Cartas a la prensa – Justicia – 2008

20080130. Alarma por la Justicia.

                                 Ha despertado una lógica alarma social el que un conductor bebido y a velocidad excesiva matara a un chico ciclista –aunque éste cometiera también una infracción de tráfico- y encima demandara a los padres del muerto por 20.000 euros para reparar su lujoso BMW. Pero mucha más alarma social eficaz –como la que le ha llevado a ese desaprensivo a retirar su demanda- tendría que ser aún el de que todo un juez haya admitido siquiera a trámite una denuncia tan inhumana.

                                En un caso análogo de menor cuantía, un editor amigo mío tuvo que personarse en un juicio admitido a trámite por una demanda intrínsecamente absurda de un escritor; y aunque, como es lógico, fue absuelto de inmediato, no pudo recobrar las costas porque el demandante había conseguido tener justicia gratuita… a pesar de que vivía en una de las calles más lujosas de Madrid, y que su demanda mostraba que podía gastar alegremente muchos miles de euros.

                               ¿A qué seguir, si todos conocemos hechos tanto o más escandalosos? El estado de nuestra Justicia requiere una profunda reforma.

20080402. La niña de Zapatero.

                         ”La niña de Zapatero” debería ser, ya y de verdad, la Justicia. Si Zapatero prometió una reforma seria de la Justicia incluso antes de conocerse las circunstancias del asesinato de la niña Mari Luz, los sangrantes detalles sobre cómo este crimen se cometió porque falló incluso la inspección judicial no hace sino hacer más urgente dicho cambio. Por mil razones morales y prácticas, desde la seguridad personal a la economía, España debe dejar de ser un país sin ley… aplicada.

20080516. Demasiados inocentes.
                             El máximo gánster de Chicago, Al Capone, no comprendía por qué estaba en la cárcel, pues él no había hecho sino la meritoria obra de proporcionar a la gente lo que deseaban: chicas amables y buen alcohol. El “sheriff” de Coslada también se declara inocente, el angelito. No menos inmaculados se proclaman sin rubor quienes tenían que haberle controlado y detenido hace tiempo, y que deben recibir también proporcionalmente una condena ejemplar. Incluido, por supuesto, el juez “inocente” que lo absolvió hace años cuando hubo un alcalde que intentó en vano que funcionara la Justicia.

P.D. Al final, final, fue condenado, pero demasiado tarde para evitar muchos males.

20080523. Reclamar justicia a la Justicia.

                          Ahora que han terminado las movilizaciones de un parte de los funcionarios de Justicia en defensa de sus derechos, es hora que nos manifestemos masivamente –venciendo el temor a un poder demasiadas veces incontrolado- los millones de españoles que hemos sido y somos víctimas de tantas negligencias y fallos por parte del conjunto de esa pésima administración de Justicia, con las graves, e incluso mortales consecuencias que todos desgraciadamente conocemos.

20090523. La Justicia, de puente.

                     “Madrid se subleva” decía un gran titular de un diario capitalino el dos de mayo; afirmación muy exacta, pero referida a los sucesos de 1808. Igualmente exacta, y más actual, aunque más modesto, fue el lema “La Justicia, de puente” que un ciudadano portaba en la protesta popular de 2008, manifestación ahora relativamente pacífica, del primero de mayo en Madrid.

                        Ignoro si esta última protesta ciudadana se refería a su actual acumulación de dos millones y medio de casos sin resolver, o a la tan tradicional como nefasta ineficacia de nuestra Justicia. Pero fue sin duda una muy excepcional sublevación respecto a la actual masiva y tan contraproducente huida, dos siglos después, de nuestros ciudadanos ante el nuevo sistema “ultramontano” que nos ha invadido. Su contaminación hace irrespirable hasta físicamente el aire de nuestras ciudades, su consumismo –incluso vacacional- nos impide acumular armas económicas para resistirlo, y su propaganda obsesiva por tantos nuevos medios modernos de difusión nos distrae y obstaculiza percibirlos síntomas, analizar las raíces, sublevarnos contra nuestros mortíferos enemigos que, repito, no nos dejan ni respirar.

