Cartas a la prensa – Política – Izquierdas – 1997

19970511. Anguita desmontó su organización.

Es deplorable la exactitud con que se cumple la «ley de Parkinson», de que cada cual tiende a llegar hasta su nivel de incompetencia. Así, a un gran cirujano le harán director de un hospital, quedándose estancado en ese cargo sin ir más allá, al resultar ser un pésimo administrador. Al obligarnos él una y otra vez a recordar y repetir tanto el pasado, (hasta ponerse tan pesado que ha perdido, según prueban votos y encuestas, la ocasión de oro para su grupo) hay que lamentar que a Anguita le hayan promocionado más allá de ser un buen profesor de historia… al menos hasta el siglo XIX.

P.D. Aparte de su honestidad personal, los aplausos tras su muerte fueron muy sinceros por parte de todos los partidos a su derecha, que ganaron mucho con su purismo que facilitó el profundo debilitamiento de la colaboración entre las corrientes de izquierda.

19970701. PP y PSOE, agradecidos a Anguita.

Mis felicitaciones al señor Anguita. Gracias a sus enormes esfuerzos, que culminan en estos días, las denominaciones del partido «Socialista Obrero» y del «Popular» van pareciendo relativamente serias y respetables en comparación con la de «Izquierda Unida». Y no dude que esos auténticos beneficiarios de su actividad sabrán darle -ante se resista, siempre tan desinteresado él, y entonces quizás incluso con mala conciencia tardía ante ese agradecimiento- un retiro dorado.

19970703. Anguita, cálmese y dialogue.

Sólo una lastimosa combinación de incapacidad, intereses personales y orgullo para «sostenella y no enmendalla» explica la nefasta trayectoria -para la izquierda y para el país- de Anguita y su entorno, que ahora estalla en múltiples direcciones.

«La política no es el arte de lo mejor, sino de lo posible». El purismo, que esconde el miedo a la impotencia de sus propias ideas para fecundar la realidad, es lógico sólo en partidos testimoniales. Un partido mediano, para ser realmente político, tener poder, debe ser especialmente ágil, diplomático, palabra que el rígido Anguita considera sin duda obscena, sin haber aprendido nada de sus repetidos y rotundos fracasos -en circunstancias óptimas para IU- a nivel estatal y, más si cabe, en Andalucía.

«La democracia consiste más en el respeto a las minorías que la imposición de las mayorías» (Stuart Mill). Esto también le suena a chino al «Grupo Anguita», cuyo sentido e incluso concepto de la democracia ha sido siempre adjetivado, matizado, negado en definitiva: desde la clásica «democracia… popular» hasta el «centralismo democrático», recurriendo para obtener las «mayorías» de que siempre presume a incesantes purgas internas y mil triquiñuelas para manipular asambleas y grupos.

Una tregua, por favor, señor Anguita. Ya sé que está dando su vida por salvarnos, como ese otro salvador de la patria -y, por tanto, su enemigo a muerte: no puede haber dos salvadores- Felipe González. Pero, al menos, tenga el valor de hacer un gesto y aliviar nuestra carga. Como él, tómese unas vacaciones. Será un descanso para todos.

19970710. Anguita, incapaz.

Rectifico, que me equivoqué. Durante muchos años voté a IU, aunque nunca llegué al extremo de tener ilusiones sobre el «centralismo (poco) democrático» de Anguita. Confiaba en la posibilidad de que IU llegara a conseguir una cierta unión de la izquierda, y/o evitara o contrarrestara la derechización del PSOE.
Los actuales acontecimientos de Galicia, País Vasco y Cataluña a nivel regional -como antes de Andalucía y otras autonomías-, así como su política interpartidaria a nivel estatal y su purga interna, que han hecho del mismo nombre de IU un sarcasmo y consolidado la derechización oficial del Gobierno central, no me permiten racionalmente seguir tomando mis deseos por unas posibilidades serias de cambio.

Salvo una transformación imprevisible en los partidos de izquierda, o la aparición de otro partido más coherente, limpio y democrático, en los próximos comicios ganaremos por goleada los abstencionistas.

19970807. Anguita practica la tierra quemada.

Cuando hace algún tiempo Anguita prometió de mala gana que no se presentaría a la reelección, nunca me imaginé llega¬ra a practicar la política de la tierra quemada: Por todas partes, desde Galicia hasta Cataluña, y desde Andalucía, pasando por Madrid y sus organismos centrales, hasta el País Vasco, Anguita está literalmente rematando cualquier esperanza de una auténtica IU.

