19800104. Nos aguan las fiestas de abril.
En una sociedad en la que nueve de cada diez personas eran agricultores, era racional situar las fiestas de Semana Santa en los días en que menos podían trabajar, por ser los más lluviosos del año: los del cambio de luna de abril. Hoy día, en que nueve de cada diez personas no trabajan en el campo, sino que intentan descansar en él o en la playa, situar ahí las fiestas, esa la peor opción posible, es hacernos literalmente la Pascua.
Mereceremos lo que nos cae encima, el que nos agüen las fiestas, mientras no presionemos a las autoridades civiles y religiosas, hasta ahora impermeables al cambio, para que caigan en la cuenta que su misión no es llevarnos al cielo… fastidiándonos, sino regular mejorar las actividades colectivas conforme a los dictados del cielo… atmosférico.