Política – EEUU – 2002

20020122. EEUU imita a Bin Laden.

Se quejaba un autor clásico latino de que la Grecia vencida hubiera impuesto sus costumbres a una Roma vencedora; sólo en parte tenía razón, porque la cultura griega era, en muchos aspectos, bastante superior. Mucho más podemos quejarnos nosotros de que un Bin Laden vencido haya conseguido imponer tan pronto y tan fácilmente sus costumbres a unos Estados Unidos vencedores y, a través de gobiernos débiles y cómplices, al mundo entero; porque la “cultura” islámica tras la que intentan justificar sus salvajadas Bin Laden y otros integristas musulmanes no es sino una blasfema caricatura del islam primitivo y del de sus días de máximo esplendor en Bagdad y Córdoba.

Imitando y superando en tantos aspectos esa barbarie pseudoislámica, vemos estos días a Bush pronunciar sentencias de muerte sin juicio, arrasar un país, matar a muchos más miles de inocentes que Bin Laden, despreciar y romper oficialmente los más sagrados tratados internacionales para prevenir o mitigar los conflictos, e incluso practicar de modo público y desafiante estos mismos días las más refinadas y degradantes torturas contra ex combatientes vencidos e inermes, prisioneros secuestrados y confinados en jaulas indignas hasta para encerrar a las bestias. ¡Qué vergüenza para la humanidad! En especial, para quienes somos los acólitos, el protectorado de hecho de ese país que se ha degradado hoy hasta convertirse en el defensor de una “civilización” que cada día que pasa está teniendo menos que envidiar a la de las bárbaras hordas que asolaron el mundo en otras también tenebrosas épocas de la historia.

20020124. El atragantamiento de Bush.

Pido perdón de antemano; pero como nadie ni lo ha insinuado antes, y a mí me cuesta mucho tragarme la versión oficial, me atreveré a decir, con todas las reservas que merece tan oscuro suceso, que a mí me parece que lo que realmente llevó a que el hombre fuerte de Estados Unidos se desmayara mientras estaba viendo la televisión no fue el tragarse una galleta –como tampoco en el caso de Clinton el problema estuvo en la laringe- sino el tener que digerir en esos momentos la publicación de las primeras noticias que le relacionaban íntimamente con una escandalosa y artera compañía electrizante llamada, en este caso, Enron.

20020130. Dictadura de EEUU.

Un conocido sociólogo ha publicado un ensayo que se queda corto en su mismo título: “La democracia, amenazada” en la actual situación bélica estadounidense. Porque cuando se premia el matar sin previo juicio, juzgar militarmente a los civiles, sustraer al Parlamento sus funciones esenciales y conculcar los derechos humanos reconocidos por las Naciones Unidas, la democracia, más que amenazada, está ya herida gravemente, tras ese “golpe de Estado militar larvado” (Chalmers Johnson), que ha convertido de hecho a los Estados Unidos en una dictadura, según reconoce el mismo republicano William Safir.

Si a eso se añade el que esta guerra se presenta descaradamente sin límites de espacio o tiempo, queda claro que las democracias amenazadas son todas las demás, las nuestras, por ese militarismo galopante que ha roto en poco tiempo los más elementales acuerdos internacionales para asegurar la paz, limitar la inhumanidad de las guerras, juzgar los crímenes contra la humanidad en un Tribunal Penal Internacional, o incluso asegurar un ambiente respirable sobre el planeta (Pacto de Kioto). Estados Unidos se está convirtiendo así en el mayor peligro mundial y el peor enemigo de sí mismo, el más tristemente eficaz difusor de un necesario antiamericanismo defensivo de nuestros valores democráticos y de nuestra misma seguridad nacional que se pudiera imaginar.

20020130. EEUU y Moloch.

No lo pudo decir más claro Bush en su primer discurso anual: gracias al consumo bélico, se reanimará la economía, evitando la recesión y creando empleos. ¿Quién será tan antipatriota que se oponga a esa guerra que salva al país? Sólo los tontos, o los extranjeros, víctimas de un cruel mecanismo que funciona, como el azteca, basándose en sacrificios humanos a esa divinidad “que está cerca”.

