Política – Europa – 2004

20040108. Albión, libre gracias al terrorismo.

Con gran alborozo, los periódicos más derechistas de España han anunciado la gestación de una próxima ley que dará al gobierno inglés poderes casi absolutos en caso de atentado terrorista, aboliendo el control parlamentario, el derecho de reunión, a la propiedad privada sin confiscación, etc. Ya hemos visto hasta qué punto ha conseguido antes lo mismo el gobierno de los Estados Unidos tras el 11 de septiembre, y en gran parte también aquí el del PP, con su célebre argumento de que “todos los terrorismos son iguales”.

Gracias a esos previsores patriotas de Albión, quedará asimismo ahí más asegurada aún la libertad… de los Gobiernos. La tradicional Inglaterra abandona su “nueva tradición” democrática por otra más antigua, que su rey Jacobo I sintetizó y defendió en su famosa obra “De las Monarquías libres” que eran, con toda lógica desde su punto de vista, aquellas en las que el monarca –hoy, el jefe de gobierno- puede hacer lo que le dé la real gana.

20040709. Decadente.

Todo el mundo se enorgullece de lo que carece. En su mismo nombre, el submarino atómico “Tireless”, “Incansable” encarna esa verdad psicológica respecto al país que se lo puso. Lejos de ser “incansable”, ese submarino, como el imperio británico, apenas puede ocultar su lamentable estado de decadencia con una serie de bravatas para consumo interno e injustas provocaciones al exterior. Los hechos no pueden ser más elocuentes e irrebatibles. No hace dos años que tuvo que estar fuera de servicio casi un año, sometido a reparaciones por sus graves defectos en Gibraltar; y poco después tuvo también una importante avería que en vano el gobierno británico ha intentado mantener en secreto.

Ahora, despechado Blair por el rechazo interno e internacional a la guerra de Iraq, cuyo principal cómplice fue, procura vengarse del nuevo Gobierno español y buscar apoyos en las capas más cerrilmente patrioteras de su pueblo enarbolando la bandera británica en Gibraltar, como su colega Aznar hizo con la bandera española en la isla de Perejil. En pocas semanas este político manipulador ha enviado a la princesa Ana a celebrar la conquista de esa roca, y ahora quiere remachar el clavo con esa vieja chatarra nuclear que irónicamente denomina “Tireless”. No es así como se gobierna un país ni se fomenta la unidad europea, y Blair tendrá ocasión de reconocerlo y lamentarlo el resto de sus días tras perder las próximas elecciones.

20040908. Manifestación en Rusia.

Se ha criticado con razón la ausencia de manifestaciones contra la matanza de Beslán. Lo lamentable, también, es que el comentarista de prensa culpaba de ese silencio sólo a la izquierda, como si la lucha contra los terrorismos no debiera ser de todos, siendo incluso tarea especialmente reivindicada por la derecha. Total, que, galgos o podencos, unos por otros, la casa por barrer; sólo una ONG ha anunciado una concentración ante la embajada rusa el jueves 9 a las 19,30. Recordemos que, con escaso sentido ciudadano y democrático, en la misma Rusia no han manifestado sino tras la llamada del Gobierno, y ha habido quejas de que éste ha querido aprovechar esa manifestación para hacerse propaganda. Mal de muchos…

20040921. Bonaparte.

Casi doscientos años después, vuelve a gobernar en España Pepe-Botella, gracias al pequeño Monstruo que, con la excusa de defender la independencia de su país, acabó atacando la de los demás. Esperemos que una nueva sensata alianza de sus vecinos ponga también al actual Monstruito y a su gobierno-títere de Pepe-Botella en el sitio que les corresponde, conforme al deseo mayoritario de los ciudadanos votantes en ambos lugares.

20041025. Referéndum antipopular.

¿Hay algo más indecente, más antidemocrático, que un referéndum no vinculante? Porque se pide que se pronuncie el pueblo “soberano”, pero sólo para demostrar que su opinión no sirve para nada, dado que los gobernantes harán en todo caso lo que les dé la real gana. El colmo es cuando incluso no guardan ni el disimulo de fingir que deciden después del referéndum, sino que ya antes declaran solemnemente lo que harán, digan lo que digan los ciudadanos, como ocurre ahora con la Constitución europea. Ya este “detalle”, como otros procedimientos antidemocráticos y hasta inadmisibles desde el punto de vista legal para hacer una Constitución, retratan hasta qué punto es antipopular, en el mejor sentido de la palabra, todo este manejo.

