Política – Europa – 2002

20020423. Sorpresa en Francia.

¿“Sorpresa” en Francia? ¡Qué hipocresía! ¿Ya no nos acordamos de lo que pasó hace tan poco en España? La mayoría de los votantes, de izquierda, también realmente desunidos –incluso tras un vergonzoso disfraz de unión a última ahora, que no hizo sino favorecer la abstención de muchos de sus votantes, y confirmar a los de la derecha- propició una asimismo “sorpresiva” victoria, también absoluta, de la derecha.

Por lo tanto, para no hablar de otros aún más alejados de la realidad: Zapatero, a tu zapato… izquierdo, al que dices querer representar, sin salirte de él hacia ningún extremo. ¿O te empeñarás en imitar a al que dices hacer oposición, y procurar que haya dos zapatos derechos, como han intentado otros “vivos” fuera y dentro de España, a cuyo timo los electores han dado ya la respuesta que se merece?

20020908. GB colonia de EEUU.

Yo creo que los europeos hemos llevado con notable paciencia, y algunos hasta con una cierta oculta complicidad y nostalgia, las excentricidades y singularidades con las que Gran Bretaña todavía hoy retrasa y perjudica nuestra Unión Europea. Su aún tan reciente “viudez imperial” hace recordar a los franceses su pasado “napoleónico”, a los españoles imperio de los Austrias, a los alemanes, entre otros, el de Carlomagno, y a los italianos su imperio romano.

Pero lo que no podemos seguir tolerando, por dignidad y por mero instinto de supervivencia, es la bajeza de unos gobernantes ingleses que, como ayer la Thatcher y hoy más Blair, se empeñan en arrimarse como sea al sol que hoy más calienta, y convertirse voluntariamente en una especie de “Estado libre asociado”, una colonia de su ex colonia estadounidense. No cabe traición más completa al fin cada vez más primordial de la UE: el que podamos entre todos nosotros contrabalancear el creciente “unilateralismo” o, dicho sin eufemismos, el arrollador imperialismo económico y militar de los EEUU contra el mundo entero.

Lejos de irse arreglando con el tiempo, cuanto más toleremos actual situación, según demuestra la actuación de Blair en los últimos tiempos, más difícil será que la decisión definitiva de Gran Bretaña de unirse a una u otra parte sea favorable a la UA, y más daño no habrá hecho a los europeos este cada vez más nocivo caballo de Troya de EEUU que se está configurando entre nosotros en silencio ante la pasividad y cobardía de muchos.

20021101. Putin, terrorismo de Estado.

Nos puede sobrecoger, pero no nos puede extrañar que el presidente Putin haya resuelto la crisis de la toma de rehenes con métodos soviéticos y, más específicamente, de la KGB, de la que ha sido hasta el final miembro destacado, y con cuyos siniestros personajes ha forjado su Gobierno. De ahí sus mentiras más descaradas y sistemáticas, la mayor violencia –hasta rematar al enemigo indefenso- sin agotar vías menos costosas, el secretismo respecto a sus armas químicas hasta provocar centenares de víctimas, el menosprecio absoluto por la vida por su misma población.

Aún más nos debiera sobrecoger, pensando en nuestro propio porvenir, y además sorprendernos a quienes creíamos que ellos sí tenían un poco mas de civilización y de humanidad, es el constatar el apoyo incondicional y repetido de nuestras autoridades a esa barbarie sin nombre. ¿Qué mayor estímulo al más desesperado terrorismo que ese terrorismo de Estado, esa doctrina del ojo, o incluso los dos ojos, por ojo, propugnada tan irresponsablemente por Bush, que está dejando ya ciego a tantos dirigentes del mundo, como nos advirtiera Gandhi?

