someterse “por Dios” (¡!) a insanos excesos que provocan lesiones, incluso irreversibles, de columna y otros órganos.
También nuestros integristas miran con menosprecio a quienes sugieren emplear “impías” ruedas, o a los se atreven a ir a la raíz del problema y denunciar que Jesús proclamó explícitamente: “Misericordia quiero, y no sacrificios”; este principio cristiano condena directamente prácticas inhumanas –incluso contra sí mismo- como la de estos talibanes occidentales, que tan descaradamente enmiendan la plana al Maestro, del que tan pretenciosa como falsamente se proclaman distinguidos discípulos. ¿Aprenderán un día a utilizar la cabeza para seguir razonablemente a Jesús, y no para sostener –hasta embrutecerse así más y más- las imágenes que ellos han forjado, contra las más explícitas normas evangélicas?
20020409. Dimitir.
Es difícil encontrar un artículo más ponderado sobre el tema que el del jesuita Juan García, “¿Deben renunciar los Papas?”, publicado en el ABC. Tras recordar que el mismo Derecho Canónico admite esa posibilidad, y que varios Papas han dimitido a lo largo de la historia, el autor cita la obligación que ya tienen los obispos de presentar su renuncia a los 75 años, preguntándose si no sería prudente extender la medida al obispo de Roma. Y si los Cardenales no pueden ni siquiera elegir Papa a los 80 años ¿no sería razonable pensar que menos aún pudieran ejercer ese cargo a esa edad? El amor a la Iglesia, termina el jesuita, puede ejercerse de diversos modos.
Estas prudentes reflexiones, por desgracia, no parecen caer en terreno abonado. Los obvios intereses, no siempre santos, de la Curia, van en sentido contrario, y una fuerte tradición se enfrenta aún a esa sana limitación en el cargo, incluso cuando a los 82 años que cumplirá en mayo del 2002 el Papa se une su mala salud, que parece exigir un perpetuo milagro, en un perpetuo tentar a la Providencia para poder ejercer las funciones de su cargo. En este sentido, es tan reveladora como lamentable la respuesta que Juan Pablo II dio, según acaba de revelar el cardenal Medina, a quien le preguntó por qué seguía en su cargo a pesar de su tan deteriorada situación física: “-Porque Jesús no ha bajado de la Cruz”. Sólo Cristo, sólo Dios es único e insustituible; ponerse en su lugar indica un fallo, ya moral, ya psíquico -un desliz senil- que no hacen, cada uno a su manera, sino reafirmar la conveniencia de poner límites razonables al tiempo para ejercer el cargo de obispo de Roma.
20020411. Monoteísmo feroz.
Hay que ser serios, ir a la raíz de los problemas. No se puede cambiar la historia, mejorando nuestro futuro, sin revisar los mitos creados por los historiados, que han exaltado a personajes y comportamientos que llevaron durante siglos a conflictos aún sangrantes. Por ejemplo, unos Reyes Católicos que arrasaron las libertades regionales, instauraron la Inquisición religioso-política, expulsaron a judíos y musulmanes, y a los que, cinco siglos después, todavía ayer Franco y hoy la Iglesia católica -con la gravedad añadida que supone ese arcaísmo- disfrazan de modelos, como en realidad lo son, pero de crear un valle de lágrima en que prosperen los salvadores de la patria y los consoladores espirituales, quienes por su propio asocial interés los ensalzan.
En esa revisión de la historia, en ese ir el fondo, hay que recordar que “nada cambia mientras no se cambia de dioses”. En concreto, el actualísimo conflicto en Oriente no es sino la prolongación de una milenaria y feroz lucha en toda la región y también en todo Occidente, que continuará allí y aquí mientras no tomemos conciencia de la raíz última del conflicto, más allá de un importante pero coyuntural hecho político o económico; porque lo que más ha fomentado esas milenarias guerras santas, cruzadas, etcétera ha sido el omnipresente integrismo e intolerancia religiosa, subyacente en diverso pero muy eficaz modo, según los momentos y facciones, a todos los bandos. En particular, el monoteísmo excluyente, de donde han surgido tantos fascismos de tan distintos como siniestros resultados. Quizá las nuevas investigaciones, que hoy colocan al faraón monoteísta Akenatón al nivel “de Hitler y Stalin”, según dice estos días un titular de prensa, puedan ayudar a despertar a algunos que, lejos de tener conciencia del problema, todavía se atreven a creer y proclamar -contra toda lógica interna y una experiencia milenaria- que el ser monoteístas puede ayudar a fomentar la paz entre judíos, musulmanes y cristianos.
20020418. Iglesia adaptada.
Contra lo que algunos piensan, a lo largo de la historia, como es lógico, la Iglesia se ha ido adaptando –incluso más de la cuenta, o demasiado tiempo- a las circunstancias, no sin traumas e incluso cismas. Ya los Hechos de los Apóstoles recogen con desarmante sinceridad las peleas entre los apóstoles que querían restringir la Iglesia a sólo los judíos, o, al menos, obligar a judaizar a los conversos, como Pedro, y los más universalistas, como Pablo. También costó mucho encontrar una traducción griega a su doctrina (¡qué escándalo: el Santo Espíritu, Dios, era de género femenino en ese idioma!) y después al latín, adaptación esta última tan fuerte que todavía los que somos mayores tuvimos que oír -muchos siglos después de ser el latín una lengua muerta-, la Misa en ese idioma. También se adaptó incluso demasiado la Iglesia a lo que parece más contrario a su esencia pacífica, con las Ordenes militares, bendición de los ejércitos, etcétera. Su originario igualitarismo espiritual se adaptó asimismo al feudalismo y la monarquía, hasta el punto que hoy día el arzobispo de Barcelona tiene el valor de acusar a los sacerdotes de Gerona que piden más democracia en la Iglesia de querer “minarla” y de estar “desviados” ¡Como si los cristianos primitivos no hubieran elegido durante siglos a sus sacerdotes y obispos, incluido el de Roma! Muchos males de la Iglesia provienen de la ignorancia, acompañada no pocas veces de la soberbia que dogmatiza sobre lo que no se conoce, y de los intereses creados de unos pocos contra la comunidad de los fieles.
20020425. Médico cúrate.
“De aquellos polvos vienen estos lodos”. O, más exactamente, de aquella falta de polvos naturales, dignamente reconocidos como tales, vienen estos abusos sexuales a mujeres y niños. “Quien quiere hacer el ángel, hace el bestia”, advertía ya Pascal. Y el escándalo de tanto abuso sexual por parte de quienes antinaturalmente presumían de castidad ha arruinado la confianza de los fieles y hasta las bien repletas arcas de algunas diócesis estadounidenses, por las indemnizaciones a que les han obligado los tribunales, que no su (poca) conciencia.
Ante la imposibilidad de seguir aplicando la hipócrita y nociva táctica del silencio, hasta el mismo Vaticano ha convocado en un “MiniConcilio” en Roma a los 13 cardenales estadounidenses para ir a la raíz del problema. Pero mucho nos tememos que su pertinaz orgullo les impida reconocer y remediar el problema en su obvia y perversa raíz: sus pretensiones antinaturales de ser más que hombres, en su puritana, e incluso maniquea, negación de su sexualidad. Habrá, pues, que seguirles gritando: “¡Médico, cúrate a ti mismo!”, y compadecerse de sus pacientes y mal aconsejados discípulos, porque, como ya dijo Jesús: “Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa”.
