20100113. Justicia contra Garzón.
A mí me parece estupendo que el Supremo haya admitido la querella de la Falange contra Garzón por investigar el franquismo, como ya ha hecho por eso mismo con la de Manos Limpias: Espero que pronto haya querellas parecidas por parte de la Fundación Francisco Franco y otros grupos también afines a los anteriores. Así quedará en claro, hasta para el más lerdo extranjero, qué tipo de asociaciones y de jueces todavía quedan en España, y nuestra sociedad reaccione por fin, evacuado, con más justicia que la actual Justicia Suprema (¡!), esos vergonzosos y dañinos restos de aquella funesta dictadura.
20100208. Justicia en Italia y España.
En Italia, los jueces se han manifestado, abandonando un acto en el que estaba Berlusconi, que tantas leyes ha hecho a su medida para que no puedan juzgarle por sus múltiples corrupciones. Una vergüenza para todos los italianos. Pero allí, al menos, no han admitido nunca que una denuncia de los fascistas pretenda condenar a un juez que investigue los crímenes de Mussolini.
Esta monstruosidad sin nombre estaba reservada esta monstruosidad sin nombre a España. Aquí la Falange está a punto de sentar en el banquillo al juez que pretendía investigar los crímenes de Franco. ¿Dónde están las asociaciones y partidos que tan meritoriamente se manifiestan contra injusticias que se cometen a una prudente distancia, en otros países? ¿Cabe mayor cobardía social, o miedo a ser también ellos perseguido por los franquistas, aún tan descaradamente activos incluso en los organismos del Estado?
20100210. Justicia eficaz.
Militares envidiosos pedían al presidente Lincoln que destituyera al general Grant, por borracho. Harto de su insistencia, Lincoln respondió: “El general Grant gana batallas; díganme que whisky bebe para enviárselo a los demás”.
El juez Garzón, como todo el mundo, tendrá sus defectos; pero contribuye desde hace tiempo, y como muy pocos, a que la expresión “Justicia eficaz” no sea en España un puro cachondeo. De ahí que los mezquinos de siempre intenten de mil maneras liquidar esa excepción, que pone en evidencia la inutilidad, o algo aún peor, de demasiados jueces.
20100227. La mano de la Justicia.
Después de habérsele concedido once (sí, 11) prórrogas tras una operación en su mano, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, tras el informe médico de que esa causa no le impedía trabajar, negó una nueva prórroga a la jueza Ceballos. Pero ésta, sin causa justificada, tardó tres meses más en volver a su puesto de trabajo, el juzgado 16 de lo Social, cuando una semana está tipificada ya como “falta muy grave”. Y sólo tras seis (sí, 6 meses) más, dicho Tribunal le ha condenado a seis (sí, 6 meses) de suspensión. Ejemplo múltiple de cómo no funciona aquí la justicia, por una tan tardía y autocomplaciente Justicia.
20100318. Miserables famosillos.
No ha hecho falta llegar a la televisión-basura para saber que hay gente capaz de llegar a las mayores bajezas para ser famosillos, aunque sea por su maldad. Ya los griegos conocieron a quienes eran capaces de incendiar un hermoso templo o matar a un gran hombre para intentar pasar, al menos, a las cloacas de la historia.
En España se ha juntado la más increíble mezcla de nostálgicos de la servidumbre de la dictadura y de políticos corruptos, junto con algunos envidiosos colegas y unos vulgares delincuentes, sedientos de venganza por haber recibido una justa condena por su terrorismo o tráfico de drogas, para anular a un juez que, con todas las debilidades propias de cualquier otro, y más visibles en él por su múltiple y gigantesca actividad, se ha destacado –y por eso mismo- en defensa de la justicia.
20100407. Garzón, en el banquillo.
Cuando los próximas generaciones sepan que los principales corruptos de un partido fundado por un ministro de Franco, nunca arrepentido de haber servido a la dictadura, y los que tienen el valor de reclamarse de la Falange, se han unido y han conseguido, en un régimen aparentemente democrático, sentar en el banquillo de los acusados al juez que quiso investigar su corrupción y los crímenes del franquismo, juzgarán, sin duda, que la ausencia de una dictadura militar hace aún más vergonzoso el nivel cívico de una sociedad que es capaz de permitir esos extremos.