Recordemos que otro presidente, y además general, Eisenhower, que sabía muy bien por partida doble de lo que hablaba, nos advirtió al retirarse contra el complejo industrial-militar estadounidense que monta esas crueles guerras interminables. De hecho, tras Corea y Vietnam –hoy maldecida hasta por su mismo jefe, McNamara-, nos encontramos ahora con la permanente sangría de Israel y, apenas destruido Afganistán, los demás países que le convengan, como ya ha amenazado hacer Bush, reafirmando ser el más despiadado sumo sacerdote que ha tenido ese monstruoso e insaciable Moloch en que se ha convertido cada vez más el actual sistema industrial-militar norteamericano.

¿Hay algo más insensato y, a la larga, más suicida, que el apoyarlo, en vez de procurar frenar esa funesta maquinaria, cada día más orgullosa de su libertad para destruir sin límites a personas y bienes, y hasta el ecosistema de nuestro planeta?

20020205. Vencer sin convencer.

El intentar “tapar el cielo con la mano” no sólo es inútil, sino contraproducente, al poner al descubierto la desesperada falta de argumentos reales de quien lo ejerce. La aplastante represión policial podrá acabar con los manifestantes contra esta globalización… de la injusticia, incluso sin necesidad de más “molestos” muertos, heridos o detenidos; pero, lejos de tapar, pone al desnudo la verdadera naturaleza del sistema imperante, su falta de equidad, de consenso social, de democracia, patente ya en la cada vez más escasa participación en elecciones tan manipuladas, la vergonzosa falta de pluralismo informativo, etcétera.

Despojado de sus falsos adornos, el imperio, cada día envuelto en más sangrantes guerras contra un terrorismo provocado por él mismo (y no creado de la nada por un diablo encarnado, llámese Bin Laden, Saddam… o Arafat) vence pero, desde luego, no convence; no consigue, ni en sus países de origen, enfundar la espada sangrante en la que se basa su legitimidad y alcanzar el triunfo total y la seguridad de que disfruta el amo servido por esclavos agradecidos a su “saber” y “bondad”.

20020215. Armas de EEUU.

Si hay algo que la ciencia política y el mero sentido común indican como alarmante para un país es el que el vecino incremente con vanas excusas su presupuesto bélico. Esto es lo que acaba de hacer oficialmente quien ya tiene el 40% del presupuesto bélico del mundo entero, y es “vecino mundial” tecnológico, gracias a ese mismo fabuloso gasto en misiles, aviones, barcos, etcétera, los Estados Unidos de América, con la excusa de eliminar a “terroristas”, como antes “comunistas”, en cualquier rincón del planeta., como “autodefensa” tras el ataque del 11-S, “sin necesitar ninguna resolución de la ONU” (Paul Wolfowitz, del Pentágono). Así se está saltando descaradamente todos los acuerdos internacionales contra el armamentismo, las normas de la ONU, e incluso dejando atrás cada día más, para imponer su santa voluntad dictatorial, a sus antiguos aliados de la OTAN, “ese pigmeo” (General Robertson).

Demasiado acostumbrados, desde tiempos de la guerra fría, al entonces considerado cómodo y barato protectorado estadounidense, los dirigentes de la Unión Europea apenas se han atrevido a murmurar por lo bajo que el combate no es sólo militar, que hay que ir también contra la raíz social del terrorismo (Alemania), que en Palestina no hay solución militar (Solana), que no hay que buscar terrorismos fantasmas en Somalia (Italia). Protestas vanas, meras palabras sin actos eficaces, este tan alarmante armamentismo norteamericano, por “la idea de Bush de ejercer un dominio político casi indiscutido porque tiene el barco más grande” (Ministro de Defensa de Francia) de hecho consagra y acrecienta una servidumbre antes disfrazada de una “cooperación” que ya ese orgulloso imperio declara innecesaria para imponer su ley contra toda ley, acuerdo, tratado, tribunal u organización internacional.

20020218. Bush, amigo de Bin Laden.

Rindiendo tributo al tópico, en el desfile de Carnaval de Santiago de Compostela un Bush perseguía muy de veras a Bin Laden. Mucho más sofisticado y realista, en el desfile de Carnaval de Madrid Bush iba abrazado y dando gracias a Bin Laden.