20020426. Pedofilia y peor.
El Papa ha calificado como “el peor pecado” la pedofilia de algunos sacerdotes. A mí me parece aún peor el que durante tanto tiempo tantas autoridades eclesiásticas se hayan preocupado más de defender a los sacerdotes pedófilos que a sus pasadas y posibles futuras víctimas; y el que en los Estados Unidos el Senado haya tenido estos días que pasar en Boston una ley aboliendo la no obligación, “por respeto a las instituciones religiosas”, que tenía el clero, al contrario de cualquier ciudadano decente, de informar de indicios de este crimen, cuando el verdaderamente religioso debía ser el que con más celo persiguiera ese pecado. Como vergonzoso es el incluso nuevo privilegio que acaba de dar el gobierno de aquí, eximiendo a las organizaciones religiosas que reciben subvenciones públicas de rendir cuentas; o la excepción escandalosa, hasta ayer, a los católicos que ayudaran a su Iglesia en el IRPF, de contribuir a obras sociales con el 0,5%, en vez de dar más, ser más caritativos que otros. ¡Nada más elocuente al respecto que el que la Iglesia prohibiera a sus creyentes, mientras pudo, el leer la Biblia, que condena directamente a esos fariseos que, bajo capa de piedad, menosprecian a los demás y abusan tantas maneras de ellos en nombre de Dios!
20020426. Impuesto religioso.
Las personas de fe, y de buena fe, tienen derecho a saber, ante la campaña de la Iglesia católica para que en su declaración de la renta se le otorgue el 0,5% del IRPF:
1. Que ese mal llamado impuesto religioso está destinado, en realidad, en un noventa por ciento, a pagar los salarios del clero.
2. Que, cuando tengamos aquí un poco más de justicia, ese y otros ingresos eclesiásticos tendrán que estar destinados cada vez más, como ya en los Estados Unidos y otras partes, a pagar indemnizaciones multimillonarias por los abusos, sexuales y otros, de algunos clérigos.
3. Que, para prevenir que se puedan conocer estos y otros hechos vergonzosos, el Gobierno del PP acaba de conceder el increíble privilegio anticonstitucional que la Iglesia católica ha tenido el valor de exigir: que el clero no tenga que rendir cuentas claras, como las demás organizaciones, del dinero recibido por ese y otros conceptos del Estado.
4. Que, por más que intenten taparlo con distintos parches, al no poner ni un euro más que los demás quienes dicen darlo ellos a su Iglesia, al contrario de lo que ocurre en países más serios y honestos, ese dinero lo seguimos pagando a la fuerza, anticonstitucionalmente, también los demás contribuyentes, ya que hemos financiar, “impuestos”, “otras obras de interés social”, que deben necesariamente ser atendidas (único título válido para que se nos obligue así a contribuir a ellas); obras humanitarias, caritativas, a las que de ese modo eluden contribuir, bajo farisaica excusa de religión, esos malos cristianos, que así se distinguen por hacer exactamente lo contrario de lo que les pide su doctrina: ser más caritativos.
5. Que no es extraño, sino coherente, que quienes nos sacan así el dinero, no contribuyen como los demás a las obras humanitarias, y no cumplen con sus más elementales principios religiosos, tengan el “valor añadido” de quejarse de la falta de piedad… de quienes los denunciamos.
20020510. La Basílica de Belén y el Vaticano.
Ha terminado, “con unos poquitos muertos, heridos y damnificados de menor cuantía”, el cerco a la basílica de Belén. Una ejemplo más de la miseria humana, y no sólo en el Medio Oriente. Cuando muchos niños, mujeres y hombres morían allí por ambos bandos, el Vaticano se contentaba con una barata y bien vista oración por la paz. Pero cuando le tocaron sus propiedades –“santas”, por supuesto ¿hay alguna suya que no lo sea?- convocó a los embajadores de Israel y Estados Unidos, poniendo toda la carne en el asador, como no había hecho antes para proteger a los “templos vivos de Dios”, a aquellos que –niños o mayores, judíos o paganos- Jesús había encomendado a sus discípulos cuidaran como a Él mismo, mucho más que a las piedras. Con esos pastores que se preocupan tan preferentemente de sus propiedades ¿qué porvenir tiene el rebaño?
20020510. Impuesto religioso.
Las personas de fe, y de buena fe, tienen derecho a saber, ante la campaña de la Iglesia católica para que en su declaración de la renta se le otorgue el 0,5% del IRPF:
1. Que ese mal llamado impuesto religioso está destinado, en realidad, en un noventa por ciento, a pagar los salarios del clero.
2. Que, cuando tengamos aquí un poco más de justicia, ese y otros ingresos eclesiásticos tendrán que estar destinados cada vez más, como ya en los Estados Unidos y otras partes, a pagar indemnizaciones multimillonarias por los abusos, sexuales y otros, de algunos clérigos.
3. Que, para prevenir que se puedan conocer estos y otros hechos vergonzosos, el Gobierno del PP acaba de conceder el increíble privilegio anticonstitucional que la Iglesia católica ha tenido el valor de exigir: que el clero no tenga que rendir cuentas claras, como las demás organizaciones, del dinero recibido por ese y otros conceptos del Estado.
4. Que, por más que intenten taparlo con distintos parches, al no poner ni un euro más que los demás quienes dicen darlo ellos a su Iglesia, al contrario de lo que ocurre en países más serios y honestos, ese dinero lo seguimos pagando a la fuerza, anticonstitucionalmente, también los demás contribuyentes, ya que hemos financiar, “impuestos”, “otras obras de interés social”, que deben necesariamente ser atendidas (único título válido para que se nos obligue así a contribuir a ellas); obras humanitarias, caritativas, a las que de ese modo eluden contribuir, bajo farisaica excusa de religión, esos malos cristianos, que así se distinguen por hacer exactamente lo contrario de lo que les pide su doctrina: ser más caritativos.
5. Que no es extraño, sino coherente, que quienes nos sacan así el dinero, no contribuyen como los demás a las obras humanitarias, y no cumplen con sus más elementales principios religiosos, tengan el “valor añadido” de quejarse de la falta de piedad… de quienes los denunciamos.
20020514. Religión y feminismo.
Las mujeres somos más de la mitad de la humanidad; sin nosotras no se entienden ni las artes, ni la economía, ni la misma vida; somos el fenómeno cultural por excelencia. Por eso exigimos que en la escuela haya una asignatura en la que, quienes verdaderamente tenemos autoridad para hablar como se debe del tema, las feministas militantes, demos una visión exhaustiva de nuestra historia; aunque toleraremos, acosadas por los tiempos relativistas que corren, que quienes no piensen exactamente como nosotras puedan dar una versión alternativa, siempre que hablen muy respetuosa y favorablemente de nosotras. Recuérdese que, con argumentos menos comprobables, ya han conseguido imponer su asignatura los partidarios de la “religión auténtica”, casualmente fundada y dirigida sólo por varones, a cuyo sexo masculino endiosa esa ideología, con descarada exclusividad machista, “así en el cielo como en la tierra”. ¡Las dos asignaturas, pues, o ninguna!
20020516. Paraíso fiscal del clero.
En realidad, la culpa la tiene, como siempre, el centralismo castellano: Si no se hubieran visto llevados a leer el Evangelio en castellano, y no sólo en euskera, los piadosos eclesiásticos de la diócesis de Bilbao nunca habrían cometido el error de creer que el consejo evangélico de “crear un tesoro en el paraíso” podía aplicarse también al paraíso fiscal de la isla de Jersey. En todo caso, no hay que ser chinches: no se han forrado tanto como parece inoportunamente indicar el mismo nombre del dichoso paraíso, “Jersey”: ese pequeño tropiezo no es sino de unos pocos centenares de millones de pesetas, lejos de los miles de millones de pesetas de Gescartera; y el clero puede conseguir casi milagrosamente mucho más en pocas semanas, mediante una devota campaña para que las personas de más fe asignen a la Iglesia el 0,5 del IRPF.