20100410. El sueño del juez V.
En el fondo, si no justificar, yo podría comprender el intento desesperado de algunos falangistas, o familiares suyos, dispuestos a todo para que no salgan a la luz sus crímenes y robos; o el revolverse de un corrompido actual, que no encuentra mejor defensa que el ataque.
Sin embargo, la misma conjunción de ambos tipos de individuos impresentables en su ofensiva contra el juez que les juzga ¿no le dice nada, permite dormir tranquilo al juez que quiere sentar en el banquillo a otro juez, a pesar del clamor nacional y mundial en favor de Garzón? ¿O es que, como la lechera, sueña que es un buen negocio obedecer las directivas ocultas de los amos de ahora, proporcionando además un “impagable” favor a los posibles amos de mañana? ¿O acaso no encuentra, ni en sueños, mejor manera de darse a conocer, -vengándose de paso de quien se llevó la gloria de haber combatido la droga- que destruir a quien, con sus luces y sombras, como todos, es un icono de la Justicia universal, con la bajeza de intentar tapar esa suprema injusticia bajo manto de suma justicia?
Si en nuestra sociedad hay un mínimo de decencia, le ocurrirá lo que al pirómano griego que, para “inmortalizarse”, incendió un templo, por lo que fue condenado, entre otras cosas, y en justa damnatio memoriae, a que ni se volviera a mencionar su nombre; eso será lo único que restaure el enorme daño que ha causado ya a la Justicia y a España ese destructivo y prevaricador juez V, y sus supremos cómplices, contra los que ya ha empezado a reaccionar la ciudadanía y sus representantes, tanto en los medios de difusión, como en la calle, y en el mismo ámbito de la Justicia.
20100410. Garzón y la pseudo transición.
El escándalo mundial ante un Tribunal Supremo español dispuesto a procesar, a demanda de la Falange, al juez que quiso juzgar los crímenes del franquismo, pone al desnudo, no ya el golpe al tercer poder del Estado, como dicen algunos, sino que en la “Justicia” (¡!) no ha hecho falta ni siquiera golpe, como el tan exitoso del 23-F, para reenderezar las veleidades democráticas tras la muerte, de puro viejo en su cama, del dictador.
Tampoco el 20-N no ha constituido, como en los países que rompieron de verdad con la dictadura, una fiesta democrática, sino, al contrario, una exaltación del régimen, para terror de sus oponentes. Ni las estatuas del dictador fueron derribadas, todas, enseguida y festivamente, por el pueblo, sino después de décadas, por orden de las autoridades, mediante encapuchados, en Valencia, o con nocturnidad y vergonzosas excusas de remodelación urbanística, en Madrid.
Prueba reciente del éxito de aquel 23-F vuelve a darla el que un Gobierno autodenominado de izquierdas haya tenido ahora el valor de presentar como una ley justa la que de hecho da una nueva amnistía a crímenes imprescriptibles y, disimulándose tras farisaicas protestas en contrario, ha tolerado, en una “Justicia” tan politizada, el proceso a Garzón. Y la censura antidemocrática es tal que casi ningún medio de comunicación se atreve, no digo analizar a fondo, sino ni siquiera mencionar claramente, aunque sea para intentar excusarlos, estos hechos.
20100415. Degradación de la “Justicia”.
Como ciudadano de a pie –pero de pie, no de rodillas ante nadie- he sido testigo directo de la vergonzosa degradación de la llamada “Justicia”.
Hace muchos años me manifesté en la acera de enfrente de la Audiencia Nacional, junto a la casa nativa del fundador de la Falange, para apoyar al juez que detuvo a Pinochet, ese dictador que fue la más perfecta reproducción de Franco.
Nunca pensé que hoy iba a tener que volver allí este mes de abril para defender al mismo juez de los retoños del fascismo español, que, acompañados sin complejos por grandes corruptos, quieren sentar en el banquillo al juez que intentaba juzgarlos. Y eso, tras 35 años de una democracia, que ha visto una creciente y descarada politización de la Justicia y, por tanto, una evidente merma de la imparcialidad de la justicia de verdad.
20100416. El Tribunal Supremo agrava su mal.
Por fin el Tribunal Supremo parece darse cuenta del descrédito que padece la Justicia con la múltiple cacería organizada contra el juez Garzón. Pero intenta resolver la crisis por el lado equivocado: atacando a quienes denuncian esa evidente conspiración política, en vez de llamar al orden a quienes se aprovechan de la toga para montarla.