20021101. Putin genocida.

¡Qué monstruoso acto del más inhumano terrorismo! Más de doscientos muertos, incluyendo a más de ochenta desaparecidos, multitud de cadáveres enterrados en secreto por las autoridades, que no curan como debieran a otros centenares de víctimas del gas criminalmente empleado por su Ejército contra sus mismos ciudadanos, para “salvarlos del terrorismo checheno”. Y todo ello, con la excusa, desmentida por las mismas víctimas sobrevivientes, de que los chechenos habían comenzado a matar a los rehenes. Y aprovechando ese atentado para reemprender con más fuerza su guerra genocida, echando la culpa de todo al presidente checheno, cuando el mediador en el conflicto ha aportado pruebas de que no es así.
Recordemos que ese siniestro espía de la KGB que es Putin consiguió llegar a la presidencia de Rusia gracias a su exacerbar sin escrúpulos la guerra contra Chechenia, incluido su aprovechamiento político de otros atentados chechenos, algunos de los cuales fueron “tolerados” o incluso montados con ese maquiavélico, despiadado fin.

¿Cómo es posible que tengamos al frente de algunos de los principales países del mundo a gente así? Porque si sustituimos el nombre de Putin por el de Bush, y el de Chechenia por el de Afganistán (hoy, por el de Irak), las maniobras, intereses y resultados genocidas son demasiado parecidos.

¿Y en España? También aquí nos encontramos con un Aznar que, con un maquiavélico aprovechamiento político a favor del PP del tema del terrorismo –lo que no hace sino prolongarlo-, tan exacerbado que quizá haya que buscar sus raíces en el trauma psicológico que le produjo a Aznar el atentado que sufrió por parte de ETA, no sólo se ha sometido servilmente, hasta implicarnos a todos, en la arremetida unilateral e irresponsable de Bush contra Irak, sino que ahora también felicita efusivamente a Putin por su “heroicidad” contra el terrorismo. Hasta el Rey ha apoyado la carnicería en Moscú; intervención inusual, pero coherente con la ”visita privada” que hizo al presidente ruso, de significado demasiado patente, como la que hecha al rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella.

Mientras toleremos un mundo en el que cada día unos pocos son cada vez más ricos, poderosos y hasta legalmente irresponsables, y una inmensa mayoría –según datos oficiales de la ONU- es cada vez más pobre, impotente y sin derechos, el superterrorismo de los de arriba contaminará cada vez más el planeta hasta hacerlo incompatible con una vida digna de ese nombre.

20021105. Servilismo ante Putin.

Una pésima noticia para los defensores de la libertad, de los derechos humanos, de la democracia: la población rusa apoya masivamente la inhumana actuación de Putin en el secuestro del teatro de Moscú, a pesar de los centenares de victimas inocentes, de no comunicar el antídoto al gas empleado, de las mentiras oficiales, empezando por la de que se había comenzado a matar a los rehenes, y de que ese siniestro espía Putin, que consiguió la presidencia gracias a su azuzar la guerra de Chechenia, a raíz de otros atentados, está aprovechando  también éste para reafirmar sus intereses políticos personales.

Un sociólogo respondería esa reacción es natural en un pueblo servil. Que incluso otro que se presenta como “defensor de la democracia” ha tenido una reacción aún más servil tras el S-11, inclinándose al máximo ante un Bush, elegido con menos votos que Al Gore, por un juez obviamente parcial, siendo ese “hijo de papá” tan ignorante, sanguinario adicto de penas de muerte, corrupto negociante de empresas petroleras, que manipuló tras el 11-S para emprender la guerra contra múltiples países, con múltiples mentiras bien conocidas, presionando y oprimiendo incluso a sus aliados y la ONU,  propugnando bárbaras “guerras preventivas”, etcétera.

