Cartas a la prensa – Manifestaciones – 2013

20130211. Rajoy, de Carnaval.

                         Se diluyó, como gran parte de nuestra Transición política, el entonces recuperado Carnaval de Madrid, con sus casi doscientos grupos realmente populares, crítica festiva de lo divino y lo humano, lo social y lo cultural, sabia saturnalia milenaria, válvula de escape de extremismos y colaboración al progreso. Los “populistas” –como deberían llamarse, según la RAE– jibarizaron el Carnaval hasta reducirlo a unos pocos grupos de pueblos de las Castillas, comprados con premios; después, los sustituyeron por los aún más baratos grupos nativos latinoamericanos, cuyo lugar era el desfile del doce de octubre.

                         Como en otros años y manifestaciones, sólo al final se coló, no pudiendo ser impedido sin provocar un mayor escándalo, un grupo crítico. En él, perfectamente y maquillado, estaba el mismísimo Rajoy, con un paraguas rojo y gualda que le protegía de una lluvia de sobres de los que salían billetes de alta denominación, y un habano en la otra mano, que advertía: “¡Calma. Yo, puro. No soy lo que creéis!”; encarnación del auténtico espíritu del carnaval que provocó la risa y aplauso de muchos de los asistentes.

20130220. Milagrosa conversión del PP.

                                  Ha costado no pocos mártires y centenares de miles de familias en la calle; pero al fin el PP parece que se ha convertido y escuchado el clamor de la calle contra los desahucios, y afirma –esperamos que esta vez no mienta, aunque sea para evitar ser él mismo desahuciado- que va a cambiar las injustas leyes actuales.

                                 Si de verdad es así, y Rajoy ya no lo desprecia a los que salen a la calle, oponiéndole su mayoría parlamentaria –con sólo el 31 por ciento del censo, y hace tres años… de calendario-, y ya no agradece a los que no se manifiestan (¡!), la primera prueba que debe dar es destituir a la represora Delegada del Gobierno en Madrid, Cifuentes, que quería  cercenar el derecho de manifestación, ponía multas terroristas y, , provocadora, ayer mismo enviaba besos burlescos a los que se manifestaban contra la corrupción.

                                 “Rectificar es de sabios”. Si lo hace en esto, como al afirmar ahora que va a incluir a los partidos políticos en ley de transparencia -¿cómo pudo pensarse otra cosa?- y Gallardón modifica la inicua ley de tasas judiciales, etcétera, podrá quizá el PP mantenerse algún tiempo más, teniendo que decirle la oposición, como antes el PP al PSOE, que acierta, aunque sea sólo cuando rectifica.

20130325. A eso estamos llegando.

              Oído en la calle, donde un hombre caminaba con una pancarta enrollada. Una mujer con abrigo de pieles le gritó al pasar: “-¡Más manifestaciones, en vez de trabajar!” (seguro que no estaba enterada de los seis millones de parados, ni los muchos más en peligro de perder su empleo, o con fuertes recortes en su sueldo). Respuesta: “-¡A los ladrones no os gusta que protestemos por lo que nos robáis!”. A eso estamos llegando.

20130422. 25A, una mezcla autodestructiva.

                         Las manifestaciones, para ser efectivas, deben ser pacíficas, por lo que sus adversarios tienden a desacreditarlas subrayando la violencia posible o ya realizada por algunos a su sombra; método tan eficaz para contrarrestarlas que en ocasiones, -cuando no hay “tontos útiles” que les hagan gratis el servicio-, ellos mismos provocan la violencia con sus agentes infiltrados, como bien sabemos en España.

                         Eso no quiere decir que toda violencia sea rechazable: los mismos moralistas cristianos la admiten como defensa contra la violencia anterior de tiranos, aunque hayan subido al poder por medios democráticos, como Hitler o Batista. Pero esa violencia, como la guerra justa, debe procurar ser eficaz, exigiendo un secreto, disponibilidad de medios, rapidez de ejecución, y probable aceptación de la población que en modo alguno, sino todo lo contrario, se encuentran en el anunciado intento de golpe de Estado del 25A, rodeando el Parlamento.

                        En mi larga vida he participado activamente, como ciudadano y sociólogo, en muchos centenares de manifestaciones, aquí y en otros países, y también presenciado golpes de Estado.  Aun descartando la siempre posible presencia de algunos agentes provocadores entre  promotores de buena fe del 25A, ese intento desesperado de unir ambos métodos de cambio social, ante la fuerte crisis y lamentable pasividad de la población, resulta ser, en mi opinión, una potente mezcla autodestructiva, tanto de las legítimas manifestaciones pacíficas de los ciudadanos como del legítimo derecho de usar la violencia, en las circunstancias y con los métodos adecuados, para defenderse de una violencia institucional que no pueda ser combatida por otros medios.