El mismo Tribunal Supremo ha quedado en evidencia cuando, después de invitar a la prensa extranjera (que debían creer menos enterada, más manipulable) para explicar esa persecución, ha terminado por anular su propia convocatoria, dado que no puede dar razón argumentada del vergonzoso espectáculo montado dentro de sus muros.
20100418. Actitud ante Garzón.
No soy “fan” de ninguno de los grandes personajes de la historia, de cuyo nombre –como “marca de prestigio”- algunos estafadores se apoderan para vivir del cuento. ¿Cómo, pues, voy a ser fan de Garzón? Pero el saldo entre sus aciertos y errores resulta muy positivo, como resaltan casi todos los diarios de mayor tirada y prestigio en España y en el mundo.
Entre las excepciones, lamento de modo especial aquí la de un diario del Norte. Cuando éste compró a un diario madrileño que había conseguido desbancar y arruinar al diario EL ALCAZAR, superándolo por la ultraderecha –es decir, dividiendo esa España que presumía defender- yo esperaba que el diario del Norte le insuflara, poco a poco, algo de mesura y sensatez. Pero ahora veo, con ocasión del escándalo Garzón, que tanto ayuda a destapar quién es cada cual, que está ocurriendo lo contrario, haciéndose portavoz de quienes, desde una u otra posición, conspiran descaradamente para hundirlo.
20100419. El juez que mató a Dios.
“Dios vino al mundo dos veces: en Belén y en Torres”, donde nació Garzón, decía el juez Varela a sus discípulos. Sangrienta burla que indicaba ya, como la hecha al “rey de los judíos”, la condena que, con esa acusación, ese INRI, preparaba para quien había escogido como víctima de su odio. ¿Es posible que, después de tan larga y profunda “enemistad manifiesta”, Varela haya tenido el impudor de emprender en persona el “ajusticiamiento” (¡!) profesional de Garzón? ¿y que el Supremo Tribunal, al que así deshonra esa “perla de la Justicia”, no le haya apartado a tiempo de ese caso, en el que de modo tan patente se dispone a prevaricar?
20100422. Crisis del cambio que no fue.
Me alegré cuando a la denuncia contra el juez Garzón por parte del falso sindicato “Manos Limpias” (¡!) se juntó la acusación de la Falange, nombre de memoria criminal imborrable. Y más aún, cuando se le acusó de hurtar unos miserables euros: Garzón es demasiado orgulloso para actuar como un vulgar raterillo. La guinda ha sido la denuncia añadida contra él por un gran ladrón de Gürtel. Ya nadie sensato y decente puede dudar de la existencia de una planificada cacería contra un juez, la Justicia y la justicia.
Se aparte o no a Garzón de la judicatura, este escandaloso reventón de nuestro sistema, de resonancias mundiales, sólo comparable al 23-F, es, como ha indicado Martín Beristain, el “factor de crisis” que da una gran oportunidad para reaccionar y regenerar a fondo por fin nuestra vida política y judicial, rompiendo definitivamente con la dictadura, con la que aún comulgan que demasiados políticos y jueces.
20100506. Forcada no es Garzón.
Afortunadamente, el señor Francisco Forcada no es Garzón, al que pretende hacernos creer que admira, pero al que intenta dar lecciones en público con una pretenciosa carta “Si yo fuera Garzón”; carta llena de desinformaciones, como el equiparar el régimen dictatorial de Castro con el de gobernantes que pueden gustarnos más o menos, pero no son dictadores, como Morales y Chávez. Carta plagada también de extremismos, como el reclamar a Garzón en persona que exija la dimisión inmediata del rector de la Universidad Complutense, o rechace a “un fiscal que injuria al Tribunal Supremo /…/ sembrando dudas acerca de la imparcialidad de la Justicia” (¡!). Para tranquilidad nuestra, usted no es el juez Garzón, sino más bien lo contrario, señor Forcada.
20100511. La justicia, exiliada.
El colmo de la vergüenza nacional es que el juez Garzón tenga que acogerse al Tribunal Internacional de La Haya contra el acoso de fascistas y corruptos, apoyados por una suprema injusticia organizada.
