20210118. País Bajos muy bajos.
El Gobierno “laborista” (así se llama, no es broma) ha tenido que dimitir en pleno al destaparse su “guerra contra el pobre”. Durante cuatro años consideró como delincuentes e hizo devolver a 20.000 familias las ayudas que les había dado por sus hijos. Todo eso, por meros defectos de forma en la complementación de requisitos administrativos. Muchos quedaron en la ruina o perdieron su vivienda.
Sí, se trata del mismo Gobierno que tolera 50.000 españoles estén esclavizados allí con contratos leoninos, con los que muchos terminan el mes debiendo dinero a las empresas de trabajo temporal que los importaron. El que ha intentado al máximo eliminar las ayudas de la Unión Europea a otros países, incluida España, por la epidemia de coronavirus. El que estafa su contribución a la Unión Europea disminuyendo los impuestos a empresas internacionales para que se afinquen allí. El que, en un inútil intento por evitar la mala fama, la peste que despide el tanto estafarnos, darnos con queso, acaba de suprimir hasta el nombre de Holanda, adoptando el de Países Bajos. Bajos de vergüenza, por su puesto. Y el partido alternativo allí es todavía más insolidario. Se autodenomina “de la Libertad”. ¿No les suena?
Habría que exigir un mínimo de honestidad a nuestros socios, en vez de competir -como hay que reconocer intentan algunos- en sus pésimas prácticas. De lo contrario, si no tienen ni el pudor de dimitir, expulsarlos. Con amigos así, no necesitamos enemigos.
20210128. Putin se equivoca.
Putin se equivoca, y mucho. Las técnicas de poder que encandilaban a aquel aprendiz de espía de la KGB estaban más cerca de las de los Borgia que las hoy imperantes con las nuevas tecnologías. Gracias al apoyo total de Yeltsin, este nuevo zar subió por sorpresa y sin problemas en 1999 al trono de un país de primer plano, aunque muy desorganizado tras la desaparición de la URSS. Veinte años después, ha perdido mucho poder en un mundo globalizado y sobre unos ciudadanos rusos cada día más ilustrados. Los crímenes para eliminar a sus críticos son cada día más conocidos y menos tolerados a escala nacional e internacional. Si el orgullo o decadencia personal le impiden actualizarse, antes y con peor recuerdo entrará en la historia; quizá pronto, si alguno de sus cada vez más y más apoyados posibles sucesores emplea sus mismas tácticas.