En una noche serena
En que la afilada quilla
Apenas si deja huella
Entre las aguas tranquilas;
En que millares de estrellas,
Allá en el cielo perdidas,
dulcemente tintinean
Mil soñadas armonías,
En el puente solitario
De un navío portugués
con el Señor del Sagrario
Va conversando Javier.
“Señor, des de que te conocí
En los santos Ejercicios,
Todo entero a tu servicio
Al instante me ofrecí.
Ignacio fue el ángel bueno
Que me mi camino pusiste:
¡Gracias, Señor, que me diste
Tan consumado maestro”
Mas eres cruel al darme
Pruebas tan grandes de amor
y tan, tan poco corazón
Con el que poder amarte.
Tu amor infinito inflama
de tal manera mi pecho,
que siendo débil y estrecho,
ignoro por qué no estalla.
Subir mi alma quisiera
Hasta sublimes alturas
Donde tu augusta figura
Contemplara toda entera;
Donde mi corazón ardiera
En ansias de amor divino;
Donde mi alma se viera
Saciada de lo infinito.
¡Y este cuerpo me retiene
Y a la vi da me condena,
Que es la vida una gran pena
Para el alma que te quiere!
Rompe estos lazos, Señor,
Mándame presto la muerte,
Para que en abrazo fuerte
Pueda gozar de tu amor.
Más, ¡qué digo!, egoísta
Sólo en mi gozo pensé.
Si Tú me quitas la vida
¿Qué será del mundo infiel?
Señor, que mi vid dure,
Dame sufrimiento y hiel
¡que si el grano no se pudre
No florecerá la miés!
Hacia el Oriente navego
A dar a saber de amores.
Dame, Señor, tan gran fuego,
Que inflame los corazones.
Que en las oscuras pagodas
Les de a conocer tu Luz
Y que, arrasándolas todas,
Sepa implantarles tu Cruz.
Concédeme que `redique
Con tan consumada ciencia,
Que, rompiendo los diques
De pasiones y soberbias,
Desde el más poderoso rey
Al ínfimo cortesano,
Todos se hagan cristianos,
observantes de tu Ley.
¡Que si Lutero robó
A tu Iglesia media Europa,
Yo, con tu ayuda, Señor,
Te conquistaré Asia toda!
Dicen que los indios tienen
Mucha carencia de pan.
¿Yo les daré uno tal
Que les sacie para siempre!
Dicen de dioses ingentes
Con mi diferentes ritos.
¡Yo les diré que solamente
Existe un Dios: Jesucristo!
Dicen de clases muy bajas,
Que ni mirarlas se puede.
¡Yo les diré que les ama
un Dios que por ellas muere!
Dicen de lenguas ignotas
De imposible comprensión.
¡Yo enseñaré el idioma
Expresivo de tu Amor!
Dicen de largos viajes
Por inseguros caminos,
De fieras tribus salvajes
Y de insondables abismos,
De selvas impenetrables,
De mares de inmundo cieno,
De bestias invulnerables
Y otras de mortal veneno.
Mas si peligros tales
Mercaderes no temieron
Por aumentar sus caudales
¿Acaso yo he de temerlos?
¿Ha de tener más empeño
Y una mayor solicitud
El esclavo del dinero
Que el paladín de la Cruz?
¡Navega raudo, velero,
Hacia las costas de Oriente,
Que está mi pecho impaciente,
Por trabajar por mi Dueño!
¡Que es la vida breve sueño
Y al despertar el Señor
Da infinito galardón
Al que luchó por su Reino!”
– – – –
Quien quiera segar la miés
Que ya sgador espera,
Que se acuerde de Javier
Y vaya en pos de sus huellas.
Que es negocio seguro
El trabajar en la era
Del Señor que da por uno
Ciento y la vida eterna.