Esto sólo ha podido darse en una sociedad que ni tras siete lustros después de la caída de la dictadura ha sido capaz de juzgar sus enormes crímenes y ni de enterrar decentemente a sus víctimas. Peor aún: ha tolerado que se acose al único juez que se atrevió a intentar hacer justicia, acusándole a él de provocador y corrupto. Así le ha obligado a ese exilio político personal, que escenifica el exilio que de hecho todavía padece en demasiados aspectos fundamentales, como la Justicia, nuestra tan deficiente democracia.
20100517. Lágrimas por la justicia.
La libertad de expresión democrática permite conocer quién es quién. Así hemos comprobado que la inhabilitación del juez Garzón ha sido recibida con alborozo por los capos de la droga, por los fascistas de la Falange y de Pinochet, por los corruptos –ayer el GAL, hoy Gürtel- de ciertos partidos y por los amigos de ETA. En el País Vasco no ha faltado incluso quien ha tenido el valor de interpretar, públicamente y por escrito, las lágrimas de Garzón, no como reacción al afecto tan expresivo de sus compañeros al despedirlo en la puerta de la Audiencia Nacional, como vimos por televisión, ni al de tantos ciudadanos en la calle –las encuestas prueban que la mayoría le apoyamos-, ni al dolor de ver tan maltratada la justicia por la Justicia, sino sólo al amor propio. Esto es una mísera proyección freudiana de quien acude a comentario tan bajo contra Garzón porque cree que es tan malvado como él, y no tiene mejor argumento apoyar esa inhabilitación injusta, que ha degradado nuestro país ante el mundo entero.
20100519. Garzón esclavo.
La innoble cacería de que ha sido objeto, y una cierta deformación profesional, lo explican, pero no lo justifican. Precisamente porque los que estamos de verdad por los derechos humanos apoyamos hoy a Garzón, hay que criticar que diga que él es “esclavo de la ley”, aunque haya añadido “pero de la ley universal”. Toda ley es una expresión abstracta que tiene su legitimidad sólo como defensa de la persona concreta, y jamás un ídolo del que se tenga que ser esclavo. “El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado”. Son precisamente los que tienen alma de esclavo, sacrificando su dignidad a una ideología, a su cobardía o al dinero, aunque sea bajo capa de acatar una ley, los que han cometido con él esa indignidad que tanto daño está causando al crédito de nuestro país y de nuestra Justicia.
20100519. Libertad para imponerse.
“Las monarquías libres” eran aquellas en las que el rey podía hacer absolutamente todo lo que le diera la gana, en opinión de Jacobo I de Inglaterra. “España, una, grande y libre” era, para Franco, aquella en la que podía “matar a media España para salvar a la otra media”, según declaró el Generalísimo a un corresponsal británico. Arrimando también la ascua a su sardina, los obispos españoles afirman hoy que el dinero que piden con el impuesto religioso es una “asignación voluntaria, no es ningún impuesto” pues cada cual es libre de poner la cruz en el IRPF, como acaba de repetir el arzobispo de Toledo.
“Olvida” Su Ilustrísima que esa minoría de un tercio impone a los dos tercios restantes pagar también, y a la fuerza, a su organización e ideología, ya que –al no añadir esa cantidad a sus impuestos, como en países más serios, como Alemania- se crea un déficit en la recaudación que debemos llenar entre todos. Es más que dudoso que Jesús se hubiera tomado la libertad de recurrir para financiarse a ese truco, más propio de trileros que de quienes se ponen como ejemplo de moral e incluso de caridad.
20100529. Jueces pro Garzón.
El 25 Congreso de Jueces para la Democracia acaba de aprobar un manifiesto de apoyo a Garzón, afirmando que su actuación puede ser discutible, pero no es prevaricadora, y su condena amenaza la libertad de los jueces.
El que dicho apoyo haya contado con una holgada mayoría de los votos es aún más significativo si se tiene en cuenta que, como casi la mitad de los jueces, Garzón no pertenecía ni a esa ni a ninguna otra Asociación judicial, lo que, en la práctica, constituye un rechazo a la politización de la Justicia; y que el juez Varela, que tanto se ha encarnizado contra él, forma parte de esa Asociación que hoy apoya a Garzón.
20100529. Parches, no: Justicia.
Ni el juez Garzón, ni los ciudadanos que padecemos el actual sistema de Justicia politizada, merecemos que nos vengan con parches ni insultantes limosnas “caritativas” de apoyo.