Gran parte de la culpa la tenemos los pueblos de la Europa Occidental que, por nuestra imprevisión, incapacidad y comodidad, nos ilusionamos pensando que la libertad nos la regalaban y guardaban otros. Así contribuimos a convertir Estados Unidos en su único, incontrovertible guardián y árbitro, lobo con piel de oveja de democracia que, cuando ha llegado a superar en armamento a la media docena de países siguientes juntos, está dejando caer por inútil ese disfraz, e imponiendo brutal y universalmente, como jamás en la historia mundial, la ley del país mas fuerte. Sólo una profunda y costosa rectificación podrá garantizar un día los ideales humanos de libertad y democracia que constituyen el origen mismo de la Europa, salvándonos de la nueva oscura Edad Media a que quieren condenarnos esos nuevos bárbaros de Occidente y Oriente, a derechas e izquierdas, a los que, en nuestra nueva decadencia, nuestros gobiernos habían también llamado para defender sus libertades, dándoles así la oportunidad de convertirse en nuestros amos.

20021125. Europa discriminadora.

“Quienes olvidan la historia se ven obligados a repetirla”. Las últimas guerras civiles en Europa tienen un tan claro como trágico componente religioso: por ejemplo, en Irlanda y en el País Vasco (como nuestra guerra civil 1936-1936, las carlistas y de ahí para atrás hasta las visigodas). Europa entera se dividió y luchó durante siglos en guerras bendecidas por los protestantes contra los católicos y viceversa, como ya había hecho “religiosamente” durante tantos siglos contra herejes, cismáticos y paganos.

La religión sí está, pues, íntimamente ligada a la historia de Europa, pero como incitadora y sacralizadora de una feroz desunión de sus pueblos, a los que sólo la modernidad, debilitando los tradicionales sangrientos fanatismos, está consiguiendo unir en el respeto a la diversidad, demostrando la relatividad de las creencias, y promoviendo el laicismo, la vigencia de los derechos humanos independientemente de la religión o irreligión de cada cual. Demuestran, por consiguiente, mucho valor quienes hoy, en defensa de sus obvios intereses personales, se atreven a exigir que Unión Europea, declarándose heredera agradecida de una determinada religión, se convierta en cierto modo en un arcaico Estado confesional, integrista, discriminador de sus ciudadanos, porque esa mención que privilegiaría a una creencia reduciría automáticamente, a los que no fueran miembros de esa ideología o de ninguna otra, a ser unos ciudadanos de segunda. ¡Ya tenemos bastante con un Bush que todavía emprende bárbaras Cruzadas contra quienes son tan integristas como él!

20021125. Europa unida.

¡Por fin nuestros gobernantes parece que se están cayendo del burro, dándose cuenta que los europeos somos algo más que unos consumidores! El proyecto de Constitución europea, y el “caso Turquía” les está obligando a recordar que no todo es economía, y que una unión política eficaz exige mucho más que una mera Unión Aduanera, o una moneda común, continuando en la línea de un mero “Mercado Común” europeo, o una Comunidad europea “del carbón y del acero”.

Por supuesto, una nacionalidad tan forjada como la Francia o Italia ha exigido un esfuerzo de siglos y, aun en el caso de que fuera deseable, tardaría, incluso con las modernas tecnologías, varias generaciones en completarse a escala europea. Pero para que funcione adecuadamente el grado de integración económica ya alcanzado es necesario que se refuerce mucho, muchísimo, una cohesión política, que no podrá obtenerse sin una mucho mayor integración social y cultural.

La estrechez de miras y la cobardía de muchos dirigentes europeos les impide enfrentarse a esa tarea, que exigiría dedicar unos gigantescos esfuerzos de todo tipo para conseguir en plazos razonables esa convergencia. Por el contrario, huyendo hacia delante, siguen insistiendo casi exclusivamente en el campo económico. Más aún, van admitiendo nuevos países que hacen más difícil esa integración profunda, eficaz, con lo que arruinan la posibilidad de obtener una Unión Europea realmente tal. “La avaricia rompe el saco” y “quien mucho abarca, poco aprieta”: estos dos proverbios sintetizan en cierto modo el estado actual de la crisis europea, que puede arruinar nuestro futuro y perjudicar a medio y largo plazo al resto del mundo.