20000714. Las fotos de manifestaciones.
Las manifestaciones son un elemento importante para el buen funcionamiento de una democracia; y tan culpables como las autoridades antidemocráticas que las prohiben o coartan son, en cierta manera, quienes distorsionan el número de manifestantes. De ahí que, así como a veces es necesaria la formación de colectivos para vigilar la limpieza de las elecciones, también sería conveniente que hubiera grupos de voluntarios independientes que calibren esas manifestaciones cuando, como ocurre con tanta frecuencia hoy día, las diferencias entre las cifras dadas por los organizadores y las de la policía u otros organismos relevantes son demasiado grandes.
En forma parecida, hay que denunciar la distorsión que respecto a las manifestaciones realizan ciertos fotógrafos (o redactores que seleccionan las fotografías), dando, por superficialidad o por ocultar su volumen real, sólo imágenes de detalles, anecdóticos, de las mismas. La objetividad exige dar fotos del conjunto de cada manifestación, o aclarar al pie la «parcialidad» de la foto cuando una representación del total resulte imposible. Sólo después de esto, si se juzga conveniente, se podrán añadir fotos de detalles sin faltar a la objetividad; algo, por desgracia, muy distinto a lo que muchos medios de difusión nos tienen acostumbrados.
20001128. Falta de solidaridad.
“Mejorando” al del Evangelio, el nuevo Epulón, además de no dar ni las migajas que caen de su mesa, hace arrojar con brutales cargas policiales –hasta llevarlos a los hospitales y la cárcel- a quienes se sientan en las escaleras de su palacio para pedir que se perdone también aquí algo de su deuda a los países más pobres, según vemos en imágenes difundidas por la prensa y la televisión ante el Parlamento.
El mismo Aznar, que regala muchísimo más a las compañías eléctricas, a otros fines igualmente “piadosos”, incumple cada vez más su promesa de acercarse a aquel mínimo 0,7% indicado por las Naciones Unidas para un Tercer Mundo en el que mueren cada año de miseria y hambre docenas de millones de personas, mientras que aquí estamos satisfechos hasta reventar, como pondremos especialmente de manifiesto en las próximas fiestas de Navidad.
20001129. Represión brutal de manifestantes por Aznar.
No, no pertenecían, como parecía, a una retrospectiva más de las ofrecidas por televisión sobre los 25 años del franquismo; las imágenes de policías apaleando ferozmente, hasta enviarlos al hospital, a docenas de manifestantes pacíficos sentados en el suelo eran de estricta, sangrante –nunca mejor dicho- actualidad. Y no es la primera ni la segunda vez que esto sucede en la capital, ni con colectivos tan poco sospechosos de extremismo como los que ahora pedían solidaridad con los países pobres endeudados, o ayer los vecinos de Santa Eugenia, preocupados por la seguridad vial de sus hijos.
Tampoco cabe ya pensar en un “error” del gobierno al traer para mantener “la ley y el orden” a un “legionario” entrenado en la lucha contra ETA. El mismo amenazador gesto del PP de colocar como candidato a presidente “civil” allí al actual Ministro del Interior nos indica hasta que punto nos vamos acercando a esos países latinoamericanos que eligen “democráticamente” para presidentes a los antiguos jefes de “seguridad”: hacia un Estado policiaco.