20080523. Sacrificios humanos y Justicia.

                      Civilizaciones bárbaras sacrificaban niños a la divinidad, esperando tener así un futuro mejor. El sacrificio de la niña Mari Luz, como el de tantos otros niños, mujeres, etcétera, será incluso psicológicamente más ineficaz si no nos mueve a tomar –a Gobierno, oposición y ciudadanos en general- las prontas y profundas medidas necesarias para tener un más futuro más humano, con una Justicia más digna de ese nombre, en este y los demás campos.

20080608. Otra “faena” a la justicia.

Una vez más padecemos otra de las incontables “faenas” con las que la “Justicia” daña a la justicia y a todos los ciudadanos.  Los jueces acaban de declarar nulo el contrato de cuatro años a la plaza de toros de Madrid… varios años después de que ese contrato hubiera terminado y administre ahora las corridas otra empresa. ¿Hasta cuándo soportaremos los ciudadanos ser un “país sin ley” mínimamente funcional, aplicada?

20080621. La Justicia en Gran Bretaña.

                              Los “anglos” no son ángeles, aunque les pusiera ese nombre nada menos que un Papa, admirado al contemplar los rubios cabellos rizados de unos hijos de la Gran Bretaña. Ni Inglaterra es tampoco el cielo. Pero  constatamos que allí un solo ciudadano puede hacer comparecer a la Corona ante los tribunales para que responda por las circunstancias sospechosas del trágico fin de Diana. Y que otro ciudadano singular ha logrado en  estos días que el Gobierno no ratifique el Tratado de Lisboa hasta que un juez dictamine sobre sus alegaciones en contra de dicho Tratado. No cabe duda, pues, que tenemos que trabajar todavía mucho  conseguir que la Justicia se parezca mucho más a la justicia en otros lugares, de cuyo nombre no quiero acordarme.

20080710. Incalificable cobardía de la Justicia.

                           Día triste para la justicia, la de verdad, la que escribimos hoy con minúsculas. Porque la Audiencia no ha considerado delito mantener calles dedicadas a etarras, con “argumentos” tales como que “el enaltecimiento del terrorismo no se puede cometer por omisión”.

                          Sin embargo, la misma Iglesia católica ha incluido ya en el “Yo, pecador” los pecados de omisión. Lo que en un tiempo no fue delito, si hoy se mantiene, incluso activamente, negándose a rectificar lo hecho, es evidente que constituye un renovado delito. La apología de la apología del terrorismo es apología del terrorismo sin más, y lo absurdo es decir lo contrario, y que no es perseguible penalmente.

                         En esta sentencia se mezclan no sólo la ignorancia, la superficialidad y la arbitrariedad, sino el más vil temor a los terroristas. Una vez más, una incalificable Justicia se aleja de la justicia, contradice a la razón y abofetea a los ciudadanos de bien, favoreciendo la impunidad y estimulando a los peores, más sanguinarios, dañinos y cobardes criminales.

20080813. Culpabilidad o desgracia.

                             Yo, profesor como Jesús Neira, también defendí a una mujer maltratada en la calle por su pareja, aunque pude huir en mi coche de aquel energúmeno que la arrastraba por los suelos, y que asimismo me agredió. Y me indignaron también las declaraciones de la maltratada a la que auxilió Neira, de que se trataba sólo de “un forcejeo”, y que el agresor era “una bellísima persona”. Me pareció un ejemplo clásico del amor masoquista que tanto dificulta la emancipación femenina, por la que he luchado desde mi cátedra, libros y medios de comunicación.

                              Pero ¿está todo tan claro, en blanco y negro? Pronto tuve que reconocer había mil complicados matices, que con razón no quería conocer el rey de una obra de Sartre, “porque con detalles resulta difícil distinguir una victoria de una derrota”. En efecto: el “forcejeo” parece que se debió a que él no quería tomar una medicación contra la enfermedad que le tornaba violento, siendo, en ese sentido – según declaraba su mujer -, alguien necesitado a quien había que ayudar más que condenar.

Por supuesto, los jueces determinarán, en lo posible, la responsabilidad que él pudiera tener en un primer momento en no tomar la medicina, y cuando y cuanto eso le quitó su libertad después, y hasta qué punto pretendió dañar al profesor. Lo ya cierto es que el estado de coma en que cayó días después Neira es responsabilidad en parte de los médicos que no supieron atenderle, y a los que demanda la familia del profesor.