20020521. Rouco lobo.
En la acción, cada cual se revela como lo que realmente es. Leemos en las Sagradas Escrituras, entre otros “detalles”, que, si tu hermano te pide una capa, debes darle también la túnica; que no hay que acudir entre creyentes a la justicia, que no hay que apoderarse de lo ajeno, ni preocuparse más de los templos de piedra que de los templos vivos de Dios. En sentido diametralmente opuesto, hoy vemos al cardenal Rouco tocar a rebato, movilizar a su grey –con un vigor que no ha tenido nunca en favor de los necesitados, de los extranjeros pobres, o de las mujeres maltratadas- para impedir que una parte de un edificio eclesial que ha invadido terreno ajeno restituya por fin lo robado por la fuerza, como afirma lo es y le obliga a hacerlo una sentencia firme de la Justicia. Clama Rouco en su alegato contra la Justicia y la justicia que espera un milagro del cielo que las paralice. No cabe, pues, duda de cual debiera ser ese increíble milagro: que todos esos preceptos de las Escrituras, y muchos otros parecidos, no fueran sino erratas de imprenta, y que, a pesar de empecinarse en su conducta, Rouco y sus seguidores fueran realmente cristianos y no, como ya nos lo advirtiera Jesús, lobos con piel de oveja.
Nadie, por ignorancia o cobardía, se llame a engaño: cuando, con el Evangelio, hablamos de hombres-lobos, no estamos empleando ninguna metáfora, sino recordando nuestra más larga, trágica y sangrienta historia, que debemos tener presente si no queremos repetir: durante muchos, muchos siglos, el clero español ha impulsado a su grey a atacar y matar, en incontables guerras civiles, a quienes no se sometían a su despótico mandato, estando vivos todavía –de milagro- algunos sobrevivientes de su última “cruzada”; apoderándose este mismo clero con esos repetidos genocidios, no ya sólo de unos metros de bienes públicos para su iglesia, sino hasta un tercio de los entonces escasos bienes de España; y cuando, con un ministro patriota como con Mendizábal, se les obligo a devolver algo a una España que ellos habían sumido así en la miseria, esos eclesiásticos proclamaron que esa restitución, y no lo que ellos habían atesorado con malas artes, era un “inmenso latrocinio”, por el que todavía reclaman, y están obteniendo, de gobiernos débiles, enormes cantidades más o menos opacas, a costa de expoliarnos de nuevo a todos. Repitámoslo con Jesús: “Por sus obras los conoceréis”
20020524. Iglesia, interés social.
Por ser mi derecho y mi deber quiero denunciar la propaganda encubierta, tanto más eficaz cuanto más sutil, que se hace en el mismo impreso de la declaración de la renta en favor de la Iglesia católica, precisamente en el momento en que debemos manifestar qué destino dar a un 0,5 del IRPF: o “a la Iglesia católica” o “a otros fines de interés social”. De ese modo, “lo primero es lo primero”, se prima a la Iglesia católica, colocándola en primer término. Esto va contra el orden lógico, que pide empezar por lo más amplio y más general, el conjunto de ”obras de interés sociales”, y después, si acaso, colocar a una (o varias, como debería ser en todo caso) de ellas. Este “orden” torticero va también contra las preferencias de los ciudadanos, que muy mayoritariamente eligen la otra opción, puesta aquí sólo como segunda, es decir, implícitamente, como secundaria.
Más aún, esa formulación hace un juicio de valor, presuponiendo que la Iglesia católica es –y la primera, tal y como se la coloca- una “obra de interés social”, cuando cada vez somos más los ciudadanos (y esa misma “votación económica” lo confirma), que creemos que la Iglesia católica apenas o en nada lo es, o que incluso es lo contrario, puesto que favorece unos valores y comportamientos que crean muchos más problemas sociales de los que después, para lavar la cara, como tantos otros potentados (¡hasta los mafiosos hacen fundaciones benéficas!), ayuda ostentosamente a remediar en parte. En todo caso, tengan razón quienes pretenden que la Iglesia es o realiza una buena obra social o los que dicen que no, resulta descaradamente anticonstitucional que Hacienda tome partido así por cualquiera de esas dos opiniones.
20020601. Curas cómplices.
Con mucho dolor, un socialista, en los últimos días del gobierno del PSOE, confesaba en una entrevista radiada que él aceptaría mejor que sus amigos fueran rechazados por agotarse su proyecto, o por haber surgido otro mejor, que por ser unos chorizos. En modo demasiado parecido, sería menos triste tener que cambiar de pensamiento espiritual por mero agotamiento de la anterior concepción del mundo, o por surgir otra más adecuada y racional, que por escándalos tan grandes y repetidos de sus dirigentes religiosos. Da prácticamente lo mismo que sea porque unos estén acobardados o sean cómplices del terrorismo de ETA, otros encubridores o partícipes de los pederastas, muchos pringados en escándalos financieros de distinto tipo, casi todos lacayos de dictadores, justificadores blasfemos en nombre de Dios de injusticias sociales, preocupados obsesivamente del sexo ajeno y sacando tajada a base de chantajear a los más débiles e ignorantes con la amenaza mafiosa de ser los únicos capaces de “asegurar la vida eterna” tras la muerte, o “asegurar la vida futura” de los que todavía no existen. Como denunció el mismo Jesús, esos fariseos viven de manipular el nombre de Dios, corrompen lo más sagrado, y al verlos dan ganas de vomitar.
20020604. Vascos en el Vaticano.
¡Más de lo mismo, no, por favor! Con una alarmante ingenuidad, en grandes titulares y en un artículo de su director, un diario madrileño, pretendiendo tener la razón, pide que “el Papa convoque a los obispos vascos a Roma”, “como lo hizo con los obispos norteamericanos ante los escandalosos casos de pederastia”. ¿Tan mala memoria tiene ese diario, a sólo unas semanas de ese bochornoso precedente? Porque, anunciado a bombo y platillo, – “filtrando” que no sólo iba a resolver esos abusos sexuales, sino su raíz, la antinatural conducta exigida al clero-, ese “concili…ábulo” terminó peor que empezó, limitándose a denunciar a los clérigos pedófilos “en serie” y buscando además un “retiro-refugio” en el Vaticano para el principal implicado, el cardenal de Boston, culpable de encubrimiento continuado de pedófilos y de deliberado engaño a los fieles, al prometer que no emplearía para tapar la boca a las víctimas de pedófilos el dinero que los católicos le daban para fines benéficos. Con estos antecedentes, un parecido conciliábulo de los obispos vascos en el Vaticano podría llevarles a la “solución” de denunciar sólo a los terroristas pillados repetidamente en fragante delito de atentado, e incluso a preparar un “retiro-refugio” en conventos a los cómplices de ETA descubiertos por la Justicia.
20020604. Pedofilia en el Vaticano.
En vano el mismo Bush visitó al Papa para expresar su preocupación por los escándalos de pedofía en el clero católico estadounidense. La tan esperada reunión de la jerarquía católica de ese país en el Vaticano, en vez de plantearse problemas de fondo, como el celibato, o tomar medidas tan serias como requiere el caso, sólo se pronunció contra los clérigos pedófilos “en serie” (¡!), buscó refugio en el Vaticano para el cardenal más tocado por el tema, el de Boston, y ahora incluso ese clero estadounidense amenaza públicamente a las víctimas que denuncien abusos con investigaciones, en un auténtico indecente chantaje. ¡Hay que tener demasiada fe para seguir financiando a esos pastores que, incluso contra lo expresamente prometido, emplean ese dinero para acallar extrajudicialmente a los damnificados!
