20070122. Europeísmo y Constitución.
¡Por fin nuestros gobernantes parece que se están cayendo del burro, dándose cuenta que los europeos somos algo más que unos consumidores! El proyecto de Constitución europea, y el “caso Turquía” les está obligando a recordar que no todo es economía, y que una unión política eficaz exige mucho más que una mera Unión Aduanera, o una moneda común, continuando en la línea de un mero “Mercado Común” europeo, o una Comunidad europea “del carbón y del acero”.
Por supuesto, una nacionalidad tan forjada como la Francia o Italia ha exigido un esfuerzo de siglos y, aun en el caso de que fuera deseable, tardaría, incluso con las modernas tecnologías, varias generaciones en completarse a escala europea. Pero para que funcione adecuadamente el grado de integración económica ya alcanzado es necesario que se refuerce mucho, muchísimo, una cohesión política, que no podrá obtenerse sin una mucho mayor integración social y cultural.
La estrechez de miras y la cobardía de muchos dirigentes europeos les impide enfrentarse a esa tarea, que exigiría dedicar unos gigantescos esfuerzos de todo tipo para conseguir en plazos razonables esa convergencia. Por el contrario, huyendo hacia delante, siguen insistiendo casi exclusivamente en el campo económico. Más aún, van admitiendo nuevos países que hacen más difícil esa integración profunda, eficaz, con lo que arruinan la posibilidad de obtener una Unión Europea realmente tal. “La avaricia rompe el saco” y “quien mucho abarca, poco aprieta”: estos dos proverbios sintetizan en cierto modo el estado actual de la crisis europea, que puede arruinar nuestro futuro y perjudicar a medio y largo plazo al resto del mundo.
20070127. Constitución europea autoritaria.
“A los brasileños los llevaremos a la democracia, aunque sea a patadas”, declaró con entusiasmo uno de los generales de su última dictadura militar. En otro país de tradición latina, y con muchos menos años aún de previa democracia formal, sus dirigentes no dudaron en emplear mil procedimientos para amordazar a la oposición y forzar del triunfo, que ellos mismos calificaron muy oportunamente de “aplastante”, de una Constitución… europea. Porque esa victoria “aplastante” de más de dos tercios de los votantes la consiguieron con la abstención u oposición de más de dos tercios de sus ciudadanos, lo que en países de democracia más real y consolidada habría llevado a invalidar cualquier votación, y más aún la que de una Constitución, que debiera reclamar una mayoría cualificada.
Siguiendo con su método de darnos una Constitución europea “aunque sea a patadas”, el Gobierno no ha tenido empacho en volver a amordazar a la posición, y volver a impedir con malas mañas, como ya hizo entonces, su manifestación en Madrid, cuando ha reunido aquí a los autodenominados “amigos de la Constitución europea”. Lo único coherente con esa conducta gubernamental es el carácter poco democrático y antisocial de esa redacción de la Constitución y de sus “amiguetes”, que la redactaron en provecho de sus elites, y que no tienen empacho en decir que no la someterán a ningún tipo de consulta popular por temor a perderla. La han aprobado -¡excepto en Luxemburgo!- sólo en sus Parlamentos, que así confiesan ser tan poco representativos también de la voluntad popular. Quieren, pues, como demuestran estos actos suyos tan significativos, una Europa unida por una Constitución más parecida a la que soñaron los de las Santas Alianzas autoritarias del pasado que a la de una Europa actual, democrática y social, en el fondo y en las formas, y votada mayoritariamente por sus ciudadanos.
20070128. Integrismo constitucional.
Sin haber aprendido nada, la diplomacia española se empeña en la más clásica y peor tradición de “sostenerla y no enmendarla” respecto a la Constitución europea. Su posición, repetida estos días se resume en su negativa a “trocearla”, en un auténtico integrismo Constitucional, cuando, por su misma extensión, y hasta por estética, no sólo por su contenido detallista y partidista, del más desenfrenado liberalismo, el reducir su interminable contenido es lo que todos los políticos sensatos consideran como la única salida viable. Pero aquí se pretende no quitar ni una coma, dejarlo todo tan indigeriblemente igual a lo de ahora, admitiendo sólo a regañadientes que se le añada… más de lo mismo. Porque resulta impensable –a no ser que lleguemos al colmo de la incoherencia- soñar con añadidos contradictorios respecto contra el actual escrito.
Así, con esta propuesta integrista “genial” se ha tenido el valor de reunir en Madrid a otros países para “salvar” a la Constitución, vanagloriándose de ser el único país (con todo respeto a Luxemburgo) con un referéndum victorioso… en el que en realidad dos tercios de los ciudadanos ni se molestaron en votar o dijeron no a esa constitución. Se podría calificar de victoria pírrica si no fuera peor, porque aquel rey fue más sensato y reconoció tras su desastroso triunfo que con otra victoria así contra los romanos estaría perdido.
20070604. Violencia antidemocrática.
Valiente defensora de los derechos humanos, Ángela Merkel reprochó hace poco al zar de la KGB, Putin, el maltrato de varios manifestantes por su policía moscovita. Pero, demasiado fiel también a sus orígenes reales, Merkel no dudó a los pocos días en montar una fría y planificada versión doméstica de una “guerra preventiva”, violando, contra todo derecho humano, y contra la Constitución alemana, las sedes de más de cuarenta organizaciones, “por si” preparaban alguna protesta contra la reunión del GH-8; ese grupo de países que intenta suplantar a la ONU en el dirigir el orden mundial, sin tener otra legitimidad que su fuerza, conspirando en deliberaciones secretas, y por eso mismo más que sospechosas. El colmo de la provocación es reunir ese G-8 en un balneario de lujo, Heiligendamm, en el que hasta ayer Hitler figuraba como ciudadano de honor de la ciudad, rodearla de una valla de 12 kilómetros por 2,50 metros de altura, y prohibir toda manifestación a menos de cinco kilómetros.
“Con el ojo por ojo el mundo terminaría ciego”, como decían Gandhi, Jesús, y el sentido común. Porque no se puede justificar con esas violaciones y provocaciones la violencia de algunos manifestantes contra el G-8, al protestar contra esa caricatura de democracia alemana; pero tampoco se les puede considerar como el “mal absoluto”, el demonio, sin razón alguna, y a los represores gubernamentales como angelitos; dualismo maniqueo que nos llevaría también por esa vía al salvaje Oeste de “buenos” contra “malos”, a la pérdida de una civilización a la que nos quieren abocar algunos extremistas de ambos bandos.