De ahí que, por mucho que me disguste, y sin que eso modifique mi decisión de intervenir (con precauciones, eso sí) si la ocasión se me presenta de nuevo, y del mérito que hay que conceder a la acción de Neira, tenga yo que reconocer la posibilidad de que tuviera razón la agredida al concluir que “no hubiera pasado nada si el profesor no hubiera intervenido”. La vida, el destino, la suerte, o una inescrutable divinidad, nos ofrece, con mayor frecuencia de lo que quisiéramos, esas crueles desventuras, que no podemos achacar siempre y por entero a determinadas personas.

20080814. Que pague el culpable.

              No hay que intervenir ante un mal cometiendo una injusticia. En un claro accidente laboral, un miembro uniformado ha muerto al caer del caballo sin llevar el preceptivo casco. Si, como dice su familia, la culpa no fue de la propia víctima, es justo que tengan una especial indemnización. Pero, ojo, tal cantidad debería ser pagada, en todo o en la parte que determine la Justicia, por quien resulte culpable, no por todos nosotros, como pasa con demasiada frecuencia.

             El “desprestigio” o la “mala nota” en su carrera no son obviamente sanción suficiente para quien hasta ese punto letal descuida su obligación; y, en todo caso, los ciudadanos nunca deberíamos pagar por quien debe y realmente pueda hacerlo. Lo exige la Justicia para con nosotros, y el preceptivo castigo hacia el culpable, así como la debida prevención de los delitos.

20080912. Limpiar las instituciones.

                        Si hay algo que sea la antítesis de la justicia es el multar con 1.500 euros una falta profesional muy grave, con resultado de muerte para una niña, porque el culpable es otro juez; o el dejar fuera de la renovación de la directiva de los jueces a la mitad de ellos… porque no están en ninguna de las dos asociaciones más politizadas, por el PP o el PSOE.

                         Esa perversión está apoyada por unos políticos que así ayudan a corromper la justicia, como ayudan a politizar la religión, y convertirla en una caricatura de la caridad cristiana y respeto al prójimo, al apoyar estos días a unos obispos que se aprovechan de 154 víctimas de Spanair, algunas de las cuales abiertamente no católicas, para protagonizar en exclusiva un funeral de Estado. Hace falta una gran limpieza en las instituciones para tener una sociedad en que se respeten realmente los derechos humanos de todos, incluidas las minorías y los más débiles.

20081021. Merecer justicia.

Todo lo que se diga es poco referente al pésimo estado de la Justicia en nuestro país, que acaba de llegar a cotar insoportables con una huelga corporativista nauseabunda, que intenta ocultar sus gravísimas responsabilidades bajo capa de falta de medios.

Pero ¿qué justicia se merece un país que, después de tantas décadas, no tiene el valor ni para perseguir a los peores crímenes y asesinatos de guerra y de “paz”, ni pedir responsabilidades, por temor a los hijos o nietos de los asesinos; país en el que aún muchos se siguen oponiendo, con los más increíbles subterfugios, hasta contra la petición de los familiares de las víctimas para enterrarlas decentemente?

20081025. Fiscal aún peor.

Todavía nos escuece vergonzosa actuación del fiscal Fungairiño para impedir el procesamiento de Pinochet por el juez Garzón, lo que tuvo su contrapartida en la masiva protesta ciudadana en favor de un Chile más democrático, que contribuyó a instaurar el Tribunal Penal Internacional.                                         

Peor que Fungairiño, ahora, el defensor de dictadores es el fiscal Zaragoza. Mucho peor, porque Pinochet era un militar golpista de otro país, mientras que el militar golpista al que ahora se enfrenta Garzón era español, y mató cien veces más personas, en guerra y en paz, y casi todos de aquí. Y el fiscal que ahora pone trabas a la Justicia no es el mandado por un gobierno del PP, tan afín a dictadores que fue fundado por un ministro –jamás arrepentido- de uno de ellos que, cuando fue detenido Pinochet en Londres, declaró que iba a acabar con los cimientos de la civilización.

 Hoy, por el contrario, el fiscal que se opone a actuar contra Franco lo hace teniendo detrás un Gobierno que dice querer restaurar la justicia traicionada durante toda esa dictadura. Y este fiscal se enfrenta a las actuaciones de Garzón de un modo aún más feroz, más descarnado, y con “razones” aún más lamentables, si cabe, de lo que lo hiciera Fungairiño.

 La historia juzgará como se merecen a un fiscal y a un Gobierno que así contribuyen a degradar la justicia, e incluso –lo que en estos días resulta tristemente aún más difícil, dado tan merecido descrédito en que se encuentra- la Justicia de este país.