Quienes siempre, y más aún en las actuales circunstancias internacionales, hemos deseado una Europa fuerte y democrática, no podemos menos que oponernos activamente a esta caricatura de constitución, a esta auténtica Ley del Embudo europeo, que pretenden imponernos con el chantaje de “esto o nada”, y que, de instaurarse, disminuiría nuestras fuerzas individuales, colectivas y globales, de modo casi irremediable; máxime porque, muy conscientes de las enormes protestas que suscitará su aplicación, esos maquiavélicos legisladores han hecho prácticamente imposible la posterior modificación de esa “Constitución” que resulta ser, pues, un perfecto “Convenio” preparado y en favor de las mafias políticas y económicas.

20041027. Europa en crisis.

Nada más lógico, ni más positivo, si la crisis sirve para aprender y rectificar. A medida que la Unión Europea va teniendo una mayor realidad, sus parlamentarios se niegan a obedecer a una Comisión que “no es democrática”, sino un “lugar de retiro de los políticos”, como le ha espetado el diputado Farge al autoritario Barroso. Éste, despechado, ha arremetido contra los parlamentarios, acusándoles de antieuropeístas, cuando, según le ha respondido otro parlamentario, Romagneli, “esta Comisión es antieuropea, y muchos de sus comisarios tienen conflictos de intereses”.

Quienes queremos una UE eficaz somos precisamente los que no podemos admitir tantos y tan continuados chanchullos que dificultarán cada vez más su arreglo y un funcionamiento correcto de las instituciones. “Es mejor tener más tiempo para poder hacer las cosas bien”, ha tenido que confesar Barroso al retirar su impresentable lista, viéndose superado por el “ambiente de revuelta” parlamentaria, como lo definía uno de los diputados, Ignasi Guardans, de CiU.

Este rechazo a la lista actual de la Comisión hará todavía más difícil que se aprueben los referendos de la Constitución, reconocía el presidente del P. Popular Europeo. Es evidente. Pero, en vez de lamentarlo como él, debemos, visto lo visto, alegrarnos que esa crisis se ponga así al descubierto, no se encubra una vez más con paños calientes, lo que hace cada vez más difícil su curación. Europa necesita mucho una Comisión y una Constitución adecuadas, muy distintas de lo que nos han presentado ahora. Ellos son los que con sus intereses partidistas o incluso privados obstaculizando la consolidación de una Europa más democrática, justa e igualitaria que deseamos la inmensa mayoría de los europeos. Sólo la crisis y rechazo de sus esquemas, como hemos presenciado esperanzados hoy, permitirá que avancemos seguros por el buen camino de una unión sin confusión, en una Europa fuerte, no forzada, para todos y no sólo para unos pocos.

20041102. Zapatero miente.

No me sorprende otra manipulación más en un señor Rajoy, a quien ya oí en directo, a cinco días del 14 de marzo, respondiendo a la pregunta de si le parecía bien mantener al frente al frente de los informativos de TVE durante la campaña electoral a un periodista condenado por manipular en favor del Gobierno, que él “no sabía que Urdaci hubiera sido condenado”. Comprendo, pues, que diga cualquier cosa en favor de un proyecto de Constitución europea redactado por sus afines políticos ultraliberales, afirmando que el sí es “el sí a Europa” y el no es “no apostar por Europa”, cuando casi todos los que nos oponemos a ese bodrio lo hacemos invocando explícitamente la necesidad de no dar pasos en falso, de defender los mejores valores europeos, arrinconados o negados demasiadas veces en ese esquema. Rajoy sigue aquí vieja táctica franquista de identificar a los contrarios a su régimen con la “anti-España”; hoy, “anti-Europa”.

Sin embargo, sí me sorprende y duele que un Zapatero acepte sin formular graves objeciones –como las hacen tantos, desde perspectivas tan distintas, y hasta muchos socialistas, empezando por Francia- ese esquema constitucional ultraliberal. Incluso, con el fervor de los conversos –o los que tienen mala conciencia, y no quiere que dé tiempo a pensar y discutir el tema-, nos mete con prisas a ser el primer país a tener un referéndum. Más aún, Zapatero imita las falacias de Rajoy, y en una alocución solemne identifica el decir sí con el estar con Europa, calificándonos, pues, a los del no, de antieuropeístas, vende patria europea. ¿Cabe mayor manipulación desde tan alto puesto?