Si el 25 Congreso de Jueces por la Democracia opina ahora que no habría que juzgar a Garzón, el único y necesario apoyo que tendría que haberle mostrado es autodisolver su “Asociación”, ese mal disfrazado sindicato, prohibido en la judicatura por la Constitución. Sólo así cumpliría con su deber, e impediría hechos tan bochornosos como el que saliera de su seno alguien tan manifiestamente injusto con Garzón como Varela. No nos vengan ahora con hipócritas lamentaciones, ni apoyos “compasivos”: exigimos justicia, Justicia.
20100725. Peor que cachondeo.
Hace años, Pacheco, entonces alcalde de Jerez, provocó un escándalo al afirmar que en España la Justicia era un cachondeo; comportamientos posteriores de ese estamento respecto a la corrupción política, el caso Garzón o el Estatuto catalán han mostrado que se quedó muy corto, y hasta qué punto ese estamento no ha hecho la transición a la democracia y daña nuestra convivencia e imagen internacional.
En modo parecido, y tras haber pasado un período de opacidad para que se olvidara su gran apoyo a la dictadura, que se lo pago con tan grandes privilegios, la Iglesia católica ha conseguido mantener un Concordato preconstitucional y antidemocrático, obligar a todos los españoles a financiarla anualmente con sus impuestos, y encima también actos como las visitas papales y chantajear a las autoridades públicas siguen incumpliendo en favor suyo también en otros capítulos la aconfesionalidad del Estado, como acabamos de presenciar en la ofrenda multicentenaria –España es eterna, aquí no hay transición posible, al parecer- de la nación al apóstol Santiago.
Peor que un cachondeo, es la burla descarada y la violación del bolsillo y la conciencia de muchos, muchos millones de españoles por parte de una jerarquía católica tan corrupta que, burlándose también sangrientamente de la doctrina con la que quiere justificar su poder, no sólo no ama, sino que ni siquiera respeta al próximo.
20100812. Juzgar los crímenes de guerra.
En medio del gran y creciente desprestigio, incluso a escala internacional, de nuestra Justicia, el que el juez Pedraz haya reabierto la causa por el asesinato del periodista José Couso, lo que nos proporciona un poco de esperanza. Ojalá un día no lejano sean juzgados no sólo los culpables de ese crimen de guerra, sino todos los principales responsables de esa tan injusta guerra de Irak, con centenares de miles de víctimas inocentes.
También, aunque ya hayan muerto, jueces e historiadores deben revisar la historia para condenar, al menos moralmente ya, a cuantos cometieron crímenes de guerra. La historia la escriben los vencedores, como los aliados en la Segunda Guerra Mundial; y si los vencidos son juzgados y condenados, como entonces en Nuremberg, el fin fundamentalmente defensivo de los aliados no justifica todos sus actos, como hay que recordar estos días de agosto, por equidad y para prevenir futuras tragedias para la humanidad.
20100912. Justicia daltónica.
En España la Justicia no es ciega, sino daltónica. Actúa una y otra vez, desde distintos ángulos al mismo tiempo, y con gran celeridad, contra un juez que pretendía juzgar a los azules de antes y a los de ahora, es decir, a los falangistas manchados de sangre y a los peperos manchados de corrupción; pero no hay manera que acabe de ver y juzgar a esos mismos azules.
20101125. Eliminar la prescripción.
Apenas pasa día en que los medios no nos relaten casos sangrantes de delincuentes, incluso asesinos, que escapan riendo de la Justicia por culpa de leyes que les sirven de burladero. Puede comprenderse que una mejora de su conducta en los años subsiguientes a su delito pueda servir de algún atenuante a sus culpas, pero la sociedad no debe cometer nunca la injusticia de absolverle sin más razón que lo que debiera ser un agravante: el que ese sujeto haya pasado tanto tiempo sin arrepentirse, ni confesar su delito, ni reparar en lo posible el daño causado.
Urge, pues, eliminar esas leyes de prescripción de los delitos, que tanto y tan permanentemente dañan la justicia. Más aún: esas leyes incitan a cometer más y peores actos, al dar la esperanza de que, con tantas artimañas como hay para ello, puedan alcanzar esa prescripción, auténtica bofetada a la razón y a las víctimas de sus delitos.