20060416. Fe ciega de la izquierda.
La fe, decía uno de los mejores observadores sociales de su época, el ex creyente en el comunismo Arthur Koestler, puede hacer montañas, pero también hacer creer que un arenque es un caballo de carreras. Los marxistas critican con razón a la Iglesia de los Santos de los últimos Días y otras sectas que han predicho que el mundo se iba a acabar en poco tiempo, haciendo adoptar un modo de vida extremo a sus fieles ante ese posible naufragio planetario.
Lo que sí se sigue cumpliendo es el evangélico “ver la paja ajena y no la viga en el propio”. Porque los autodenominados marxistas caen demasiado en ese tipo de fe irracional que reprochan a otros y de la que tan orgullosamente se declaran enemigos. Empezando por su mismo nombre “fideísta”, de seguidores de una tradición, comunión y fe, contra lo que explícitamente el mismo Marx: “Yo no soy marxista”. Y terminando, como es lógico con esa actitud que revela esa misma falsa, contradictoria autodenominación de “marxistas”, por querer aplicar con unas tácticas que se reclaman de las de Marx de aquella época, contra también la explícita denuncia de Marx contra los que creían que él había imaginado estrategias para todos y para siempre.
En ese lamentable proceso mental, está la pertinaz reivindicación por parte de esos marxistas de lemas que corresponden a épocas y tácticas saldadas por rotundos fracasos suyos, que así pretenden negar en cuanto tales, como si no hubieran tenido ninguna responsabilidad en sus más clamorosas derrotas. Con toda devoción, como las jaculatorias religiosas más criticadas por ellos, siguen evocando el “¡No pasarán” español o “¡El pueblo unido, jamás será vencido!” de Chile. ¡Cuánta fe… ciega, autoenceguecedora, conducente a nuevos fracasos!
20060917. Triste fiesta del PC.
El primer rumor fue acogido por muchos de sus simpatizantes como una broma de mal gusto, una crítica con “mala leche”, o incluso como una provocación. Pero el hecho es que el Partido Comunista ha confiado la venta de las entradas a su fiesta anual al que hasta ayer denunciaba como paradigma de aquello contra lo que el PC luchaba: el Corte Inglés.
Bromas también aquí aparte, y en aras de la modernidad, la eficacia… y la comodidad ¿será su próximo paso confiar su acción social a la tan conocida y enraizada Caritas? Ya este mismo año la dirección del PC ha imitado también otro sistema criticado en otros partidos: con autoridad policíaca, sus militantes han regulado el tráfico interno, rechazando a “las tinieblas exteriores”, a los rincones menos frecuentados e iluminados del lugar, a los que siempre habían podido repartir sus allí sus revistas y folletos, con la excusa de “facilitar el tráfico” hacia el acto donde sus dirigentes pedían libertad de expresión para ellos, y la emprendían de modo tan cainita como suicida contra Izquierda Unida; represión incluso ridícula, dado el número cada vez menor de asistentes al acto.
La peculiar dialéctica del PCE de atribuirse a sí mismo cualquier posible éxito, y los fracasos a los enemigos, externos o internos, está dando sus lógicos frutos, Frutos que vemos hasta geométricamente, por el número tan obviamente menguante de asistentes a sus mítines, que lleva a sus seguidores con paso firme, de victoria en victoria, hasta la derrota final.
20061101. Tácticas contraproducentes.
Observo con tristeza una pintada: “¡Mueran los cerdos nazis!”. Los presuntos “progres” caen de lleno en los mismos fallos que dicen combatir: el racismo y el propugnar la pena de muerte. Son jóvenes, dirá alguno. Claro, pero eso no nos da esperanza de cambio, máxime cuando es obvio que esos jóvenes han aprendido a “defender” así los derechos humanos imitando a sus padres, que torturan y matan “preventivamente” para estar más “seguros”. Consiguen con ello todo lo contrario, como estamos viendo y les advertía ya Benjamín Franklin: “Quien prefiere la seguridad a la libertad, no tendrá ni la una ni la otra”.
20061109. Los extremistas se tocan.
Hace algunos años se celebraba en Valencia un congreso internacional antifascista, en el que se recibió una amenaza de bomba. Pues bien (mal): el aviso de desalojo no se dio primero en el idioma que más gente y vidas pudiera eventualmente salvar, en inglés o en castellano… sino en valenciano. ¿Cabe mayor muestra de fascismo que anteponer la propia ideología e interés a la vida de los demás? Los extremistas se tocan.
Como denuncié en su día esa escandalosa contradicción e identificación con el fascismo –el que emplea métodos fascistas, es fascista-, tengo que denunciar hoy, a su nivel, y como hacen ya muchos de los genuinos antifascistas que antes acudían a sus manifestaciones del 20-N, a la actual “Coordinadora Antifascista” de Madrid. Este año ha cambiado los lemas anteriores (“Memoria, dignidad y lucha”) por los de “República, autodeterminación, socialismo”. Ya el año pasado fue amordazada una pancarta que decía: “No al nacionalismo excluyente”, es decir, se censuró y rechazó nada menos que la denuncia de lo que es la definición misma del fascismo. Si no se le contrarresta, ya conocemos la eficacia de una “quinta columna” (teledirigida quizá por los “nacionalistas”, “los de las pistolas”… falangistas antaño), y cómo viene a terminar ese proceso, gracias a algunos ignorantes o cobardes, que la apoyan, denunciando a gritos como “fascistas” a quienes combaten a los que con sus actos muestran serlo de verdad.