Mariano Rajoy no es honrado

Mariano Rajoy no es un hombre honrado, como pretende para eludir su responsabilidad, incluso respecto a sus actos probados:

– Porque un hombre honrado no se hace responsable desde su cargo de presidente, y durante tantos años, por tantos y tan grandes ladrones como Bárcenas, Sepúlveda, Matas, y otros.

– Porque un hombre honrado da la cara desde el primer día, presentando cuentas creíbles de todos sus ingresos y patrimonio multimillonario (como presidente, como registrador de la propiedad titular, y quien sabe qué más).

– Porque un hombre honrado no tarda interminables meses de vaguedades y ridículas escapatorias para comparecer por fin, sólo presionado al máximo, manchando el Parlamento con un vergonzoso espectáculo, sin precedentes en España.

– Porque un hombre honrado jamás, repito, jamás se sube el sueldo en plena crisis y permite que su equipo reciba sobresueldos —de tapadillo, aunque fueran «legales»- mientras rebajan los sueldos y quitan el pan de la boca a millones de familias, un ejemplo máximo de la ley del embudo.

– Porque un hombre honrado no firma el más solemne contrato con los ciudadanos sobre empleo, pensiones e impuestos, entre otros temas, insistiendo en que no variará escudándose en la «herencia recibida», para decir y hacer enseguida todo lo contrario, en perjuicio de casi todos.

– Porque un hombre honrado no lo es sólo ni sobre todo en lo económico, sino por ser justo, sin agarrarse a privilegios que le permiten aún una gran impunidad, ser juez y parte, sino que, -sin esperar que prescriban los delitos que se le imputan- dimite para defender su honor. – Porque un hombre honrado no tiene el impudor de intentar apoyarse todavía en una falsa «mayoría» (menos de un tercio del censo electoral) que sólo obtuvo gracias a un programa record de mentiras, al hundimiento del PSOE y a la abstención masiva de votantes; y cuando las encuestas muestran desde hace tiempo que más de ocho de cada diez españoles -¡eso sí que es una mayoría absoluta!- no creemos en su honradez.

Mariano Rajoy no es, como insiste para autoexculparse, un hombre honrado:

– Porque un hombre honrado no se hace responsable desde su cargo de presidente, no pone la mano en el fuego, y durante tantos años, por tantos y tan grandes ladrones como Bárcenas, Sepúlveda, Matas, y muchos otros.

– Porque un hombre honrado da la cara desde el primer día, presentando cuentas creíbles de todos sus ingresos y patrimonio multimillonario (como presidente, como registrador de la propiedad titular, y quien sabe qué más).

– Porque un hombre honrado no tarda interminables meses de vaguedades y ridículas escapatorias para comparecer por fm, sólo presionado al máximo, y manchar el Parlamento con un espectáculo vergonzoso sin precedentes.

– Porque un hombre honrado no lo es sólo ni sobre todo en lo económico, sino por ser justo, y no se agarra a los privilegios que le permiten aún una gran impunidad, ser juez y parte, sino que, -sin esperar que prescriban los delitos que se le imputan- dimite para defender su honor.

– Porque un hombre honrado no tiene el impudor de intentar apoyarse todavía en una falsa «mayoría» (menos de un tercio del censo electoral) que sólo obtuvo gracias a un programa récord de mentiras, por el hundimiento del PSOE y la abstención masiva de votantes; y cuando las encuestas muestran desde hace tiempo que más de ocho de cada diez españoles -¡eso sí que es una mayoría absoluta!- no creen, no creemos en su honradez.