20020607. Juzgar a los obispos.
Ante el tremendo escándalo montado por ambas partes ¿cómo tener una opinión más justa de lo que, más allá de los detalles, significa de verdad la pastoral de los obispos vascos? Tras múltiples y diferentes reflexiones, ante el reto que eso me supone como ciudadano y profesor de ciencias políticas, he recordado la fábula del oso bailador, que concluyó descorazonado: “Si la mona no aplaude, malo; si el cerdo aplaude, peor”. No sólo la gran mayoría de los amigos y aliados de los obispos les han criticado como nunca, sino que el pro-etarra Otegui ha aplaudido: “-Los obispos ya se han retratado. Ahora hace falta que lo hagan los empresarios”. Los empresarios, los católicos, y los ciudadanos en general ya sabemos, pues, lo que en definitiva significa esa pastoral, y cómo actuar respecto a esa jerarquía eclesiástica vasca, y la española, que se ha solidarizado con ella.
20020608. ETA y obispos.
Mostrando su insensibilidad, por decir lo menos, y según oí en directo por radio, un obispo que entraba en la reunión de su Comité Episcopal Ejecutivo (¿o Ejecutor?), que terminaría apoyando tan vergonzosamente a sus colegas, se atrevía a preguntar: “¿A qué tanto escándalo? ¿A quién han matado los obispos vascos?”. Mil muertos van ya, y todavía no se ha enterado ese “pastor” de ello, ni de que los cómplices más descarados de ETA, como Otegui, han recibido como un precioso apoyo, y reclamando que hagan declaraciones parecidas otros estamentos sociales, esa “pastoral” política. No se mata sólo con la pistola, sino también con la pluma. Si ETA atentara contra los obispos, habrían escrito en un tono muy diferente. Esa pastoral forma parte del impuesto revolucionario que pagan esos “pastores mudos” por su seguridad personal, y por no pagarles del dinero que reciben de unos fieles patéticamente aún fieles a ellos, mientras los lobos siguen matando a sus ovejas, y a cuantos luchamos por una sociedad digna, libre, democrática.
20020611. Inmigrantes y clero.
A quienes tienen algún barniz de humanidad resulta repugnante el sistema de empobrecer y endeudar a la mayoría de los países, los del Sur, para hacer salir, hambrientos, a sus habitantes, a los que se espera en el Norte para cazarlos, discriminarlos, y explotarlos, en un nuevo tráfico de esclavos, en el que no hay que pagar ni su transporte. Trata de negros (y “latinos”, y demás) aún más provechosa, porque su abundancia permite explotar también, y sin disimulos, a los “esclavos blancos”, nativos, con “decretazos” como el que ha provocado la actual huelga general en España. Pero todo eso es, aunque repugnante, lógico por parte de unos señores de la guerra y la paz, que lo tienen en su programa y brutalmente lo ejecutan.
Más repugnante aún es la hipocresía que los que dicen continuar la obra de Quien bendijo a los pobres, marginados, perseguidos por la justicia, y pidió a sus discípulos tratarlos como a Él, agiten el señuelo de hacer, por fin, una (mera, escuálida) declaración “pastoral” en favor de los inmigrantes, pero retiren y desmientan de inmediato esa iniciativa tras “negociar” este desmentido con el gobierno de turno. Y todo porque habían quedado con el culo al aire, tras habérseles ido la mano en el otro vergonzoso apaño que les permite, al revés que las personas de bien, disfrutar de la vida en el País Vasco sin temor al chantaje de ETA. ¡Y pensar que estos mismos días un tercio de los españoles les están regalando tantos miles de millones de pesetas de todos nosotros –pues ellos no dan ni un céntimo más de su bolsillo- a esos lobos disfrazados con piel de oveja, sucumbiendo al terrorismo que éstos también ejercen, amenazando de muerte eterna a quienes no se sometan a sus dictados!
20020625. ETA e Iglesia.
Ahora, sí, la presión ha sido un poco más oficial y descarada, pero en la misma línea de equidistancia entre los terroristas y sus víctimas, a las que piden cristiana resignación. Es el habitual “impuesto revolucionario” exigido por ETA a los de su clase, que la Iglesia vasca paga “religiosamente”, para evitar males mayores… para ella. ¿O acaso alguien ha oído hablar de algún atentado a un clérigo, o que éste haya sido víctima de un chantaje económico, como tantísimas personas, normales, decentes, amantes de la libertad?
Para más INRI, se trata de la misma Iglesia que estos días está recibiendo a costa de todos los españoles miles de millones sustraídos de los gastos generales del Estado gracias al terrorismo mental que ejerce todavía eficazmente sobre millones de españoles, amenazándoles de muerte eterna si no hacen lo que les exige: entre otras cosas, y sin añadir ni un céntimo a lo que pagamos los demás –con lo que crean un vacío que debemos cubrir entre todos- escribir en su declaración de la renta una determinada equis, como, según se ha observado, las equis que aparecen en las dianas de ETA.
20020629. Laicismo estatal.
Decir que el hombre es un animal racional, declaró con ironía un filósofo inglés, es la definición más prematura que se pueda imaginar. El hombre es más bien un animal de costumbres, de tradiciones, tan queridas por los mismos ingleses, aunque choquen contra la más elemental lógica en la actualidad. Los hijos de la Gran Bretaña emigrados a América tardaron un siglo y una cruenta guerra civil en darse cuenta de que la esclavitud era incompatible con la democracia, reconociéndolo incluso entonces, más que por lógica y moral, por los intereses industriales de los norteños, según prueba el que sigan esclavizando de hecho todavía hoy a tantos, dentro y fuera de sus fronteras.
En modo parecido, a esos puritanos emigrados a América para practicar fanáticamente su religión les ha costado más de doscientos años caerse del burro y darse cuenta que la democracia es incompatible con la confesionalidad del Estado. Y aun hoy se siguen aferrando al burro, reaccionando fanáticamente, desde Bush hasta el último púlpito, contra el juez que sentenció lo evidente: que a nadie se le puede obligar a hacer un juramento de patriotismo invocando una divinidad, como tampoco los romanos tenían derecho a exigir a los cristianos que juraran por las divinidades. El integrismo religioso monoteísta occidental -que tanto alienta hoy al integrismo islámico y judío- menosprecia así la más elemental lógica, y desafía al hecho también evidente de que la mayoría de la humanidad, politeísta –como la civilización grecorromana de la que se reclama Occidente- panteísta, animista o atea, no invoca a un dios único, por muy elástico y sincretista que se le quiera artificialmente figurar. Con razón decía alguien tan poco sospechoso al respecto como Tocqueville que los norteamericanos serían capaces de transformar positivamente el mundo si no estuvieran tan atados a las más arcaicas tradiciones religiosas, que confunden con la religión.
Pero ¿qué necesidad tenemos nosotros de cruzar el charco, de ver la paja (aunque sea gorda) en ojo ajeno? Tras celebrar a bombo y platillo los 25 años de democracia, y una Constitución para todos, seguimos en España, en muchos aspectos más los Estados Unidos, conculcando la libertad de conciencia de no pocos con muy gravosos privilegios a la Iglesia católica, cuya incongruencia e ilegalidad sólo poco a poco van siendo reconocidas como tales, admitiéndose ya a veces la libertad de expresión de denunciarlos en los medios de difusión; protestas que podríamos sintetizar en las expresivas pancartas que han ido proliferando en las últimas manifestaciones ciudadanas, con el lema: “¡Estado laico!”.
20020718. Desliz dogmático.
Por lo visto, a pesar de su buena intención, “Dios no le ha librado” “de discrepar u oponerme a su forma de pensar o sentir” a un señor “ángel feliz” (todo esto con mayúsculas; hay nombres que parecen predestinar a las personas). Porque, acto seguido, y como único contenido (¡!) de su carta, me acusa, veladamente y sin dar pruebas –no podría encontrarlas- de que yo invoco al Estado laico “para sojuzgar a quien no discurre de la misma manera”. ¡Brillante ejemplo –el suyo, no le que quiere tan gratuitamente endilgarme- de “desliz freudiano”, achacar a otro lo que uno mismo, con su peculiar mentalidad integrista, haría en favor de su propia mentalidad!
