20090630. Franco pierde Madrid.
Con increíble y casi indecorosa celeridad, sólo pocas décadas tras su muerte, Franco acaba de perder el título de alcalde honorífico de Madrid, por decisión casi unánime de su ayuntamiento. Se abstuvieron sólo, justificadísimamente, dos concejales del PP. Uno arguyó, contra esa prisa por ajustarse a la ley de memoria histórica, que había asuntos más urgentes, aludiendo sin duda a los actuales graves casos de corrupción en su partido y ayuntamiento. El otro, por razones aún más íntimas y orgánicas, se le removieron las tripas ante el hecho, y se fue a donde debía, al retrete.
20090905. Alcaldada franquista.
En el catecismo que aprendí en mi infancia se “probaba” lo absurdo que era la democracia porque, según fuera la mayoría, resultaría que Dios existía, o no. Habiendo bebido y no evacuado aún ese veneno del nacionalcatolicismo, y aprovechando lo que puede de ese pérfido sistema democrático que le ha tocado sufrir, el alcalde del Puerto de Santa María ha hecho aprobar, con su exigua mayoría del PP, que todos los concejales deberán asistir el 8 de septiembre a una procesión católica.
El que ese ataque a los más elementales derechos humanos reconocidos por las NN UU y la Constitución, no hayan provocado el inmediato rechazo y expulsión de ese individuo por parte de su partido, deja al desnudo hasta qué punto, desde Fraga y Mayor Oreja hasta algunos militantes de base, sólo admiten la democracia para salvar los muebles, porque ya no pueden seguir disfrutando de la “increíble placidez” que a esos autoritarios les proporcionaba el régimen anterior.