Cartas a la prensa – Manifestaciones – 2007

20070308. ¡A la calle, primero, ellos!

                           Hasta a los dictadores les gusta disfrazarse de demócratas, de dirigentes populares, llenar de muchedumbres la Plaza de Mayo o de Oriente. Demasiados políticos provenientes o simpatizantes del franquismo, faltos hoy de mayor legitimidad, vuelven ahora a esas fórmulas populistas, proclaman de nuevo el “La calle es mía” (no nuestra, o de todos) del fundador del PP, Manuel Fraga.

                          Por supuesto, no es que le falte a la gente razones para protestar, e incluso para salir a la calle contra éste, como contra otros Gobiernos. Pero, precisamente por eso, para poder reclamar con legitimidad y eficacia la solución de los verdaderos problemas, hay que empezar por no ir detrás, sino desenmascarar a quienes se arropan con ellos para crearnos otros aún mayores, hay que echar primero a la calle a esos lobos disfrazados con piel de demócratas.

20070309. Manifestación y frase reveladoras.

                           Yo estuve muy activamente en la manifestación del 27-F, la de Miguel Ángel Blanco, y la del 12-M. Manifestaciones y pueblo participante que ahora Mariano Rajoy menosprecia al proclamar que la manifestación convocada por él es “la más importante de la historia de la democracia”. Lo es… pero sólo para él, que con esta frase revela a cualquier persona “normal”, como las que pidió que fuéramos a esta “su” manifestación, hasta qué punto ha perdido los pedales, y hasta lo demás.

            Pero ahora ya no me engañará con este su 10-M, con esta su segunda manifestación como candidato al Gobierno de España, como nos engañó a casi todos el 12-M; ni apoyaré a Rajoy como lo respaldé cuando, como segundo de Aznar y Ministro del Interior, avaló tantos beneficios penitenciarios, en medio de tantos atentados y secuestros, a centenares de miembros del “Movimiento Vasco de Liberación”, según como osó calificar a ETA entonces una víctima de un atentado de esos terroristas, Aznar, sin que nadie le llamara por eso cobarde, traidor o cómplice suyo, como hacen hoy en sus manifestaciones a Zapatero.

            Es verdad que la mayoría de los españoles no sólo encontramos “difícil” de explicar, como reconoce la vicepresidenta, sino que estamos en contra de lo que ha hecho el Gobierno con de Juana. Somos, según el Instituto Opina, un 60%, tantos como los que consideramos también excesiva la reacción del PP. Yo procuraré no perder ni ahora los pedales y, en la manifestación permanente de nuestra opinión propia de los ciudadanos conscientes, intento no darle irresponsablemente gusto al cuerpo, no perder las perspectivas y, por oponerme contra lo que me parece ser hoy una mala medida coyuntural contra un terrorista especialmente repugnante, procuraré no caer de Guatemala –sí, mala- en Guatepeor; es decir, no pienso caer en el extremo de apoyar lo que creo ser, a largo plazo, el peor partido a tomar para España: ese Aznar II que resulta ser, cada día más, Rajoy. Aunque opino que Aznar no habría llegado a convocar también, como ha hecho Rajoy,  otras manifestaciones simultáneas ante embajadas de España en el extranjero, mostrando esa clara carencia de patriotismo y sentido de Estado que ya llevó a su portaestandarte en tantas manifestaciones precedentes sobre ETA, el docto peluquero de Torredonjimeno,  ese Alcaraz de la Asociación de Víctimas del Terrorismo “que nunca mira de frente”,  a reclamar  por escrito a las embajadas de los países extranjeros que impulsaran la expulsión de España de la ONU y de la UE. “Dime con quien andas y te manifiestas, y te diré quién eres”, Rajoy.

20070312. Cifras terroristas de una manifestación.

                           La manifestación del PP del sábado 10 de marzo consiguió, según la generosa estimación de la Delegación del Gobierno –superior a otras estimaciones privadas- una asistencia de unas 345.655 personas, lo que la convertiría en la mayor convocada por un solo partido, según titula un diario afín al PP. Pero el PP tiene planes muy claros y ha osado cifrarla en 2.500.000 asistentes, apoyado por la Comunidad de Madrid, que da 2.100.000.

                           Quienes asistimos -como observadores- a esta manifestación y a la del 12-M, cifrada unánimemente entonces en 2.300.000, sabemos que en aquella era imposible, cuerpo contra cuerpo, acercarse a centenares de metros, por ninguna de las calles adyacentes, al área realmente ocupada por la manifestación de este sábado. Para tener una cifra parecida a la del 12-M, la de ahora tendría que haber sido una manifestación “a la catalana”, a base de “castellets” de personas, unas sobre otras, de cuatro o cinco alturas en el aire de Madrid.