Dejando aparte el caso personal, es evidente que alguien puede defender un Estado laico por métodos no democráticos, pero ese censurable comportamiento es plenamente incongruente y, por lo tanto, raro y temporal. Por el contrario, sin pruebas racionales (por tradición, etcétera), las mentalidades dogmáticas y autoritarias, como son, por ejemplo, los monoteísmos (“un Dios, un rey, una ley”) intentan desde hace milenios, de muy distintas maneras, como la presente del señor Ángel F. Felix, imponerse a los demás, a quienes no reconocen realmente como iguales, no forman para ellos, al menos hasta que se conviertan –es decir, se rindan a su modo de pensar y sentir- parte del “pueblo elegido” de turno. ¡Qué cruz!
20020719. Curas vascos.
“¡Van a acabar con la afición!”, exclamó por radio un periodista. Aunque coincidiera en el tiempo con el vergonzoso arbitraje con el que la FIFA excluyó a España del Mundial de Corea, ese comentario se refería a los manejos de un obispo que, cuando ya se iba calmando algo el enorme escándalo de la “pastoral” de la jerarquía católica vasca, echaba todavía más leña al fuego, apoyándolos a ellos e incluso, de propina, a la “bellísima persona” que, en su opinión, era el ex jesuita Arzallus.
No contentos ni con esas, en lugar de dedicarse a su profesión, para lo que en gran parte les pagamos aún -a la fuerza y anticonstitucionalmente- todos los españoles, una Coordinadora que reúne a gran parte de los sacerdotes vascos vuelve ahora a la carga y considera directamente justificable, como “mal menor” para conseguir la independencia, el terrorismo de ETA.
A Jesús le entregó un Judas zelote, nacionalista, abertzale, poniéndole en manos de los sacerdotes y fariseos que los hicieron matar por el “brazo secular”; ahora, nosotros ¿seguiremos comulgando con esos lobos con piel de oveja, que de nuevo Le venden, predicando una doctrina y apoyando unos métodos tan radicalmente distintos de los de Quien tan hipócritamente dicen representar?
20020720. Sacrificio religioso.
La tragedia que llevó, por su oposición religiosa a una transfusión sanguínea, a la muerte de un menor, testigo de Jehová, tragedia ya tantas veces antes repetida, se repetirá indefinidamente en el futuro si no tenemos todos el valor de enfrentarnos y liquidar los falsos principios que llevan a tan funestos desenlaces.
La raíz de ese fanatismo mortal, en efecto, está en la imitación de los hechos “sagrados”, todavía aprobados socialmente entre nosotros, que constituyeron los pilares básicos del Antiguo y Nuevo Testamento: un Abraham premiado por estar dispuesto a matar a su hijo Isaac para seguir las órdenes de Dios, y un Dios Padre en persona que sacrificó en cruel e infamante cruz a su Hijo por nuestros pecados (“satisfacción vicaria” que, fuera de ese caso sagrado, consideramos hoy como absurda e inmoral).
Mientras no denunciemos esas raíces tan nocivas –hasta provocar, como vemos, la muerte de sus víctimas- de esa religiosidad cristiana (y musulmana) seguirá habiendo padres, jueces y otros muchos que aprueben con toda lógica, pero también con toda crueldad e inhumanidad, esos sacrificios humanos, y cualesquiera otros derechos humanos, en nombre de religiosidades que milenariamente siguen segregando tanto sufrimiento y muerte a individuos y pueblos enteros.
20020725. Rey y Santiago.
La consagración de España por Franco al Sagrado Corazón sería, en opinión de casi todos, impensable en nuestros días. Pero no hay ninguna diferencia real entre ese acto y la ofrenda al apóstol Santiago que sigue haciendo cada año su sucesor en la jefatura del Estado, en directa contradicción con nuestra Constitución.
La democracia no es la imposición arrolladora de las mayorías absolutas, sino el respeto absoluto de las minorías. Bastaría que hubiera un español no católico –y somos millones, aun antes de la reciente inmigración, los que tenemos otra concepción religiosa o no estamos de acuerdo con ninguna- para que fuera abusivo que el representante de la nación, en el ejercicio de su cargo, no sólo esté presente (lo que es aceptable, si no se excluye de ello a ninguna confesión), sino protagonice un acto religioso. Y resulta doblemente bochornoso y contradictorio irrespetar así al prójimo en nombre de una religión que dice promover no sólo la justicia, sino la caridad para con todos. Muy mal la representan, pues, quienes impulsan, por el contrario, a atropellarlos “a la mayor gloria de su organización”.
20020726. Curas y ETA.
Escudándose farisaicamente en sus actividades religiosas, el obispo de Bilbao se negó repetidamente, cuando le requerían hacerlo, por la urgencia del caso, a pronunciar ni una palabra en defensa de uno de sus sacerdotes, amenazado de muerte por el terrorismo. ¿Cómo no recordar a quien, mientras daba religiosamente a Jesús el homenaje de llamarle Maestro, e incluso estampaba un piadoso beso en su rostro, le estaba traicionando?
Si entre los doce elegidos personalmente por Jesús hubo un Judas ¿cuántos no habrá entre las docenas de obispos españoles? Ya los vamos contando con cada vez mayor facilidad e indignación, en esta guerra terrorista, como en la última guerra civil. Y no nos digan que basta compadecer a las víctimas, como hace para salvar los muebles, desde la segura fortaleza de Madrid, el cardenal Rouco Varela: también dicen lamentar esas víctimas de ETA los batasunos. La única solidaridad real, eficaz, con los amenazados obliga, entre otras cosas, a boicotear, a romper la comunión con quienes, máxime desde puestos de responsabilidad, por cobardía y mezquinos intereses, no muestran a tiempo su plena solidaridad para evitar el que haya más víctimas, limitándose, y no siempre, como algunos clérigos, a lucrarse oficiando sus honras fúnebres.
Así, en carne viva (hoy, y mañana, si no lo evitamos, muerta), está la cuestión. ¡Y pensar que hay inconscientes que todavía apoyan a esos apóstoles caídos que, peores que Judas, no tienen su mínima vergüenza de arrepentirse realmente –aunque fuera de modo tan poco conveniente como la desesperación y el suicidio- de su traición a los suyos!
20020727. Cura Blázquez.
¡Hasta aquí hemos llegado! ¿Qué partido político, que organización puede mantener entre sus dirigentes a quien se niegue, incluso cuando la gravedad del caso lleva a que le urjan al respecto, a dar una sola palabra de apoyo a un subordinado suyo en peligro de muerte por sus ideas? No es ya “ese tal” impresentable Blázquez, sino toda la jerarquía de la Iglesia católica a la que una mínima decencia nos obliga a poner en cuestión, al menos mientras mantenga a tales elementos en sus puestos directivos, y no repare los escandalosos daños ocasionados por esta y otras muchas actuaciones tristemente coherentes, hasta desembocar en esta increíble, sacrílega crisis. Y no disminuyen nuestra indignación, sino que la acrecientan, los paños calientes de compadecerse del sacerdote víctima (de momento, espiritual), aplicados por el cardenal Rouco, remedios descaradamente destinados en realidad a aliviar los daños, no de la víctima, sino de la organización; porque, según se ha subrayado, hasta los que apoyan a ETA declaran también lamentar que haya víctimas.
20020727. Retiro del papa.
Un ambicioso joven, fundador de un partido político que gobernó varias veces el Perú, adoptó en sus comienzos el grito bárbaro de un filósofo suramericano: “¡Los jóvenes al trabajo, los viejos a la tumba!”. Yo personalmente le oí en Lima repetir ese lema… con voz cascada por sus más de 70 años, que tan poco le sirvieron para adquirir mayor sensatez al respecto a Haya de la Torre.
