20200128. Juan Carlos y el Sahara.
Parece ser, según documentos desclasificados por la CIA, que Juan Carlos de Borbón (incluso antes de ser Primero, coronándose) pactó con Kissinger la entrega del Sahara a cambio del apoyo a su reinado. Ya sea antes o después de ser rey, un país decente no puede hacer menos que informarse a fondo y públicamente -si es una democracia auténtica-, juzgar los hechos y actuar en consecuencia.
20200228. De Reyes y toros.
Juan Carlos I declaró en 1989 que los españoles deberíamos demostrar a los extranjeros que el toreo sigue siendo la Fiesta Nacional; la realidad era ya entonces que más de la mitad estábamos en contra de es espectáculo y que nuestra fiesta era y sigue siendo el fútbol.
Peor aún, en febrero de 2020, más de 30 años después, su hijo, Felipe V acaba de sostener que el toreo es un elemento de cohesión entre los españoles, cuando ya el ochenta por ciento estamos en contra y se dan frecuentes manifestaciones y encontronazos entre los defensores y detractores de esa tortura y muerte de animales, que incluye a veces también heridas y muerte de los toreros.
Aparte del triste espectáculo que supone el que todavía mantengamos dirigentes tan insensibles a la tortura de animales y hombres, también es preocupante el que, uno tras otro, nuestros Jefes de Estados muestren tan soberana ignorancia de los sentimientos hoy tan predominantes de los españoles.
20200617. Un pobre rey endiosado.
Unos forjaron esa monstruosa ideología al estar impregnados del servilismo franquista. Otros la aceptaron para reforzar la unidad del Estado en el nuevo y tan débil sistema monárquico. Pero quienes declararon al rey irresponsable, en todo y a vida, lo convirtieron de hecho en un ser inhumano, capaz de robar, matar o violar gratis y para siempre, un dios, o lo que aquí viene a ser lo mismo, un diablo.
En efecto: el poder absoluto corrompe absolutamente; y más si cabe si está garantizado de por vida. Esa barbaridad y esa vergüenza nacional es lo que acaba de sostenerse, en pleno siglo XI, digo, XXI, en el Congreso español. Más aún, esto se ha hecho en favor Juan Carlos I, un rey al que se ha tolerado que ejerza públicamente durante cuarenta años esa corrupción absoluta, con sus gravísimos desmanes contra su padre, hermano, esposa e hijos, sus pésimas amistades y su insaciable saqueo al conjunto de sus demasiado pasivos súbditos. Un pobre, miserable rey para quien tenga un mínimo de sentido moral y de dignidad, repudiado hoy públicamente por su mismo hijo y la gran mayoría de sus súbditos. Dañando aún más España, su corrupción ha sido imitada por muchos otros jefes políticos, vista la anterior pasividad del pueblo, impregnado también de la misma corrupción y presa fácil de demagogos o separatistas.
202007XX. F. González y J. Carlos I, cómplices.
El rey dimisionario ha sido cogido con las manos en una enorme masa de corrupción y su propio hijo lo ha inequívocamente repudiado. Pero Felipe González todavía tiene el valor de decir que respetemos la presunción de su inocencia. Claro que el expresidente ha sido su principal cómplice desde el principio, incluso en su conjunta traición a la patria antes de la Constitución, de lo que hoy tenemos ya documentos fehacientes. Ambos prometieron defender a los ciudadanos españoles saharauis y ambos los vendieron, por lo que han recibido inocultables” regalos” del rey de Marruecos. ¿Cómo es que, entre otros muchos delitos, no están ambos ya en el banquillo?
202007XX. “De tal palo, tal astilla” real.
Es verdad que, para conservar su empleo, Felipe VI intenta a la desesperada diferenciarse de su padre diciendo que ignoraba que era el beneficiario de una sucia herencia paterna, ascendido así al morir auténtico Rey… Mago.
También es difícil de tragar el que siendo ya “el Preparado” e incluso ya a punto de pasársele el arroz, que ignorara el que su viajecito de bodas costara, en mitad de la crisis, más de medio millón, pagado a la mitad por un amiguete de su padre, de los tantos que terminaron en la cárcel.