                          Esa gigantesca mentira matemática del PP se parece demasiado a su mentira política en la manifestación del 12-M, por el mismo deseo de recuperar, como entonces no perder, el poder político. El PP no se contentó con vencer el sábado de modo normal, sino que con esa monstruosa deformación pretendió aplastar y aniquilar aterrorizando al contrario. Y si la mayoría de los españoles no somos tan incultos o fanáticos como para tragarnos esa cifra, hay desgraciadamente millones de seguidores del PP que se la creen, como muchos de ellos aceptan la versión moderna de que el adversario sacrifica en ritos satánicos o se comen a niños crudos, en su versión moderna de que es capaz de pactar con ETA atentados con centenares de muertos para alcanzar el poder. Esas cifras son, pues, netamente terroristas, destinadas a sembrar el terror y el desánimo en los adversarios, paralizando toda resistencia, con un método equivalente al empleado al de otros terroristas que utilizan bombas para “convencer”.

                           Comprueba la intención que anima a manipular esas cifras no sólo el previo llamamiento de Rajoy a que fueran a la manifestación todas las personas “normales”, sino la posterior declaración de la “Presidenta” (Aguirre) de que estaban allí todas “las personas de bien” (los demás somos, pues, los malos, a liquidar como se pueda), y el  tan planificado uso aplastante de la bandera española, en un  claro intento de apoderarse en exclusiva del patriotismo y declarar a los demás, de nuevo, conforme a la no santa tradición de tantos dirigentes ex franquistas del PP, la anti-España.

Los datos convergentes de esta manifestación apuntan así en la misma dirección. El que emplea métodos fascistas, es fascista; por más que, atendiendo a la madurez política de la mayoría de nuestra población y al contexto europeo, se intente ahora disfrazarse de piel de oveja liberal o incluso, incluso de antiterrorista tradicional “a lo ETA”, mientras que se manipula con métodos más sofisticados para imponer de modo antidemocrático, golpista, su poder.

20070313. Coordinación antibelicista.

                          La derecha insiste en una única fe común, en la fidelidad a un líder, y hace un sólido bloque compacto, una unidad de tipo sentimental, místico o mítico, que, en circunstancias favorables, le lleva al triunfo… hasta que esa misma uniforme rigidez le impide evolucionar a tiempo y pierde su protagonismo.

                           La izquierda apuesta por la razón y el espíritu crítico, lo que le permite socavar a veces hasta los bloques aparentemente más sólidos de la derecha, pero ese culto a la razón, llevado al extremo, le hace perder la razón, le deshace en mil razones dispersas e insignificantes, obstaculizando la imprescindible unión que se requiere para conseguir o mantener el protagonismo social y político.

                          Tenemos vivo ante nuestros ojos un ejemplo de ese talón de Aquiles, de ese peligro desintegrador de la izquierda: se está preparando una manifestación alternativa a la convocada para protestar contra el cuarto año del ataque estadounidense a Iraq… porque en el manifiesto de la primera no se critican todos los males relacionados con esa guerra. Por muy fundadas que sean esas críticas, y para mí muchas lo son, e incluso para que ellas puedan ser mejor oídas y resueltas, lo políticamente eficaz es integrarse en lo posible, aunque sea –como en tantas otras veces, en circunstancias parecidas- con lemas e incluso bloques bien diferenciados en una gran, significativa y realmente eficaz manifestación antibelicista. 

20070322. Ante la crisis de la vivienda.

                          Se ha destacado en la prensa que una docena de jóvenes de ambos sexos han pernoctado en el centro de Madrid, a casi cero grados, para reclamar su derecho a una vivienda digna. A mí lo que me sorprende es que no hayan emprendido hace tiempo protestas más significativas los millones de jóvenes y menos jóvenes, que ven cómo se les arrebata la mayoría de sus ingresos por un encarecimiento tan rápido y brutal como injustificado de la vivienda; que no se hayan manifestado, día y noche, hasta mover a las autoridades de todo tipo, y a la sociedad en su conjunto, a tomar las medidas oportunas para remediar ese incalificable abuso contra un bien de primera necesidad.

                            También me sorprende que el próximo sábado no se manifiesten sólo unas docenas de miles de personas en cuarenta ciudades, sino también la gran mayoría de los millones de afectados, plantándose ante los ayuntamientos de todos los pueblos de España, y las sedes de las demás autoridades responsables de la vivienda, en vez de seguir encogiéndose, resignados, de hombros y permanecer ante el televisor o haciendo cola varios días para presenciar un partido de fútbol o a un cantante de moda.

20071201. Libertad rechazada.

                                 “¡Libertad, libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”. Como ciudadano sin partido, y como politólogo, voy reflexionando con honda preocupación la lamentable fractura ante el terrorismo que escenifica por vez primera en la calle la doble manifestación, del 13 de enero y del 3 del de febrero, fractura razonada en parte por la ausencia inicial de la palabra “libertad” en la primera de ellas.

                                    Pensé llevar a la segunda manifestación una pancarta con esa histórica frase de la víctima de la Revolución Francesa, ya que las pancartas constituyen una de las pocas libertades que van quedando a veces al ciudadano de a pie en nuestra cada día más recortada democracia. Porque aquí, como en la Francia revolucionaria, la “nación” vasca se ha convertido en un ídolo monstruoso que reclama también sacrificios sangrientos. Pero, por otra parte, el grueso de los manifestantes del 3 de febrero, cercanos al PP ¿no quieren imponer a su vez un nacionalismo español que hizo correr ríos de sangre en un régimen del que no pocos no han renegado sino de boquilla? ¿No se proclaman sus líderes ardientes “liberales”?