No puedo menos de recordar tamaña incongruencia y desmesura cuando veo hoy por televisión al presidente del Estado más gerontocrático del mundo, cuyos principales dirigentes, empezando por él mismo, han superado con mucho los 70 años en los que exigen a otros la jubilación, e incluso los 80 años, edad en que sus mismas leyes consideran que ya no están capacitados ni para elegir un nuevo jefe supremo. Porque él congrega, como si los quisiera de verdad, a los jóvenes, pero de hecho le niega, hasta su muerte, con el supremo egoísmo de creerse insustituible, el relevo generacional que reclaman ya a gritos tanto la naturaleza como el bien de su misma organización.
20020802. Censura en Cambio 16.
Cambio 16, el 05-08-2002, publica una carta sobre lo sucedido en el Congreso Mundial del SIDA, en donde, y aun reconociéndose el trabajo abnegado de algunos cristianos, se denunció la posición oficial de la Iglesia católica “hasta con pancartas en la sesión de clausura: El Vaticano ayuda… al SIDA. ¡Estado laido!” Habría que preguntase, sobre esta última palabra, si se trata de una mera errata, o bien de una censura de lo que obviamente decía esa pancarta, como otras cada vez más frecuentes en manifestaciones sobre problemas afines: “¡Estado laico!” En todo caso, ya se trate de una censura consciente o inconsciente –Freud y muchos otros no creemos en un “error puro”- esa tergiversación demuestra más aún la necesidad de que tengamos un Estado laico para una completa libertad de expresión.
20020802. Vaticano y tabaco.
El gobierno cubano ha emprendido una fuerte campaña contra la falsificación de sus puros habanos. Hace muchos años que Fidel Castro dejó de fumar por razones de salud, reconoció las sólidas razones médicas de las campañas contra el tabaquismo de la Organización Mundial de la Salud, y declaró su esperanza de que en el futuro Cuba no dependiera económicamente de la venta de esa droga; de modo que la única posición decente que habría cabido esperar del Gobierno a estas alturas sería la contraria: afirmar, indignado, que todos los puros habanos que ya ahora circulan, son evidentemente, porque ningún comunista digno de eso nombre, sabiendo lo que sabemos hoy, debe lucrarse de la venta de ese veneno.
Al extremo teóricamente opuesto, en Rusia, la Iglesia Ortodoxa, según nos hemos enterado estos días, ha aprovechado las ventajas económicas obtenidas con excusa de cuidar la salud espiritual de los rusos para importar tabaco con el que envenenarlos más. Se diría que quiere dar la razón a Marx en su célebre aforismo: “La religión es el opio del pueblo”. Y, dado que el tabaco tranquiliza y permite seguir trabajando entontecidamente, como hace no pocas religiones establecidas, en vez de exaltar fuertemente y alejar de la vida ordinaria, como el opio y ciertas sectas marginales, el mismo Marx habría dicho con mayor exactitud que “la religión es el tabaco del pueblo” si el humo de su inseparable pipa no le hubiera impedido ver mejor la realidad.
Dando un paso más en esta siniestra línea por afán de lucro, hace pocas semanas se ha prohibido fumar en el Vaticano, reconociendo sus pésimos efectos sanitarios, mientras que sus dirigentes aprovechan también sus “sagrados” privilegios fiscales para vender masivamente el veneno a quienes así más fácilmente pueden envenenarse y morir fuera de sus muros, en Italia. ¿Cabe más palpable menosprecio de toda moral? Siguen vigentes las denuncias de Jesús contra quienes rezan públicamente largas oraciones, se hacen llamar santos, se visten de blanco, pero son sepulcros blanqueados, hipócritas fariseos. Y lo grave no es, como pretenderán otros no menos hipócritas secuaces de esos lobos con piel de oveja, de discípulos de Jesús, denunciar estos innegables hechos, sino que continúen actuando descaradamente así, envenenando a su prójimo, a plena luz del día.
20020802. Censura.
¿Es posible que, como al menos ha tenido la honestidad de dejar publicar a un alarmado lector, esté cambiando tanto nuestro EL PAÍS? Porque, sobre el Congreso del SIDA en Barcelona, este diario informó, sí, de que en la clausura un manifestante exhibió una pancarta, pero EL PAÍS omitió la segunda frase de la pancarta: “El Vaticano ayuda… al SIDA ¡Estado laico!” al publicar la carta que relataba lo sucedido. ¿Cómo recortar así, transmitir parcialmente un hecho? ¿Tan largas son las dos palabras “Estado laico”… o tan larga es ya la censura (re)imperante? ¡Qué prueba tan lamentable de la necesidad que tenemos en este país de un Estado realmente laico!
20020803. Vaticano y tabaco.
El gobierno cubano ha emprendido una fuerte campaña contra la falsificación de sus puros habanos. Hace muchos años que Fidel Castro dejó de fumar por razones de salud, reconociendo las sólidas razones médicas de las campañas contra el tabaquismo de la Organización Mundial de la Salud, declarando su esperanza de que en el futuro Cuba no dependiera de la venta de esa droga; de modo que la única posición decente que habría cabido esperar del Gobierno a estas alturas sería la contraria: afirmar, indignado, que todos los puros habanos que ya ahora circulan, son evidentemente falsos, porque ningún comunista digno de ese nombre, sabiendo lo que sabemos hoy, debe lucrarse de la venta de ese veneno.
Al extremo teóricamente opuesto, en Rusia, la Iglesia Ortodoxa, según nos hemos enterado estos días, ha aprovechado las ventajas económicas obtenidas con excusa de cuidar la salud espiritual de los rusos para importar tabaco con el que envenenarlos más. Se diría que quiere dar la razón a Marx en su célebre aforismo: “La religión es el opio del pueblo”. Y, dado que el tabaco tranquiliza y permite seguir trabajando entontecidamente, como hacen no pocas religiones establecidas, en vez de exaltar fuertemente y alejar de la vida ordinaria, como el opio y ciertas sectas marginales, el mismo Marx habría dicho con mayor exactitud que “la religión es el tabaco del pueblo” si el humo de su inseparable pipa no le hubiera impedido ver mejor la realidad.
Dando un paso más en esta “sagrada hambre de oro”, hace pocas semanas quese ha prohibido fumar en el Vaticano, reconociendo sus pésimos efectos sanitarios, pero sus dirigentes se siguen aprovechando también de sus “sagrados” privilegios fiscales para vender masivamente el veneno a quienes así más fácilmente pueden envenenarse y morir fuera de sus muros, en Italia. ¿Cabe más palpable menosprecio de toda moral? Continúan vigentes las denuncias de Jesús contra quienes rezan públicamente largas oraciones, se hacen llamar santos, se visten de blanco, pero son sepulcros blanqueados, hipócritas fariseos. Y lo grave, como pretenderán algunos hipócritas seguidores de esos fariseos, no es denunciar estos innegables hechos, sino que ellos continúen actuando descaradamente así, envenenando a su prójimo, a plena luz del día.
20020804. Impuesto religioso.
Soy un poco escéptico respecto a la veracidad de la anécdota, aunque fue publicada por un diario capitalino con mucho mundo. Se contaba, en efecto, que tras la pastoral de los obispos vascos, el cardenal Rouco llegó a llorar, exclamando: “¡Y en plena campaña de la declaración de la renta!”. En todo caso, “si no es verdad, es una buena ocurrencia”, según se acaba de comprobar. Porque a pesar de no poder influir ese escándalo eclesiástico vasco en los muchos que ya para entonces la habían ya entregado, el porcentaje de quienes dedican en 0,5 a la Iglesia católica, en lugar de seguir subiendo, ha bajado. Y tras los últimos acontecimientos cabe esperar un mayor descenso en el futuro, ya por lo de ETA, ya por lo de Gescartera, ya por escándalos sexuales, y por otros factores, como el contraproducente privilegio que le acaba de otorgar el Gobierno del PP a las ONGs de la Iglesia de no tener que rendir cuentas de los dineros recibidos de nuestros impuestos. No se sabe, en esto último, quien es más culpable: si un Gobierno que así falta a sus obligaciones de exigir transparencia con el dinero público, o una Iglesia que acepta tan vergonzoso privilegio, en lugar de presentar cuentas completas y claras, como cualquier institución honesta.