Él mismo, a poco de reinar, tuvo ya pronto un amiguete pillado con “tarjeta negra”, al que consoló diciendo quera muy difícil mandar en un país en el que se denunciaba a sus amigos, mientras que su fina reina consorte nos enviaba a todos los demás “a la mierda”.
¿A qué seguir? Baste recordar hace poco repitió dos veces, como su padre, que el torear “vertebra España”, cuando el 80% ya estamos en contra y una de las razones de los separatistas es acusarnos de mantener esa salvajada. Nada, nada, que, Bribón, -ay, me confundí con el dichoso barquito- Borbón hasta el tuétano, de tal palo, tal dañina astilla real.
20200703. El rey, en su lugar.
Como Jefe de Estado, Felipe VI debe ocupar su puesto en el funearl de Estado por los muertos por el coronavirus el 16 de julio. Si por ser él ca´tolico o por su simpatía personal hacia el 61% de sus súbditos que, en porcentaje muy descendiente, aún se declaran católicos, a pesar de no practicar sus ritos, y quiere participar en otro funeral que han decidido hacer sólo cinco días antes, el lunes 13, los jerarcas católicos, está en su derecho.
Pero, eso sí, es evidente que tiene que hacerlo como y donde los demás, no encabezándolo ni con ningún distintivo real. Eso le convertiría en un claro cómplice de ese grupo de dirigentes que, contra los principios del Evangelio, han mostrado desde el principio un feroz antagonismo a nuestro giberno. Felipe VI faltaría a su deber esencial de encarnar la unión en el respeto de todos los españoles.
En efecto: En esa prendentida honra a los muertos del coronavirus se deshonra directamente a esa casi mitad que, por no ser católica, rechazaría esos ritos. Y se manipula a todas, todas las víctimas con ese falso acto de piedad de esos nuevos fariseos que, para intentar recuperar poder político, convocan ese acto sólo cinco días antes que el Gobierno; más aún, prácticamente en el mismo lugar anunciado por el Gobierno, la explanada del Palacio Real que linda con la Almudena, acto al que han sido invitados dirigentes de todas las religiones. Ojalá se pueda evitar una nueva y gran escalada de confrontación. Rectificar es de sabios. “Por sus obras los conoceréis”, dijo Jesús.
20200712. La culpa no fue sólo del rey.
La culpa primera y fundamental del desastre no fue de Juan Carlos I, sino de la élite servil, formada también por el franquismo, que impuso, -y fue aceptada por un pueblo atemorizado-, una inviolabilidad real inhumana, que no puede tener ningún país democrático. De hecho, no hubiéramos podido entrar en la UE si no se hubiera dicho por lo bajo que era así sólo cuando firmaba los acuerdos del Gobierno, lo que también implica una evidente responsabilidad.
“El poder absoluto corrompe absolutamente”, y más de cuarenta años dan para mucho, demasiado. Habría, pues, que denunciar también a los principales culpables de sostener hasta el día de hoy ese principio absolutista y, por lo tanto, radicalmente antidemocrático en cualquier monarquía o república. No cabe mejora sin rechazar para siempre, no sólo a Juan Carlos I, al que hoy ellos critican hipócritamente estar desnudo, mientras que mantienen esa endiosadora interpretación, que le ha movido a realizar tantas y tan graves acciones, cuya funesta “ejemplaridad”, al más alto nivel del Estado, ha dañado tanto casi medio siglo de nuestra historia.
20200713. Juzgar al J.C. Borbón preconstitucional.
No hace falta seguir discutiendo sobre la interpretación maximalista, servil y sin precedentes en democracia, de la inmunidad que se dice otorga la Constitución a J. C. Borbón. No. Si los documentos más recientes destapados por los EEUU y los complementarios de otras fuentes se ajustan a la verdad, como parece razonable creer, no hay duda que hay sobradas pruebas para actuar antes que el implicado -por huida, suicidio u otro medio- pueda escapar a la acción de la Justicia.
