Política – Franquismo – 2010

20100220. Retrasos y retrocesos históricos.

Desde su fundación en 1974 y “durante 35 años, haber sido de la Unión Militar Democrática era un mal don, a partir de hoy es un mérito” dijo Reinlein, uno de los 14 sobrevivientes de aquella asociación que tanto contribuyó a restaurar la legalidad en España.

Al condecorarlos, la ministra Chacón reconoció que era un plazo demasiado largo; peor aún si consideramos que ella misma había confesado que se sorprendió al constatar que los mandos militares actuales estaban “ya” dispuestos a reconocer la “valentía” de esos militares, que los Gobiernos y la sociedad no han tenido hasta hoy.

Peor aún es el “retraso” aún vigente en desenterrar y honrar a quienes murieron por defender el Gobierno legal, aún vergonzosamente sepultados por sus asesinos, sin juicio, en las cunetas. Y lo pésimo es no ya el retraso, sino la involución enorme que supone, entre otros, el hecho de quienes reivindican los ideales y nombre mismo de muchos de aquellos asesinos puedan hoy llevar ante el juez que pretendía investigar los crímenes del franquismo, y eso con la poco disimulada complicidad de sectores de un débil Gobierno “progresista” (¡!) que ha hecho una ley de (des)Memoria histórica que, encubriéndolo con bellas palabras, amnistía –como no se ha hecho en ningún país- los imprescriptibles crímenes contra la humanidad entonces cometidos.

20100706. Fraga y la huella de Franco.

Nada más natural que el que Fraga declare que desea tener a Garzón “lo más alejado de España que sea posible”, aunque sea en la Corte Penal Internacional. Ya antes afirmó que Garzón “había atacado los fundamentos de la civilización” cuando hizo detener a Pinochet en Londres. Me recuerda al náufrago que al arribar a una playa y ver varios ahorcados de un árbol exclamó: “Menos mal que he llegado a un país civilizado”, según cuenta Voltaire.

Este destacado ministro franquista tiembla al pensar que un día le toque el turno a otros dictadores y a sus cómplices más inmediatos, como él, que jamás renegó de la tiranía. Por eso no le da vergüenza intentar esconderse ahora y sostener que Franco “no dejó huella” (¡!), cuando su huella viviente es el mismo Fraga y los suyos.