20000417. Manzano y la oposición. Inútiles.
A las pocas horas de haberse enorgullecido el alcalde, nada menos que ante un Congreso Internacional sobre el tema, del magnífico tráfico de que “disfrutamos” en Madrid, un informe del mismo Ayuntamiento denuncia exactamente lo contrario. ¿Por qué, ante tan manifiesta e indiscutible incapacidad, propia o de su equipo, no dimite el señor Álvarez del Manzano? Por la misma razón que no lo ha hecho al destaparse sus cuentas, tan poco claras unas y demasiado claras otras: porque no respeta a los ciudadanos. Pero ¿realmente merecen mucho respeto quienes una y otra vez le han elegido, o le han montado esa inútil «oposición”?
20000601. Manzano, servil ante el poderoso.
El alcalde de Madrid cumple a la perfección la función real del funcionario de un sistema antidemocrático: sacarle dinero a la gente para dárselo a los ricos. Así acaba de regalar, y encima por portarse indebidamente, quince millones, y mucho más, de nuestro dinero, a quien tiene mucho más que el 99,99% de nosotros, el Real Madrid. Porque son muchos más de quince los millones que nos ha costado el aparato de vigilancia y limpieza en torno a la Cibeles, para no hablar de otros lugares afectados de la ciudad. Y esos 15 millones en destrozos no tienen otro responsable último que la prepotencia de un adinerado Club, que funciona como una poderosa sociedad comercial, que, para sacar más dinero sin pagar por ello, se empeña en apoderarse de lugares públicos, cuando puede y debe realizar sus actividades en sus propios terrenos (como también hizo entonces, de modo satisfactorio y hasta brillante, sin los destrozos y desmanes que empañaron lastimosamente celebración de su triunfo en la Cibeles).
“El que la hace la paga”: y ni ese ni otro grupo poderoso debe saltarse a la torera las leyes y los bienes comunes, y menos aún irse de rositas, debido en encima todos pagar los platos rotos por su culpa, gracias al servilismo ante los poderosos –y correspondiente demagogia- del señor Álvarez del Manzano.
20000606. Manzano, contra los pobres.
Pocos expolios son más oficiales ni odiosos que los que, favoreciendo la más descarada especulación, se están realizando contra los más ancianos, débiles y pobres habitantes del centro de Madrid; estos meses, en modo masivo, en Lavapiés. Se les priva brutalmente de su hoy tan imprescindible modo de movilidad y de trabajo, el coche, al no poder ya aparcar en su calle, y no existir apenas, ni poder pagar ellos a los abusivos precios actuales, un garaje.
En esto no sólo llega al colmo el espíritu asocial del señorito Álvarez del Manzano, que destaca lamentable en esto incluso dentro del PP, sino que incluso los más necesitados son traicionados «con buena conciencia» por una izquierda que debiera defenderlos y que, por desorientación o corrupción, se aliena aquí también con la derecha, con la más salvaje e inhumana especulación.
20000606. Manzano, impresentable.
«¡Dios mío! ¿Qué hemos hecho para merecer esto?», han dicho de nuevo muchos madrileños ante la «última», por ahora, parida del alcalde, al atribuir el maltrato familiar y hasta el matar a hachazos al no estar casado. La respuesta está clara: Hemos hecho demasiado… poco. El fenómeno Álvarez del Manzano es explicable sólo por la ausencia de una normal, organizada, razonablemente unida oposición política.
Dado que resolver esa carencia tomará aún mucho tiempo, tal y como van las cosas en el PSOE y en IU, mi esperanza está, una vez más, en el periodismo de investigación y denuncia, que terminó hasta con el macartismo estadounidense. Profesionales de los medios que tengan la habilidad y el valor de ir a fondo y librarnos de ese lamentable fantasma del pasado.
Las pistas, sobran por todos lados, y el mismo alcalde las vocea, pues cada cual se enorgullece de lo que carece. Así presume de que no sabe ni lo que gana («desprendimiento» que bastaría para cesar a un administrador tan descuidado con lo que nos cobra). O sus patéticas, ridículas manifestaciones de amor a su mujer… para justificar manejos económicos injustificables. Y hasta sus indebidos, anticonstitucionales donativos al clero, lo que, como su supersticioso «capillismo», caricatura de una auténtica religiosidad, se parece demasiado a un mecanismo de compensación por parte de quien se sabe culpable e intenta comprar el perdón del cielo. Esperemos, así, que aprenda por fin a no tirar piedras al tejado ajeno quien tiene el suyo de vidrio.
20000606. A dónde nos lleva Manzano.
“Es evidente que hay que abolir la monarquía, tan antinatural, que provocó una tensión tan fuerte al guardia real encargado de defenderla que le llevó a matar a hachazos a su mujer”. Oído esto en un bar, su dueño se niega a servir más alcohol a ese «filósofo», e incluso llama a la policía si éste pretende irse conduciendo un vehículo, para que no ocasione desgracias. Desgracias que todos los días, con nuestro dinero y hasta nuestra policía, hace un Álvarez del Manzano, que pone el origen de todos nuestros males en las parejas de hecho, como en los inmigrantes, etc. Una auténtica «lumbrera», que abochorna hasta a sus compañeros del PP. Con este alcalde vamos de… retroceso.
20000609. Qué persigue nuestro alcalde.
Obras son amores, que no buenas razones. Si queremos saber lo que de verdad fomenta nuestro alcalde, observemos cómo actúa su policía: ayuda a aparcar en lugares normalmente prohibido cuando hay espectáculos de toros y fútbol, pero impide y multa fuertemente a quienes lo hacen en lugares equivalentes si se trata de actos culturales -la feria del libro, por ejemplo- o políticos. Es decir, que Álvarez del Manzano persigue, en cuanto puede, la cultura y la democracia, continuando la política imperial romana de «pan y circo» en lo referente sólo al «circo», porque lo del pan, también en cuanto puede, ya sabemos -o nos imaginamos, porque ni siquiera nos deja ver las cuentas- donde va a parar.
20001030. En Madrid sí dormimos.
Un anuncio televisado presenta a Madrid como «la ciudad que nunca duerme». Eso
- es un vulgar plagio, por parte de un «creativo» copión, de una antigua denominación de Nueva York
- es falso, porque Madrid duerme varias horas de madrugada
- es denigrante, porque hasta en Nueva York rechazan ya ese ritmo inhumano y antiecológico de 24 horas y
- es antisocial, porque tiende fomentar que no se respeten los ritmos naturales y biológicos por algunos patronos sin conciencia, gamberros ruidosos con televisiones y coches, etcétera. Necesitamos anuncios que promuevan no menos, sino más sensatez, un mayor respeto al entorno ecológico y una vida más sana y equilibrada.