20180910. Carmena, mírate al espejo.
Cuando Rajoy afirmó que no encontraba a nadie mejor que él mismo para repetir en el cargo, el presidente de Catilla-León, del mismo PP, le aconsejó que se mirara espejo; se habría evitado así un final deshonroso. Ahora Carmena también pretende ser la mejor para sucederse como alcaldesa de Madrid. Pero ella misma había reconocido hace un año que en ese caso terminaría casi con ochenta (80) años, una barbaridad.
Su excusa hoy para renovar es que lo piden sus concejales, pues “queda mucho por hacer”. ¿No será que han hecho poco o mal? Afirma que pretende repetir por ser “floja ante el cariño”. ¿No será porque ellos y ella se creen los mejores, los imprescindibles, o porque ellos y ella se creen imprescindibles o quieren seguir chupando del chollo? Añade incluso que “se siente rejuvenecida ¿no será, más que ese imposible biológico, que empieza a chochear? Si esto le puede parecer cruel, más lo ha sido ya para muchos lo que por su culpa hemos sufrido de hecho. Por eso hay que decirle también con sinceridad y firmeza, antes de que nos haga más daño, como Rajoy: “Carmena, mírate al espejo”.
20180704. Políticas de oposición.
Nada más natural que quien ha luchado mucho desde la oposición siga teniendo esas mismas tácticas cuando el gobierno cae por su propio mérito, como muerte de un dictador o exceso de corrupción. Continuando con sus ideas de oposición, volverá pronto a perder el gobierno.
Pongamos un caso práctico, actual y patente: la alcaldía de Madrid de Carmena. Ella se preocupa mucho de las reclamaciones de los ciclistas, -cuyo número real en las calles es casi ridículo- y que es difícil que se vayan a votar a su mayor adversario(a) político; pero se enemista de los propietarios de los cuatro millones de vehículos de Madrid, la gran mayoría necesarios, cada vez más indignados por sus prohibiciones sin alternativas reales. Si la alcaldía hubiera dedicado ese esfuerzo en una solidaridad efectiva con los desfavorecidos, –en vez de gastar en ellos menos incluso de lo presupuestado- no sólo habría mantenido a sus votantes, sino también conseguido más apoyos. No es que el tráfico y la contaminación no sean importantes, sino que la solidaridad con los más débiles lo es aún más… y políticamente mucho más rentable en votos.
20180119. Políticas de oposición.
Nada más natural que quien ha luchado mucho desde la oposición siga teniendo esas mismas tácticas cuando el gobierno cae por su propio mérito, como muerte de un dictador o exceso de corrupción. Continuando con sus ideas de oposición, volverá pronto a perder el gobierno.
Pongamos un caso práctico, actual y patente: la alcaldía de Madrid de Carmena. Ella se preocupa mucho de las reclamaciones de los ciclistas, -cuyo número real en las calles es casi ridículo- y que es difícil que se vayan a votar a su mayor adversario(a) político; pero se enemista de los dos millones largos de automovilistas de la ciudad que así, le votarán aún menos. Si hubiera insistido lo mismo en la solidaridad con los desfavorecidos –en vez de gastar en ellos menos incluso de lo presupuestado- no sólo habría mantenido a sus votantes, sino también conseguido más apoyos. No es que el tráfico y la contaminación no sean importantes, sino que la solidaridad con los más débiles lo es aún más… y políticamente mucho más rentable en votos.
20181228. La caída de Carmena.
La caída de Carmena, a la que esperan varios meses en silla de ruedas, no puede menos que doler a cualquier persona decente. Máxime cuando es una etapa más del ya largo Vía Crucis de sufrimientos corporales que, dada su contextura física, edad y los constantes ajetreos del cargo, hemos ido conociendo. De ahí que ella misma anunciara hace un año que no optaría a la reelección.
Esa declaración prueba que no es por ambición por lo que después rectificó, presentándose otra vez, lo que le haría llegar a casi los ochenta (80) años como alcaldesa. Yo opino que su cambio puede deberse a las constantes presiones de un equipo que le circunda y que sin ella perdería sus privilegios y tendría que afrontar sus responsabilidades, por lo que poco le importa los crecientes males de Carmena. Por ella y por la de millones de madrileños que padecemos la, por decir lo menos, incompetencia mostrada por algunos de ellos, creo que hay que pedir a nuestra alcaldesa, a la vista de los últimos acontecimientos, que se reafirme en su primera y cada vez más razonable y conveniente decisión, tanto para ella como para el conjunto de los ciudadanos.