20040108. Derribo de una estatua de Franco.
Ha llegado a mis manos la foto de unos hombres derribando la estatua de un dictador. No, no se trata de la de Sadam Husein: su derribo fue recién el mes pasado, decenios, no horas después de su caída, como en el caso del régimen autoritario iraquí. Aunque también ese dictador, a pesar de haber matado a muchos más que Husein, fue primero muy apoyado por los Estados Unidos contra otro enemigo suyo, su estatua no ha sido derribada por los militares estadounidenses ante la televisión, sino de modo clandestino, por encapuchados, desconociéndose incluso hasta el día de hoy ese derribo por la gran mayoría de los ciudadanos, sujetos de hecho a una eficaz censura informativa.
¿Verdad que es aún curiosa esa democracia, donde, excepto unos pocos como los señalados en Narón, tantos parecen responder “a la gallega”, como en este caso, ante las alternativas dictadura-democracia? Más aún, el diario de mayor tirada de la región donde ocurrieron los hechos califica a sus autores, no al dictador, de “radicales”, preconizando así, como el presidente requete-elegido, casi vitalicio, de la misma Galicia, antiguo ministro -jamás arrepentido- de ese dictador vitalicio, una democracia francamente “moderada” (antes, “orgánica”).
20210206 Los peores ladrones.
Los primeros ladrones se enorgullecían ante todos del botín arrancado con violencia a la tribu vecina. Después justificaron su expolio como guerra santa contra el infiel o contra los miembros de alguna peligrosa ideología política. Ladrones aún peores, han llegado hasta apoderarse incluso de bienes de sus mismos partidarios, disfrazándolo de agradecimiento por haberles librado de los “malos”, como ocurrió, entre otros, con el Pazo de Meirás.
Dando un paso más en ese desvergonzado expolio, encontramos hoy que el partido de los descendientes de Franco consiguió el poder gracias a un sistema económico mafioso, pero cuyos dirigentes actuales, en vez de reconocerlo y devolvernos lo robado, pretenden seguir disfrutando de la herencia declarándose plenamente irresponsables, inocentes. Lo malo para ellos en que muchos de los demás no somos tan tontos como creen y nos negamos a ser “cornudos y, encima, apaleados”.
20031125. El fascismo triunfante de Anzuátegui.
Sí, sí: elecciones tenemos hasta en la sopa: municipales ayer, estatales mañana, autonómicas a diestro y siniestro, y hasta repetidas, como en Madrid. ¡Vamos, hasta reventar! Pero ¿tenemos democracia? Baste recordar un hecho: la manifestación anual de la muerte física del último dictador oficial y del fundador del primer partido fascista español, el 20-N, cada vez menos concurrida por algunos ingenuos que todavía pensaban que eso marcaba el comienzo de la democracia, ha sido finalmente prohibida y violentamente reprimida este año por el gobernador civil de Madrid, Anzuátegui; sí, sí: se trata del mismo personaje que ya en tiempos de Franco ejercía como autoridad pública en nombre del partido fascista entonces imperante, la Falange.
20010106. “Transición modélica”, pero para Franco
Desmarcándose de tanto vergonzoso auto incienso con motivo de los 25 años de cambio de régimen, A. Muñoz Molina nos recuerda que el franquismo no terminó con un pueblo sublevado en las calles, como hemos visto después en no pocos países ex comunistas o en el Perú, sino en un quirófano. Y esto explica demasiado bien lo que ha venido después. ¿”Transición modélica”? Depende cómo se mire: para el dictador, desde luego, no pudo ser mejor, excluyendo el encarnizamiento terapéutico político de sus últimos días.