Cartas a la prensa – Política – Social – 1999

19990608. Ayuda a la insolidaridad.

Para muchos -y hasta hace poco- la crítica a cualquier jerarquía eclesiástica era siempre una monstruosidad. Y, durante la transición política, cualquier objeción a sus dirigentes era calificada de fascista, como si no pudiera provenir de un deseo de mayor democracia. También hoy la crítica a ciertos aspectos de la ONGs es un tabú, como si fuera siempre un ataque a la solidaridad, y no un intento de mejorarla. Esta «solidaridad ciega»… con las ONGs agrava los males del Sur.

Pongamos un ejemplo antológico, por desgracia muy reproducido hasta hoy en los medios: «El Tercer Mundo está desapareciendo ¡Enhorabuena!», mensaje firmado por Ayuda en Acción, que terminaba auto felicitándose por cooperar a ello. Consultados sus dirigentes, reconocieron que el conjunto de las ONGs llegaba sólo, y sólo parcialmen¬te, al dos por ciento del Tercer Mundo, por lo que poco podían mejorarlo. Más aún, «números cantan»: si el Tercer Mundo está desapareciendo, es por hambre y miseria, pues su tercio más pobre se está empobreciendo aún más, y las ayudas del Norte disminuyen. El 20% más pobre de la humanidad recibe ahora el 1,4 de los ingresos mundiales, no el 2,3 como hace 30 años.

Desde el punto de vista objetivo, ese falso mensaje tranquiliza al Norte, le ayuda a dormir con buena conciencia, todo lo contrario de lo que debieran hacer -conforme a su objetivo oficial- las ONGs. A pesar de que parece difícil atribuirles ignorancia en lo propio de su oficio, no siempre se ha de pensar en una traición. «No hay que explicar por maldad lo que se puede explicar por incapacidad».

Ya sea por una causa o por otra, dado que no han rectificado ni por contactos personales, ni por gestiones ante organizaciones afines, ahora, en nombre del más elemental respeto a los hechos, y de la urgencia de un grave problema humanitario que esa publicidad da prácticamente por ya resuelto y, por tanto, irrelevante, me siento obligado a denunciar en los mismos medios que lo difundie¬ron ese falso y contraprodu¬cente mensaje de quienes con ello se convier¬ten objetiva¬mente en una «ayuda en acción»… a la insolidari¬dad.