Sólo Bin Laden explica, en efecto, el increíble milagro de que tenga tanta popularidad hoy en su país un presidente cuyo principal mérito para ser nominado fue ser “hijo de papá”; que fue elegido con la menor y menos clara diferencia respecto a su adversario que conoce la historia; que está tan tocado con el escándalo de la mayor corrupción y quiebra conocida en el mundo, la de Enron; que es un mero robot manejado por las industrias más contaminantes del planeta y los fabricantes de armas, a quienes da lo que debiera dedicar a urgentes necesidades sociales en su país y en el exterior, como se ha confirmado en el tan alarmante presupuesto militar que acaba de aprobar.

Si ese diablo de Bin Laden no existiera, Bush, pues, hubiera tenido que inventarlo. Y, de hecho, Bush ya está buscando otros terroristas en los más distintos países del mundo para seguir su funesta espiral de violencia incontrolada, preparándose para aplastar más y más países en provecho de quienes le pusieron en la presidencia, los funestos halcones que hacen del patriotismo su negocio y dirigen el más destructor sistema de super terrorismo que conoce la historia, el complejo militar-industrial estadounidense, en vano denunciado por el presidente Eisenhower.

20020220. Bush y las drogas.

Ciertos grupos de ultraderecha intentan conseguir algunos apoyos con acciones salvajes contra los drogadictos; y, como los extremos se tocan, lo mismo hizo, utilizando su habitual lenguaje de asesinatos, la banda terrorista ETA. También empleó esa maniobra Bush padre, haciendo de la lucha contra el narcotráfico la bandera para ocultar sus turbios negocios.
De tal palo tal astilla. Bush hijo ha encontrado en el “terrorismo” la tapadera de sus muchas basuras, incluida la contaminación que las industrias que le apoyan no quieren disminuir. Primero con la excusa del atentado en Estados Unidos y ahora a cara descubierta, “porque me llamo león”, Bush hace, y pretende seguir haciendo así, de gendarme, juez, verdugo, sepulturero y, sobre todo, heredero del territorio y bienes de los así “ajusticiados”. No toda la culpa es suya. También la tienen los políticos, principalmente los estadounidenses y europeos, que sólo ahora, cuando el diagnóstico es tan fácil y la cura tan difícil, se lamentan de haber dejado crecer e incluso apoyado ese cáncer mundial.

20020304. Vigilemos a los libertadores.

“Librémonos de nuestros libertadores”. La historia se repite. Después de muchos años de guerra contra el imperio español, los suramericanos se creyeron libres. Pero pronto constataron que el día de su aparente triunfo había sido “el último del despotismo… y el primero de lo mismo”, habiéndose convertido muchos libertadores en dictadores y caciques, aprendido que sólo una incesante vigilancia y lucha es el precio de la auténtica libertad.

En modo parecido, una Europa agradecida a los aliados estadounidenses en su lucha contra el nazismo, aceptó como razonable e incluso conveniente el mantenimiento en sus territorios de bases militares americanas contra Rusia, bases que se fueron consolidando y aumentando en lo militar, político y económico.

Hoy, cuando la distancia en poderío militar es ya insalvable a corto e incluso medio plazo, y los atentados del 11-S y los malos modos de Bush le han permitido tirar la careta, emprendiendo Estados Unidos una carrera de armamentos y agresiones sin precedentes, en vano se quejan los Ministros de Defensa de los principales países europeos ser explícita y oficialmente relegados de aliados a meros satélites, cuya cooperación menospreciada por innecesaria e incluso incapaz. Con el historiador Mommsen, al hablar de los griegos “liberados” por el imperio romano, hay que saber que la libertad no se regala, sino que se conquista.

Los irresponsables gobiernos que entregaron la defensa de sus ciudadanos al nuevo imperio “del bien” han contribuido mucho crear un desequilibrio de poder que ha propiciado una dictadura de una extensión y desnivel técnico militar sin precedentes. Sólo podrá acabar con esa situación inhumana un largo esfuerzo de los países europeos, o quizá el chantaje suicida de países o grupos a quienes una posición económica y políticamente desesperada, como la que casi cada día fomenta Bush en alguno de ellos, lleve a tan radical como terrible decisión.