En efecto: esos documentos apuntan de modo unánime a que dicha persona cometió, con múltiple agraves, traición a la Patria. Porque, primero como ciudadano y después como Jefe de Estado, entregó con vil engaño a los real, legalmente ciudadanos españoles saharauis a un débil Marruecos, para evitar que una guerra con él por ese territorio pudiera impedirle ser coronado. Era ya Jefe de Estado, pero todavía no había sido coronado como rey. Más aún, faltaba mucho para que se aprobara una Constitución que le otorgara una inviolabilidad que,
en una interpretación absolutista, absurda, todavía se aduce hoy para no sentarle aún, con la urgencia que requiere la honra por él mancillada de España- en el banquillo.
20200819. Un desgraciado rey.
Juan Carlos Borbón es realmente un desgraciado rey. Ahora ha recibido un enorme palo incluso en lo que pretendía ser un apoyo a su persona por unas docenas de “notables” de notable parecido a su persona. Baste recordar a los dos que encabezan la lista esos fans de derechas e izquierdas muy torcidas.
Así, por un lado, la aristocrática y super liberal Aguirre, famosa por haber llegado al poder corrompiendo a dos ediles del PSOE y sorprendida en la sede del PP dando clases a los suyos de cómo evitar que el juez pudiera hacerles “cantar” su corrupción; sí, es también la misma que intentó arrebatar el mando a Rajoy en sus horas bajas.
Por el otro lado, el super izquierdista Guerra, que tuvo que dimitir por corrupción de vicepresidente, tras resistirse como gato panza arriba; que hacía listas negras para aterrorizar a los de su partido, pavoneándose desde el Gobierno de tener espías en el PP, y disputaba también con malas artes el gobierno a F. González.
Con razón estos personajes están agradecidos a las lecciones y ejemplo de Juan Carlos Borbón, en su época literalmente dorada, que les ayudó a perpetrar sus propias “hazañas”. Con esos amigos, ese ex Jefe de Estado, el pobre (en sentido figurado, claro), no necesita enemigos.
20200825. Sí: el rey está vestido.
Las próximas generaciones no se lo van a creer. Es algo mucho más fabuloso que el cuento del rey desnudo, que un inocente niño pronto destapó que lo estaba. Se han juntado el miedo de las generaciones aplastadas por el más sangriento dictador de su historia y por un medieval supersticioso respeto al derecho sagrado de los reyes.
El hecho es que durante más de cuarenta años, hasta muy entrado el siglo XXI, el pueblo español ha creído intocable, irresponsable, a quien aun antes de ser rey vendió a los ciudadanos y tierra del Sahara a Marruecos y sableó indignamente a jeques del petróleo que bien nos lo cobraron después; más tarde estuvo en un golpe; robó como nadie en una España de tanta competencia al respecto; menospreció mil veces a su propia mujer, etc. Vamos, que ese rey no estaba desnudo, sino revestido de una indignidad como pocos, incluso entre los Borbones, yéndose hoy riendo de este sufrido pueblo tan… juan carlista.
20201207. La reina, en peligro.
La reina Letizia está en peligro. Y no me refiero a su posible relación con las tarjetas negras, como otros miembros de la familia real. No creo que esté probado, a pesar de su desmesurada, violenta y grosera reacción ante el procesamiento por tener una de su “compi yogui”, López Madrid. Tampoco se trata de su asombrosa multimillonaria fortuna actual.
Es asunto es aún más delicado, políticamente hablando. Porque es probable, en estas horas bajas de la monarquía y también -por varias razones- del presidente de la Nueva España. Recordemos la insistente reclamación de López Obrador de que la vieja España pidiera perdón por haber matado a tantos mejicanos en el siglo quince; exigencia que repitió incluso después que nuestro Ministro de Exteriores le respondiera que entonces España tendría que exigir a Francia disculpas por la invasión napoleónica.
Hoy, intentando tapar sus problemas, el presidente mejicano podría reclamarnos por un hecho tan grave y actual como la cooperación de Leticia a la muerte de muchos mejicanos cuando vivía allí vendiéndoles la droga que mata a más personas en el mundo -seis veces más que este año 2020 el covid- lo que ya se sabía cuándo ella lo distribuía: el tabaco.