20020828. Impuesto ABC.
“Dios no tiene necesidad de nuestras mentiras” decía el Apóstol; pero la Iglesia sí, al menos en opinión de un diario madrileño que parece no conocer el ABC del Evangelio, pues ya en su día tituló a toda página: “Muere Hitler, hijo predilecto de la Iglesia”. Hoy, aunque en tema de menor importancia, miente contra las mismas cifras que se ve obligado a reconocer, titulando que “se mantiene” la ayuda a la Iglesia en el IRPF, cuando en realidad desciende, a pesar de que, como también tiene que reconocer –números cantan- este año se podía haber beneficiado, como las ONGs, del poder señalar ambos casilleros, y de que con esta bajada se rompe su tendencia al alza del año anterior.
No se puede tapar el cielo con la mano. Ese falseamiento mayúsculo, con mayúsculas, en titulares, no engañará a nadie, porque ya todos esperábamos una bajada sensible de la recaudación de la Iglesia tras los múltiples escándalos destapados al respecto. Y la bajada hubiera sido mucho mayor aún si muchos contribuyentes no hubieran entregado ya su declaración de la renta antes de que se conocieran, o agravaran, esos escándalos: desde los últimos (por ahora) descubrimientos de Gescartera y del paraíso fiscal de Jersey, hasta los delitos sexuales de distinto tipo en el clero, pasando por la vergonzosa posición de la jerarquía católica ante el terrorismo de ETA, puesta tan crudamente al desnudo tras la pastoral de los obispos vascos, hechos tan graves y patentes que ese mismo diario no ha tenido más remedio que reconocer y condenar.
20020904. Impuesto inmoral.
Ahora que estamos a tiempo, hablemos claro, para que no se repita tan vergonzosa campaña. Aunque sea con fines piadosos, no es lícito mentir para sacar dinero; y esa conducta está perfectamente tipificada en el Código Penal como delito de estafa.
La primera que empleó ese “truco” fue la Iglesia de Gescartera, digo, de Roma, en relación al también engañosamente llamado “impuesto religioso”, en realidad, “impuesto eclesiástico”, ya que en el noventa por ciento se dedica a pagar a su clero. Su propaganda repetía machaconamente: “Pon la cruz. No te cuesta nada”. ¿Se trata de una milagrosa multiplicación de los panes y los peces o, mejor dicho, el aún más milagroso crear algo, muchos miles de millones, de la nada? Por supuesto que no: se trata de un burdo engaño publicitario que nunca debiera haber empleado una organización seria, que incluso se pretende maestra suprema de la moral y de la religión. El contribuyente que marca esa cruz no paga, de momento, más, pero indica qué cantidad debe ser entregada a su Iglesia, creando un déficit que deberemos cubrir entre todos, incluido él mismo.
Se objetará que, de todas maneras, el Estado cubre lo que falte hasta una cantidad previa prefijada. Pero si un alto porcentaje de adictos a la Iglesia no colaborara en ese nuevo engaño –de hacer creer que se da el dinero porque ellos libremente lo señalan, y no de todas maneras, por ese acuerdo inconstitucional, contrario a la laicidad del Estado- ese sistema se hubiera venido abajo desde el primer momento, sin sobrevivir tantos lustros, con parches que dejan intacta en lo fundamental su injusta y anticonstitucional naturaleza.
Animadas por tan mal ejemplo, una serie de ONGs, principales beneficiarias del 0,52% del IRPF, y algunas directamente dependientes de esa misma Iglesia, como Cáritas, han retomado para sí el reclamar que les demos a ellas (“también”, ahora) el 0,52, con el mismo engañoso, “milagrero” lema del “no te cuesta nada”. ¿Hasta cuando soportará el pueblo español tanto descaro de quienes le sacan el dinero y encima le toman por tonto? ¿Cómo se puede esperar que administren bien unos fondos quienes empiezan procurándoselo con tan malas mañas?
Por si todo esto fuera poco, el gobierno del PP acaba de dispensar para siempre de rendir ningún tipo de cuentas -¡incluso del dinero recibido de los impuestos!-, a la Iglesia católica y a todas las organizaciones que dependen ella, oficializando, institucionalizando, de nuevo en complicidad con esa autodenominada “Maestra de la moral”, otro increíble chanchullo, igualmente inmoral y anticonstitucional. Resulta difícil imaginar niveles peores de corrupción oficial, mientras que la oposición mira para otro lado, por miedo al infierno o a perder votantes.
20020906. Clero coherente.
Protesto por tantos abucheos a izquierda e incluso derecha; yo estoy encantando al ver que por fin se toman en serio el tema y se echa a quienes no viven conforme a lo que enseñan. Y todos los días compro el periódico esperando leer cómo, tras eliminar a las profesoras de religión en Almería, Málaga, Canarias, etcétera, han echado también a tantos clérigos abusones, violadores o especuladores, que, hasta ahora, incluso cuando transcendía al público sus delitos, sólo eran castigados con unos días de retiro espiritual.
Sin duda, cuando el clero deje de aplicar en su favor la ley del embudo, quedarán muchos menos, como en tiempo de los Apóstoles; pero de una calidad que, como entonces, acabará prevaleciendo sobre la turbamulta de escribas, fariseos y sacerdotes del templo, que lo han convertido en una cueva de ladrones, según denunciara Jesús, que los echó violentamente –caso único, y sólo a ellos, por ser más grave su delito- a latigazos del templo.
20020930. Alandra adiós.
Los jesuitas tienen, sí, muchos sabios, decía Unamuno, pero no en las ciencias propiamente religiosas, en filosofía, teología, etcétera. Dicho de otro modo: no se mojan hablando de lo que, como jesuitas, deberían específicamente hablar. La orientación de ALANDAR en los últimos tiempos, convirtiéndose en una revista de “información social”, me temo que va claramente en ese sentido negativo. También lo observo en la creciente falta de pluralidad que cualquiera puede comprobar, por ejemplo, en la sección de cartas publicadas en los últimos tiempos. Por todo ello, confirmándome en las dudas que ya expresé el año pasado, al llegar en este septiembre el final de mi subscripción me encuentro motivado a no renovarla, lo que les comunico por la presente.
20021003. El cura como policía.
“-¿Qué opina usted de la policía?”, me preguntó, dando un brusco giro a nuestra conversación, un taxista sudafricano. Yo, a pesar de las conexiones que se murmura que existen en tantas partes entre ambos gremios -y que esa pregunta no ayudaba a desmentir- respondí con fingida candidez: “Para los demás, está bien; en mi caso, no hace falta”.
He recordado esa anécdota al constatar que en una encuesta reciente la mitad de los jóvenes españoles declaran que no practican la religión, pero que es buena para los demás. Algo así como la argumentación –todavía aducida por los eclesiásticos para justificar el actual “impuesto religioso”- de que un párroco vale por dos guardias civiles. O, por lo menos, en promedio, incluyendo a los obispos, nos cobra el doble ¿o no?