20020311. Bush, muy loco.

Abundan demasiado en la historia los reyes soberbios, abusadores, peleones sanguinarios, a quienes se les subió el poder a la cabeza con la “ayuda” de indignas camarillas, reaccionando con redoblada crueldad tras los atentados que provocaron sus mismos desafueros. Máxime, cuando estos reyes alcanzaron el trono no por su prudencia o valor, sino por ser “hijos de papá”, como es el “mérito” más notable de Bush “hijo”, que llegó al poder con menos votos y más disputados –aunque más diputados- que su contrario.

Desde su trono imperial, cada día que pasa Bush da mayores muestras de su desmesura, rompiendo tratados internacionales, negándose a suscribir acuerdos de paz, insistiendo en la pena de muerte y “asesinatos selectivos” políticos a nivel mundial, lanzando provocadoras amenazas de “cruzadas” contra el Islam y contra los tres países que insensatamente califica de “Eje del Mal” (el lenguaje ya indica quien es el peor talibán que padecemos), agitando ahora la apocalíptica arma nuclear contra otros países y aumentando brutalmente el ya tan desmesurado presupuesto militar estadounidense, etcétera.

Si ya cuando Bush vino a España se le pudo denunciar como el “cowboy Atila”, hoy hasta las autoridades de la Unión Europea critican abiertamente su política, calificándola como típica del “Far West”, y en los mismos Estados Unidos la gente empieza a preguntarse si no se habrá vuelto loco al llegar al poder, lanzando al mundo a tan desproporcionado espiral de violencia, de consecuencias imprevisibles. Sólo un boicot político, cultural y económico mundial podrá quizá frenar a ese desbocado pistolero que, como una pesadilla de tiempos remotos, mucho más alarmante que los dinosaurios del Parque Jurásico, sale hoy del Oeste americano para poner en peligro al conjunto del planeta.

20020604. Bush, agresor mundial.

Bush acaba de pronunciar ante la Academia Militar de West Point el que los analistas declaran ser su discurso más agresivo y belicista tras los días posteriores al 11 de septiembre, afirmando ahora que Estados Unidos, por su seguridad, debería atacar preventivamente cualquier rincón del planeta que le pareciera mal, “oscuro”… Y lo ha hecho precisamente después de que conozcamos que sin los enormes y repetidos fallos de sus diferentes Agencias de seguridad (CIA, FBI, etcétera) no habría sido posible el 11-S.

Está, pues, meridianamente claro que lo que mueve a Bush no es un legítimo deseo de seguridad, para lo que bastaría mejorar sus propias Agencias, sino su deseo desmesurado de dominar el mundo, de apoderarse, con excusa de seguridad, del petróleo y otros recursos que “aseguren”… su imperio planetario, su “perdurable libertad” de hacer lo que le dé la gana, tras ir rompiendo uno a uno los tratados que le ligaban a los países más civilizados, cada día más divididos por su culpa entre los serviles que se inclinan ante ese cada día más feroz y más armado amo y quienes luchan por defender libertad de todos.

20020606. Atentados previstos.

Nos tachaban de mal pensados a quienes decíamos que era muy extraño que, entre otras cosas, tantos terroristas islámicos entrenándose durante años en pilotar aviones en los mismos Estados Unidos hubieran pasado desapercibidos. Ahora ya se ha reconocido por su Gobierno que una serie “increíble” de negligencias del FBI, CIA, etcétera imposibilitaron evitar los atentados del 11 de septiembre. Quizá nos sigan creyendo tan tontos como para creer que todos ellos eran tan tontos. Y es probable que nunca nos dejen saber quiénes pararon a sabiendas las investigaciones y actuaciones que habrían evitado la matanza. Pero aquellos “errores” afianzaron de modo increíble el gobierno de Bush y sirvieron a maravilla a sus patrocinadores, como la industria de armamento y del petróleo. Demasiadas casualidades para tomarlas en serio. Por no querer escuchar a quienes denunciamos signos tan evidentes –procurando desacreditarnos agentes pagados y tontos útiles nativos- han podido los Estados Unidos tomar un predominio tan fuerte como agobiante y vergonzoso sobre todos nosotros.

20020903. Países modelos.

Creyendo fanáticamente en el “paraíso comunista”, millones de creyentes pasaron por alto los “defectillos” de la URSS, como el hambre a que sus errores llevaron a millones de sus habitantes, su falta permanente de las más elementales libertades, sus purgas masivas incluso entre sus mismos militantes, su pacto con Hitler y otros dictadores, sus guerras de conquista de países “satélites”, etcétera. Nunca creí que así se pudiera llegar a un mundo realmente mejor para todos.