La cabra siempre tira al monte: el último lapsus de Anguita, comparar a HB con los judíos bajo el nazismo, muestra la afinidad profunda, inconsciente incluso, de todos los totalitarios. Así, tanto HB como I»U», en realidad, ETA y PC, van perdiendo, lenta pero inexorablemente, los escasos apoyos que les quedan de épocas en que resultaban en alguna manera plausibles. El otro día vi una pintada con las siglas de I.U.: la U tacha¬da, y puesta, acen¬tuada, antes de la I; «ÚI» (uy!) o «UÍ» (huí) -gramática o acento aparte- bien significativos.

19970910. Anguita, más radical que nunca.

Reaccionando al creciente desafecto de electores y militantes, Anguita está dispuesto por fin a encontrar una solución radical a los errores de IU; es decir, después de tantos años de mandato, los suyos. Recobrando su espíritu primitivo, sin consideraciones «políticas», está ya renovando la «U» con purgas hasta que no quede nadie unido, y la «I» hasta que no quede ningún posible colaborador de una «falsa izquierda», sin más aliado que el PP.

19970929. Anguita elimina a los disidentes.

En la escuela leí horrorizado la historia de aquel reyezuelo que, incapaz de convencer a los notables de que su gobierno era bueno, pidió consejo a un monje amigo suyo. Éste se limitó a cortar ante el mensajero las hierbas más altas de su jardín. Entonces el reyezuelo invitó a comer a los notables y, a traición, les hizo cortar la cabeza, que dispuso en círculo, como una campana, a cuyo fúnebre tañido siguió un aterrado silencio de muerte, la paz de los cementerios.

Sin necesidad de consultar a otro monje dogmático que al que él mismo fue, y cuya mentalidad vemos conserva, Anguita, incapaz de convencer con razones de la bondad de su liderazgo, en una nueva salvaje «campana de Huesca», ha liquidado masivamente a sus opositores, a derechas e izquierdas, -él dirá que lo ha hecho «a derechas»- creando un silencio mortal en IU.

La historia juzgará como se merece, junto con sus sicarios, a ese brutal reyezuelo, reliquia viviente de bárbaros procedimientos medievales, vergüenza de cuantos -realmente de izquierdas, o «simplemente» demócratas- apostamos por la convivencia y el diálogo.

19971001. Anguita, devoto de El Mundo.

«Dime de qué presumes y te diré de lo que careces». ¿Qué pasa con el que siempre está presumiendo de su pureza de izquierdas, denunciando las corrupciones ajenas, negándose a cualquier pacto y dándose golpes de pecho al grito de ¡»Programa, programa»!? Un ejemplo visible debería bastar para todo el que no esté voluntariamente ciego: Anguita y sus fieles exhiben abiertamente el mismo diario que más ha hecho por hacer triunfar la derecha. ¿Cabe mayor corrupción, comportamiento más hipócrita, más in…Mundo?

19971028. Anguita, siniestro.

Permítame una adivinanza: Un Genio maligno se presentó a un hombre, hecho a su imagen y semejanza (en pequeño, pero reconcentrado), y le ofreció darle lo que pidiera… pero su enemigo recibiría el doble; y él le pidió quedarse tuerto… ¿Quien se parece hoy a ese hombre?
-¿?
-¿Que no acierta? Le daré una pista: en unas recientes elecciones gallegas, éste se mostró satisfecho, aunque habían recibido menos del uno por ciento de los votos, porque sus antiguos amigos -ahora aliados con otros- habían también descendido en votos, aunque mucho menos que él.
-¿?
-¿Que si es de izquierdas? No, hombre, no: es obvio que ese hombre no es de izquierdas: es… siniestro, ese Anguita.

19971203. Anguita se arrepiente tarde.

«¡A buenas horas, mangas verdes!». Ha disfrutado despóticamente durante tantos y tantos años de la presidencia de IU, aprovechando el ser presidente de su partido mayoritario, el PC. Ha aplastado sádicamente -y más que nunca en los últimos meses- toda pluralidad y disidencia a cualquier nivel y en cualquier rincón de España, hasta convertir el mismo nombre de Izquierda «Unida» en un apelativo sarcástico.

Sin embargo, ahora, al llegarle la hora del retiro, Anguita propone que ningún partido pueda tener más del 50% del poder en IU. Es como aquellos viejos pecadores que, en la hora de la muerte, cuando ya no podían disfrutar más de los bienes mal habidos, pretendían restituirlos… a quienes ya habían perecido víctimas de su expolio.

19971216. Anguita destruye la izquierda.

Las cifras son tan claras que ya no dejan lugar a ninguna duda racional. Mientras que IU se hunde en la intención de voto, perdiendo un cuarenta por ciento (¡40%!) desde el verano, aumenta en cambio -según la misma encuesta estatal- la valoración de Anguita.

Se confirma, pues, rotundamente, lo que habíamos denunciado algunos desde hace tiempo: que se valora a Anguita porque ha hecho lo que no pudo conseguir la derecha: acabar con gran parte de izquierda organizada, eficaz.