20021003. Religión por teléfono.
En el servicio de información telefónica del 010, pagado por el Ayuntamiento de Madrid, es decir, por todos nosotros, casi nunca me atienden directamente. Además, siempre tengo la suerte de que me pongan como música de espera forzosa unas canciones religiosas cristianas, sin que nunca me hayan tocado las judías, musulmanas o, por qué no, la Internacional o algo del género. La verdad es que resultaría muy difícil un reparto equitativo de tiempos, por lo que lo más sensato y justo es dejarse de gaitas y abusos anticonstitucionales y no aprovecharse de su cargo público para hacer propaganda ideológica de ningún tipo, según la pésima costumbre que mantiene aún, tras aprenderlo tan bien durante la dictadura franquista, el señor Álvarez del Manzano.
20021008. Opus canonizado.
Yo no soy analfabeta. He leído el Evangelio y creo que no puede haber peor burla que poner como ejemplo de su cumplimiento a quien lo es exactamente de lo contrario: al amigo de joyas y hoteles de lujo, de ricos y dictadores, de autobombo hasta cambiar repetidamente sus apellidos e incluso comprarse un título nobiliario, y hacerse llamar “Padre”, contra el expreso mandato del Evangelio; empeñado, en suma, en “vivir como Dios”, usurpando Su puesto, endiosándose.
Comprendo que el Vaticano apoye hasta canonizarlo, porque es exactamente como José María Escrivá, a esa caricatura invertida de Jesús, a ese fautor del Opus, o pus que hasta tal punto está corrompiendo la Iglesia. Pero que no cuenten para sus sacrílegas y simoníacas parodias, que reproducen la pasión del “Rey de los judíos” (¡hoy sería “Monseñor Jesús, marqués de Peralta”!), con quienes modesta, sencilla, realmente pretendemos seguir las genuinas pautas del Evangelio.
20021031. Clericalismo agresivo.
El fondo del problema lo expresaba crudamente la pancarta de la manifestación contra la LOU que vimos por televisión y fue reproducida en portada por algunos diarios: “Clericalismo agresivo, no”. Como en épocas que creíamos superadas, y contra la hoy teóricamente aceptada laicidad del Estado, el Gobierno del PP utiliza los dineros de todos para impulsar una ideología –respetable, cuando no es agresiva- que le favorece, tanto en la enseñanza obligatoria como en los medios de comunicación.
No es sólo, según denunciaba otra pancarta, que “Escuela y medios: privatizan para engañar”, sino que el mismo sistema empleado, esa privatización, se hace utilizando razonamientos falsos, porque no pueden reconocer su carácter ética y constitucionalmente inaceptable.
20021106. Turcos laicos.
Quiero agradecer a los turcos que con sus votos al islamismo moderado hayan provocado en nuestra Ministra de Asuntos Exteriores una tan obvia como, en ella, inesperada declaración: “La Unión Europea no es un club cristiano, pero sí un club laico”. Conforme a este tardío reconocimiento, espero, entre otras muchas rectificaciones para ser coherente con nuestro Estado laico, que ni ella ni ningún otro miembro del Gobierno de España se ponga ni de rodillas ni en mantilla ante ningún jefe de ninguna religión, aunque sea el Papa, cuando le visiten como representantes del Reino de España (cuando vaya como miembro que es del Opus Dei puede arrastrarse como quiera, e ir hasta sin velo alguno, en cueros vivos, como hacían antes los cristianos para bautizarse).
20021123. Obispos y ETA.
“Si tendré fe en Dios, que no han conseguido quitármela ni los curas”. Conforme a esa expresión célebre, a mí, hoy, ni los obispos españoles consiguen que abandone mi fe en Dios, a pesar de que el veinte (20) por ciento de esos obispos se hayan negado a condenar el terrorismo de ETA, y que el resto siga en comunión con ellos, y rebaje a mera exhortación pastoral el rango de su condena ritual a esos asesinos; actitud que se parece demasiado, según se ha observado, a la de un Partido Nacionalista Vasco que al negarse a romper con Herri Batasuna. Continúo creyendo en Dios, sí, pero no seré tan irracional que me siga considerando oveja del rebaño de esos malos pastores, ni cometeré la inmoralidad de apoyar con un solo céntimo, ni con mi silencio, a quienes traicionan tan gravemente el mensaje cristiano.
20021126. Obispos y ETA.
Una vez más esos jerarcas han dado un ejemplo oficial y colegiado del más inmoral oportunismo ante el sol que más calienta: hoy ante el terror de ETA, como ayer ante el de Franco (y, en la noche del golpe del 23-F, ante el que saliera vencedor). Los obispos del País Vasco y similares (un 20%) se han negado a votar contra el genocidio de ETA, mientras que el resto, como compensación, hace un guiño servil al actual gobierno de Madrid, calificando de inmoral cualquier tipo de independencia (sic). Y todo ello en un documento descafeinado de ínfimo rango que, según confiesan, no obliga ni a los mismos obispos (¡!). La guinda la daba el portavoz de esos “pastores”, añadiendo que no había habido ninguna división entre los obispos, menospreciándonos así como si fuéramos todos tan irracionales como creen ellos son quienes siguen en su rebaño. Tampoco han faltado políticos demagogos que, como hacen tras perder otras votaciones, han declarado muy serios que ese resultado ha sido una victoria contra el terror. ¡Qué vergüenza!
20021201. Católicos pasivos.
Ya no es políticamente correcto sostener que somos los únicos auténticamente tales. Sin embargo, sin falsa modestia, los españoles podemos seguir reivindicando ser los mejores católicos del mundo. Tenemos tanta fe, como decía uno de nosotros, que ni los curas han podido quitárnosla del todo. Ni aunque compren un marquesado, como el de Peralta, y sean después canonizados por el Vaticano; o se apoderen de instituciones que se formaron con fines benéficos, y se hagan después multimillonarios, defendidos también por el Vaticano, como otro monseñor, éste de Córdoba. O hagan múltiples negocios poco limpios con Gescartera, y no tengan la caridad de avisar de los riesgos ni a las monjitas de clausura, como el (poco) Delicado obispo de Valladolid. O callen como muertos ante las víctimas del tiro en la nuca, como tantos curas y obispos vascos. O repitan de modo poco ortodoxa el “dejad que los niños se acerquen a mí. O acepten el privilegio indecente de no rendir cuentas como todos del dinero de todos los españoles que reciben, según acaba de otorgarles el PP. En fin, que mereceríamos que nos dieran a todos los católicos españoles (e incluso a los demás españoles, “católicos pasivos”, víctimas no menos graves en ocasiones que las del tabaquismo pasivo) la máxima Orden de Cristo del Vaticano, como al anterior Jefe del Estado… y esa es otra.
20021202. Católicos españoles pasivos.
Ya no es políticamente correcto sostener que somos los únicos católicos auténticamente tales. Sin embargo, sin falsa modestia, los españoles podemos seguir reivindicando ser los mejores del mundo. Tenemos tanta fe, como decía uno de nosotros, que ni los curas han podido quitárnosla del todo. Ni, aunque compren un marquesado, como el de Peralta, y sean después canonizados por el Vaticano; o se apoderen de instituciones que se formaron con fines benéficos, y se hagan después multimillonarios, defendidos también por el Vaticano, como otro monseñor, éste de Córdoba. O hagan múltiples negocios poco limpios con Gescartera, y no tengan la caridad de avisar de los riesgos ni a las monjitas de clausura, como el (poco) Delicado obispo de Valladolid. O callen como muertos ante las víctimas del tiro en la nuca, como tantos curas y obispos vascos. O repitan de modo poco ortodoxa el “dejad que los niños se acerquen a mí. O acepten el privilegio indecente de no rendir cuentas como todos del dinero de todos los españoles que reciben, según acaba de otorgarles el PP. En fin, que mereceríamos que nos dieran a todos los católicos españoles (e incluso a los demás españoles, “católicos pasivos”, víctimas no menos graves en ocasiones que las del tabaquismo pasivo) la máxima Orden de Cristo del Vaticano, como al anterior Jefe del Estado, Franco,… y esa es otra.