20130425. El 25ª, un doble fracaso.

                         Desalojada la Plaza de Neptuno después de cuatro horas de protesta pacífica por unos cientos de personas y tras unos intentos ridículos de provocar violencia por parte de un puñado de agitadores, no cabe dudar del ridículo fracaso de los organizadores de la concentración. Pero también, y es mucho más grave, de un Gobierno que paraliza por ello el centro de la capital y moviliza tres veces más agentes que manifestantes, e incluso la agenda parlamentaria (por más que intente negarlo), mostrando una preocupante ignorancia de la realidad social. Y no se diga que con ese despliegue se evitaron males mayores, porque eso equivaldría por parte de las autoridades a confiar en su poder amedrentar a la ciudadanía con un Estado policial para que no le reclame derechos de los que, según tantos indicadores, hoy se cree injustamente desposeída por el Gobierno.

20130506. No tomamos la Bastilla.

                           “El que no chilla, no mama”. Si quienes hoy son las principales víctimas de la crisis se hubieran manifestado rotundamente contra los recortes del gobierno de Zapatero en mayo de 2010, como acaban de hacer en Francia, tomando simbólicamente la Bastilla, contra un gobierno también de “izquierdas”, ahora no estaríamos así.

                             Hoy, en efecto, los medios anuncian aquí una concentración de multados por manifestarse, y la Justicia archiva la querella de IU por las sanciones de Cifuentes a manifestantes. Más aún, muchos de nuestros medios de difusión, dependientes directa o indirectamente del Gobierno, le apoyan hasta falsificar los hechos, rebajando la protesta parisina a unos de “miles de manifestantes”, cuando en Francia misma se reconocen que son docenas de miles, casi doscientos mil según sus organizadores.

20130514. Votos y pancartas.

                           En verdad, que cada vez son más insufribles en sus declaraciones que intentan encubrir sus insoportables hechos. Ahora, el portavoz del PP Bermúdez de Castro –en la tradición del Aznar de “terroristas, pancarteros y comunistas”- contrapone las pancartas a los votos, como si el PP no hubiera montado mil manifestaciones con pancartas cuando estaba en la oposición.

                          Por supuesto, ambas cosas no son opuestas, sino complementarias y legítimas. Si ahora hay más pancartas que nunca, la culpa es del mismo PP, que ha obtenido una mayoría absoluta con un número muy minoritario de votantes, gracias a una injustísima ley electoral de la que es cómplice; y que no sólo no ha cumplido su compromiso electoral, sino que de inmediato a empezado a oprimirnos imponiendo todo lo contrario; y que, por último, se niega a todo diálogo serio con la oposición política en incluso con la ciudadana, como la Plataforma Anti Desahucios, la PAH.

20130619. Río de Janeiro y Madrid.

                            Hemos visto cómo más de cien mil “indignados” de Río de Janeiro han protestado contra los excesivos gastos en eventos deportivos mientras padece la sanidad, la educación y los transportes, y han conseguido que el Gobierno rectifique. Aquí, lejos de protestar, excepto un puñado de concienciados, la mayoría aplaudía los gastos por las Olimpiadas, incluso cuando, en el segundo intento, la crisis económica era ya evidente que no había posibilidades reales de obtenerlas; tolerando así que el PP nos aplastara con una deuda mayor que la de todos los ayuntamientos de España juntos. Y las repetidas subidas del transporte público, la gota que hizo rebosar el vaso allí, sólo provocó aquí minúsculas manifestaciones contra el “tasazo”. ¿Hasta cuando no tomaremos conciencia de que, moral y económicamente, estamos muy lejos de dar colectivamente la talla?

20130719. Rollos higiénicos contra el PP.

                           Como se hace en otros países con el objetivo de protestar por la corrupción del Gobierno, un grupo de amigos lanzamos el 18 de julio unos rollos de papel higiénico ante la sede central del PP, para reclamar que limpiara sus… suciedades. Pero cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo. Y uno de esos tontos, del que se hicieron eco ciertos medios de difusión, afirmó que los habíamos lanzado contra la policía que estaba delante de la sede del PP. Nosotros ni los veíamos, porque los tapaban las pancartas de las primeras filas y el terreno en pendiente de la calle Génova, estando ellos en la parte baja. Y los policías, actuando profesionalmente, así lo entendieron y no reaccionaron como si fuera contra ellos.

                          Quizá quien afirmó esa necedad no era un tonto, sino un perverso provocador. Todo lo contrario del realmente admirable manifestante que después, y cerca ya de Cibeles, habiendo sido golpeado por la policía y sangrando, evitó un mayor enfrentamiento recordando a los demás que habían ido a protestar por la corrupción política, no a enfrentarse con los agentes. No nos dejemos manipular por extremistas y provocadores de ningún signo.