Nosotros, señor Zapatero, también “queremos hacer los deberes”, en un “claro mensaje de europeísta situándonos en la vanguardia de la construcción europea”. Pero, sin sospechosas prisas y sin descalificar de modo absoluto y antidemocrático a los demás. Procuraremos, pues, evitar que se dé de tan mala manera ese “primer gran paso”, que creemos es en falso, y que dificultará mucho más el conseguir una sólida y democrática unidad política de nuestro continente; máxime, al hacer ese proyecto, -para evitar las graves protestas que comprende suscitará su unilateralidad-, casi irreformable esa Constitución, si consigue ser aprobada ahora, al exigir la unanimidad de los 25 para cualquier cambio ulterior.

20041113. Indiscutible “reverendum” constitucional.

¿Cómo puede jugar tan sucio tan pronto? Ayer, cuando estaba en la oposición, el PSOE insistía en lo evidente: que cuando el adversario se niega a participar en debates ante unas elecciones demuestra su propia falta de confianza en sus propias razones, y su carácter antidemocrático. Hoy es el PSOE el que rechaza, abierta y oficialmente, debatir con los partidos y organizaciones que preconizan el “no” a esta formulación de la constitución europea; añadiendo incluso que considerará un éxito que el que vote, en favor o en contra de ella, sólo un tercio del electorado.

El negarse a debatir es, ante cualquier persona consciente, cerrar perdiendo por k.o., en el primer asalto, el combate dialéctico. Ningún adversario podría poner antes, ni más clara y decisivamente al desnudo la falta de espíritu democrático de ese esquema legal que se intenta hacer colar aquí con prisas, ninguneando a sus oponentes e incluso, y a priori, a más de los dos tercios de los posibles votantes; espíritu antidemocrático que, tras la máscara de bellos principios, consagran las disposiciones prácticas de esa “constitución”, culminando con su pretensión de hacerse a sí misma indiscutible para siempre, al exigir la unanimidad de los 25 Estados para cualquier modificación.

Los europeos quizá somos ya demasiado mayorcitos para tragarnos esas ruedas de molino. Incluso los considerados más débiles. Y, por lo tanto, los primeros a quienes conviene, para “dar ejemplo” hacer pasar por el aro, “sin discusión”, como pretende ahora el PSOE con su, convendría rebautizar, “reverendum”. ¿No acaba su vicepresidenta de proclamar que esa constitución es intocable, indiscutible, inmejorable, incluso antes de que la aprobemos? ¿No nos ha advertido muy seria que cualquier intento por mejorarla es imposible, y llevaría a la ruina de la UE? No esperábamos que estos “nuevos” gobernantes abusaran tan pronto y tanto de la triquiñuela, tan vieja como antidemocrática, de apelar al miedo de los presuntos ignorantes, al “yo o el caos”.

20041116. Constitución.

“Dejad toda esperanza, los que entráis aquí”, puso Dante a la puerta del infierno. Según han denunciado muchos observadores, como José Vidal-Beneyto, su irreformabilidad es lo peor del tratado de constitución europea que se nos presenta ahora, con la “alternativa” tan poco democrática de “o yo, o el caos”. No sólo es lo más grave, sino también, conviene subrayarlo, lo más lógico en una ley tan injusta que ha sido calificada de “Constitución del Embudo”. Porque, tras un apetitoso catálogo de principios y valores: libertad, igualdad, solidaridad, justicia, derechos humanos, puesto para encandilarnos y cegarnos, se pasa, cuando llega la parte práctica – “obras son amores, que no buenas razones”-, a olvidar toda esa belleza para imponer las más duras e inhumanas leyes del mercado, de la supervivencia del más fuerte, reforzando incluso ese poder ya predominante con interminables reglamentos encadenantes, impropios por su minuciosidad de una auténtica constitución.

La incongruencia es tan evidente, queda tan claro el abuso ocasión por parte de los redactores de un texto en un momento dado que, para evitar que pronto surjan incontenibles protestas y fuertes movimientos para reformar el texto, estos “listos” han manipulado también el mecanismo de su posible mejora, haciendo prácticamente imposible todo cambio de la misma, al exigir para ello la unanimidad de los veinticinco países de la UE. Ese blindaje, como el de otros contratos hechos de espalda a los intereses del público, revela por sí solo la duplicidad de sus autores y la necesidad de revisar ese y otros puntos, tantos importantes como gravemente escorados, antes de que los ciudadanos los aprobemos definitivamente, si queremos tener unas leyes que realmente sirvan de motor, y no de pesado lastre o incluso de penoso extravío para la Unión Europea y para nuestra propia vida.