Cartas a la prensa – Manifestaciones – 2002

20020503. Izquierdas unidas el 1 de mayo.

                       Cada año más, la manifestación del Primero de Mayo en Madrid se convierte en una especie de “Supermercado de manifestaciones”, que permite constatar un auténticamente popular “estado de la nación”, mediante la presencia en vivo y en directo de muchas reivindicaciones ciudadanas, aparte de los temas generales propuestos por los sindicatos convocantes.

                         Este año había grupos insólitos, como el de los tricornios, de los cónyuges de guardias civiles, impedidos hasta de manifestarse personalmente contra las condiciones de vida, realmente vergonzosas, en que se encuentran. Otro sector, menor este año por la acrecentada represión que sufre, era el de los grupos de inmigrantes, del que destacaban sólo los de los países árabes, reivindicando, junto con otros ciudadanos, la paz en Palestina y el boicot a Israel. También se vieron, y más que otros años, banderas republicanas, y lemas y folletos contra gastos tales como el del nuevo palacio para el príncipe. Pero lo más novedoso y destacado, como es lógico, dada la coincidencia de fechas e importancia del tema, fue el rechazo al avance de la extrema derecha en la vecina Francia, y sus repercusiones a nivel internacional, según indicaba, con seria pero sana autocrítica, una de sus muchas pancartas: “Ruin derecha domina, en España y en Europa, a una izquierda desunida, nostálgica o copiona”.

20020601. Policías antidemocráticos.

                                         Tras unos días de triste estupor, paralizada ante la gravedad de los hechos, la ruptura de esa conjura del silencio por parte de una valiente periodista, Ruth Toledano, me anima a aportar mi testimonio. Junto con otros cuatro mil ciudadanos venidos en autobuses desde Barcelona, Valencia, Zaragoza y otros puntos de España, nos manifestamos por la principal calle de Madrid, la de Alcalá, desde la plaza Felipe II hasta Las Ventas, no sólo en defensa de unos animales torturados, sino de todo un país más humano y civilizado, ya que, como decían algunas de nuestra más de doscientas pancartas, “Cruel con toros, cruel con todos”.

                                          Como para darnos brutalmente la razón, cuando ya nuestra manifestación legal estaba disuelta, unos policías descontrolados se lanzaron sobre algunos de los manifestantes que se retiraban, los golpearon bestialmente, e incluso retuvieron y procesaron a uno de ellos. ¿Vivimos en un país civilizado, democrático? ¿Cómo es posible ese maltrato público, oficial, de pacíficos ciudadanos? Peor aún, la generalizada falta de reacción ante tales desmanes ¿no confirma hasta qué punto se han perdido de nuevo en nuestro país la libertad de expresión, el respeto a las personas, los derechos humanos? La cobardía, la insolidaridad de tantos hacia el vecino oprimido está reinstaurando para todas las prácticas antidemocráticas del régimen anterior.