Por el contrario, sin negar sus indudables deficiencias, y criticándolas para contribuir a hacerlo más atractivo y esperanzador, sí he defendido durante muchos decenios el modelo estadounidense de democracia y libertad. Por ello me duele el acelerado desmoronamiento de ese sistema desde que, tras las elecciones menos claras de su historia, subieron al poder un par de petroleros de más que dudosos negocios, quienes desde entonces no han hecho sino romper tratados penosamente forjados durante mas de un siglo en pro de una convivencia internacional más pacífica y ecológica. Y eso incluso antes de los atentados 11 de septiembre, que constituyó una excusa que ni hecha a medida -¿o quizá, en parte al menos, sí?- para aumentar aún más su armamentismo y belicismo, multiplicando aún más su ruptura de vínculos con el resto del mundo, aumentando aún más su ya amenazador gastos militar y pasando del “asesinato selectivo” más o menos encubierto de la CIA a una “guerra selectiva” abierta y unilateralmente declarada por el gobierno estadounidense contra múltiples naciones, algo que el mundo no conocía desde la época nazi, lo que nos está poniendo constantemente al borde del abismo, mientras todavía quedan seguidores suyos tan ciegos que creen que así se puede imponer la libertad.

Por todo ello, demasiado cercada ya antes por las amenazadoras torres de la CIA y del imperio económico, la Estatua de la Libertad ha quedado, y por mucho tiempo de seguir la corriente actual, convertida en un monumento funerario a aquella esperanza de mundo mejor que Estados Unidos encarnó un día para gran parte del mundo. Si el ídolo de la URSS tenía desde sus comienzos los pies –y más- de barro, Estados Unidos ha tenido la triste peculiaridad de dinamitar grave, y quizá irreparablemente, los más sólidos fundamentos en que basaba su sistema. ¿Dónde están hoy los defensores de la libertad? En ese actual mausoleo funerario del sur de Manhattan habría que esculpir la sentencia condenatoria, más actual que nunca, de Benjamín Franklin: “Quienes venden la libertad por la seguridad no merecen ni la una ni la otra”.

20020909. EEUU, peor que Sadam.

Por supuesto que debemos estar preocupados por la seguridad y desear neutralizar a quienes la amenazan, como Sadam Hussein. Pero no se puede tapar el cielo con la mano. Cifras cantan: hay otro peligro mucho peor, de quien tiene, literalmente, mil veces más armamento, incluidas las armas químicas y otras prohibidas por convenciones internacionales, y que acaba de aumentar todavía un 15% más su presupuesto militar, ya superior al conjunto del de las 25% potencias siguientes; un país que ha intervenido militarmente cien veces en otros países en los últimos cien años (incluso si descontamos las acciones militares de las dos guerras mundiales); un país que ha roto en los dos últimos años más tratados militares, comerciales y de todo tipo de lo que ha hecho ninguna otra nación en la historia; un país cuyas instituciones han hecho dejación de sus controles, dando poderes dictatoriales, en lo que ahí mismo se ha llamado un golpe de Estado de facto, a un petrolero que a duras penas llegado a Presidente, que y que está amenazando de guerra a múltiples países de distintos continentes, a algunos de los cuales no hace mucho apenas podía situar en el mapa; entre ellos, quiere hacer la guerra “como sea”, pasando por encima de toda legalidad internacional, como explícitamente ha dicho, a Irak.
Algunos políticos extranjeros irresponsables, en vez de oponerse frontalmente, contemporizan o incluso apoyan semejante barbarie, porque la cobardía les lleva a esperar que esa víctima sacie ese cowboy tejano convertido en un nuevo bárbaro nuevo Atila, que, por fin contento, les permita vivir a ellos al menos en paz. Pero la historia muestra que los imperios son cada vez más insaciables; y hoy día las guerras permiten perversamente incluso prosperar más con una cierta “economía de guerra”, mientras que las técnicas actuales, en vez de desgastar, el poderío militar de quienes las emplean. La falta de una elemental justicia y solidaridad con otros países no librará, pues, a esos serviles de ser oprimidos después por ese monstruo que están contribuyendo a desarrollar.