20130912. Cifras falsas, politizadas.

                            Los demógrafos decimos: “Una opinión sólo se la cree quien la pronuncia; una cifra se la creen todos, menos quien la fabrica”. Las cifras muy falsas abundan en temas políticos, como las manifestaciones multitudinarias, por los grandes intereses en juego y porque su magnitud y escasa duración –que imposibilita un nuevo recuento- facilita su falsificación. De ahí el valor de quienes durante años emplearon en Madrid y Barcelona un método fotográfico que permitió verificar que las pretendidas manifestaciones de “un millón”, e incluso “millón y medio”, eran, en realidad, de unos 40.000 a 60.000 personas, cantidad importante, pero veinticinco (25) veces inferior.

                          Si esas falsificaciones son ya malas para defender derechos propios, como al empleo o a un salario digno, son mucho peores cuando se pretende obligar por ley a los demás a la ideología propia, como contra el divorcio o el matrimonio homosexual; y pésimas en todo sentido si se busca imponer a todos todas sus propias normas, con leyes, o incluso Gobierno y hasta Estado nuevo, como hoy en Cataluña.

                         La tan falsa como influyente cifra de 1.500.000 de manifestantes en la Diada de 2012, -hoy tenida por verdadera a fuerza de ser repetida por políticos interesados- no pasó, pues, en realidad, de 60.000 personas, incluyendo a los muchos que iban sólo a celebrar la gran fiesta nacional anual; yo, como catalán concernido, la recorrí de arriba abajo, y vuelta; y del Paseo de Gracia con Diagonal a Layetana y mar, con alguna calle adyacente, no cabían ni hubo más. Este año los independentistas confesaban que –aun convidando a los que sólo querían una consulta- les costaba reunir 300.000; y ahora presumen de 1.600.000 asistentes, para “superar”, en mentiras, el año pasado. Sería sólo ridículo si no fuera también siniestro, por su orgullosamente confesada intención de hacernos prisioneros a todos los catalanes con la cadena perpetua de un nuevo Estado dominado por quienes muestran hasta en ese punto su falta de escrúpulos.

20131109. Propuesta antidemocrática.

Deseo expresar mi indignación por la carta del señor Sagalès que, como otros antidemócratas, propone reservar un sitio aparte para que los manifestantes lo hagan donde no haya nadie, donde no se les vea, es decir, no puedan manifestarse. Dando un paso más, degrada a los manifestantes al nivel de los animales, comparando ese “manifestódromo” en que los encerraría con los actuales “canódromos”. ¡Qué vergüenza! No es eso lo que yo he aprendido leyendo LA VANGUARDIA.

20131216. Manifestaciones comunicadas.

                          La Constitución, negro sobre blanco, dice que los ciudadanos podrán manifestarse sin autorización previa. Pero “haced las leyes y dejadme los reglamentos”. El Gobierno ha hecho el suyo: las manifestaciones han de “comunicarse”. Y no de cualquier modo, incluso tan claro e inequívoco como por los medios de difusión, sino ante un funcionario que podrá desnaturalizarlas e incluso prohibirlas. No cabe burla más directa a la Constitución. El 15M hizo muy bien en denunciarlo.

                          Otro tema muy distinto es si ha sido ha acertado su insistir tanto en ese tema cuando hoy en España hay que defender derechos y libertades aún más importantes y conculcados, privándose cada vez más con esa táctica, uno de los principales instrumentos que podría tener para luchar por ellos, y dañando sin querer a otras organizaciones ciudadanas, a las que se va aplicando la represión, que agiganta y consolida la Ley Mordaza.  

                           Es obvio que el Gobierno aprovecha esa táctica para debilitarle cada vez, disminuyendo el número de asistentes a esas manifestaciones que declara “ilegales”, con una presencia aplastante de policías que incluso, como en la reciente del 24N ante el Congreso, fecha en que llegó a forma cordones represivos ya en Atocha, que identificaba a los ciudadanos “sospechosos” de acudir a ella.

20131217. Otra ducha de agua fría.


                     Aprovechando la época más eficaz al respecto, el Gobierno nos está preparando otra ducha de agua fría contra nuestros bolsillos y libertades. Y, para que nos conformemos, el Ministerio del Interior acaba de encargar “el arma más siniestra” (Yahoo dixit) de la policía: un tanque que lanza una ducha de agua fría a presión contra los que protesten, como los que utilizaba Franco, descartados por su peligrosidad, superior a la de las pelotas de goma, por la democracia que habíamos empezado a tener entonces.

                      Es lógico pensar que los principales “beneficiarios” de esa nueva inversión antidemocrática con nuestro dinero contra nosotros mismos seremos los que vivimos en Madrid, recientes destinatarios de las enormes duchas de agua fría oficiales de los Juegos Olímpicos y Eurovegas (intentos tan costosos como, por fortuna, fallidos). Pero la Generalitat catalana ya tiene encargado antes otro tanque anti manifestaciones para frenar a los que, sin esperar al paraíso independentista que les promete, protestan ya contra los aún mayores recortes económicos y de libertades que sufren ya ahora que en el resto de España.