                                   Mucho me temo, pues, que mi pancarta y mi misma persona fueran fuertemente rechazadas por ambos bandos, como esta tan tardía democracia, que me recuerda la de la famosa primavera de Praga, por más que sus protagonistas lucharan allí mucho más y mejor que aquí para conseguirla.

20071203. No consiguió desmovilizarnos.

                                   Dentro de su política de ocultar su identidad y programa para arrancar unos votos al centro-derecha, el Gobierno ha prohibido y reprimido, con un despliegue policial sin precedentes en la democracia, distintas manifestaciones de protesta por el asesinato, sin mediar palabra, de un adolescente de 16 años por un militar fascista de 24 años… mientras que ha permitido múltiples manifestaciones fascistas en torno al 20-N.

                                  Ante la presión popular, el Gobierno ha intentado justificar su actuación organizando, tres semanas después, y por un organismo afín, el Foro de Madrid, una manifestación domesticada. Tan domesticada que, aprovechando el atentado de ETA y otra manifestación prevista por ese otro tema el martes, con nocturnidad y alevosía, ese Foro fullero desconvocó calladamente su propia convocatoria. Pero, ahí están las imágenes que lo confirman, centenares de personas, indignadas por esa manipulación, acudimos al lugar de la convocatoria y realizamos la manifestación anunciada, de Cibeles a Sol, expresando no sólo nuestra repulsa al terrorismo asesino de la ultraderecha, sino también a las múltiples manipulaciones del Gobierno, y a su menosprecio por las que demuestra así considerar víctimas de segunda.

                                   Con esa prepotencia, con ese abusivo creer que “la calle es mía”, el Gobierno se arriesga a terminar, como el gobernante que entonces la inventó, en la calle.

20071212. Fatal derrotismo de Almodóvar.  

        Por supuesto que el inventor de “la calle es mía”, Fraga, y sus fieles “Zaplanas, Acebes y Rajoys” estarán contentos del éxito de su táctica, que ha conseguido quitar a un Pedro Almodóvar, según confiesa en una nota publicada en la prensa, “las ganas de salir, incluso para apoyar los actos con los que te identificas”, para no mezclarse con las crecientes “más voces llenas de odio y vesania de los jóvenes bárbaros”.
       ¿No comprenden, él y otros de los que han intentado justificar así su ausencia el 4-D, el círculo vicioso en que se mueven, porque si cada vez esos “jóvenes bárbaros” (¡y mayores!) son más, y gritan más, es precisamente porque él y otros muchos no tienen ya ganas de salir a defender sus propios valores? ¿Y qué muchos de los que hoy se quedan en sus casas serán los que, también cansados y por razones muy nobles, se quedarán de nuevo en sus casas en marzo, proporcionando su abstención otra victoria al PP, que los dejará de nuevo “hastiados”, y con impotente “rabia”, por la nueva “sonrisa de íntima satisfacción” del PP ante esa su nueva abstención? ¿Cómo es posible tan suicida ceguera?
       Ahí están las bibliotecas, hemerotecas y Google: nadie podrá decir que, en interés de todos y –a la larga- de esos mismos partidos, yo no haya criticado también defectos del PSOE, IU, etcétera; pero tengo bien claro cuál es hoy día el PPeor, y quienes son los hacen algo más, y me acompañan más cuando salgo a la calle –la democracia es una lucha diaria- en favor de la paz mundial y contra ETA, en favor de la salud y justicia social, etcétera.
      No es la calle la que está “devaluada”, como pretende Almodóvar, sino –por más que su mala conciencia lleve a insistir en esa reveladora “excusa no pedida” de padecer esos males- el “pasotismo”, la “indiferencia”, la “inexistencia” de esfuerzos cívicos por parte de muchos ciudadanos, que intentan tapar su pasividad con capa de purismo. Para que su actitud derrotista y objetivamente entreguista no sea una profecía autorrealizadora, hay que reaccionar, de modo que tras las próximas elecciones no tengamos que sonrojarnos aún más cuando se nos recuerde que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.

20071212. Con la calle, o a la calle.

                           Agravando su responsabilidad, al intentar acallar a sus críticos y a su propia mala conciencia, asistimos estos días, por parte de algunas organizaciones y personalidades que se distinguieron luchando en la calle contra la violencia en Irak, a múltiples intentos de excusar su deserción ante la convocatoria unitaria contra la violencia de ETA el 4-D. No descenderé a criticar esa increíble cantidad de “razones” que aducen, cuya cantidad parece querer en vano suplir su poca calidad moral. Y me asombra la rapidez con la que han olvidado que todo el que ante la injusticia calle, abandone o incluso menosprecie la calle, pronto se encontrará, a su vez, en la calle.