20081026. Manipulaciones contra Garzón.

Todavía no salgo de mi indignado asombro. Para intentar desprestigiar la campaña del juez Garzón contra el franquismo, la señora Rivero Borrallo escribe que Garzón “sólo quiere hacer justicia con algunas víctimas”, ya que formó parte de un gobierno del PSOE “en el que hubo altos cargos condenados por tortura a terroristas”, y calla que fue precisamente Garzón el que juzgó y condenó a los GAL. Más aún, esa señora añade que Garzón actúa ahora al dictado del PSOE, cuando sus relaciones con ese partido, tras retirarse de él y condenar a los GAL, no son las mejores, y su actuación actual contra el franquismo está ferozmente combatida recurrida por el Fiscal del Estado puesto por el PSOE, y constituye en cierto modo una respuesta y desafío a la nula eficacia de la Ley de Memoria Histórica del Gobierno. ¿Cómo es posible tanta ignorancia, o tan grosero intento de engañar a la opinión pública?

20081129. Un perfecto Defensor del Pueblo.

                            El escándalo montado por Múgica Herzog al llamar “tontos” a la mayoría de los españoles, ha sido sólo un pequeño exceso de celo servicial en un cargo que cumplía a la perfección con las autoridades de turno: ser su Defensor del pueblo tonto, y por tanto despreciable, que quisiera fiscalizarles; lo ha cumplido tan bien que en los últimos tiempos ese pueblo había olvidado hasta que existiera esa institución de doble y engañosa denominación “Defensor del pueblo”.

                            Claro está que al principio -era obligado, dado el equívoco de la denominación-, tuvo sonados encontronazos cuando  algunos ingenuos creían que les iba a defender de los poderosos. Pero Múgica puso pronto los puntos sobre las íes, y se negó incluso a presentar recurso contra la Ley de Extranjería, que tuvo después que hacer rectificar el Tribunal Supremo.

                           También apoyó, sin venir a cuento, al falangista confeso Anzoátegui contra aporreados manifestantes; y también “espontáneo”, este amigo de los toreros, apoyó a los fumadores, como él, contra los que defendían su propia salud de sus humos. Incluso, conforme a sus orígenes judíos, no tuvo empacho en alabar la “generosidad” de Israel respecto a los palestinos.

                           No es extraño, pues, que, ya al tomar el puesto, el número de recursos ciudadanos disminuyera a la mitad en un año, y hoy nadie hable de tan prostituida institución.  ¿Cómo va a dimitir, o aceptar su dimisión las autoridades de turno, cuando cumple tan perfectamente su papel real de “torear” al pueblo tonto que todavía confía en él?

20081201. Por fin, Garzón.  

El juez Garzón, como todo hombre, tiene sus limitaciones; y cuando más crece la estatura de un hombre, más patentes quedan sus limitaciones, que aprovechan los mezquinos y criminales -a cuya envidia o crímenes perjudica su actuación-, para intentar desacreditar todas sus obras.

Yo no he estado ni siempre ni en todo de acuerdo con Garzón, como es lógico, y más con quien tantas y tan difíciles empresas ha emprendido. Tampoco le he tratado personalmente, pero recuerdo con gran satisfacción y orgullo la larga lucha común contra ETA, desde los medios de comunicación y hasta en las calles de San Sebastián, donde gritábamos: ¡Más jueces como Garzón! Además de otras campañas, como contra las drogas, quiero mencionar la que él y, muy modestamente, siguiendo aquí directamente su senda, otros ciudadanos hicimos, contribuyendo a edificar un mundo mejor, más justo: la denuncia, detención y condena moral al dictador Pinochet, lo que tanto influyó en el instaurar, por fin, el Tribunal Penal Internacional.

Sin embargo, quedaba en mí una gran insatisfacción. Todo ello y, en especial, la lucha contra la dictadura chilena, me hacía desear más el día que finalmente Garzón se enfrentara al problema central de nuestra convivencia social, la raíz más importante de otros gravísimos problemas nuestros, como los señalados de ETA y las drogas: la fractura social que llevó a una feroz guerra civil, a una interminable dictadura, y a una transición en falso que todavía no hemos podido superar y sanar. Y eso hasta el punto que, más de treinta (30) años después, apenas es posible mencionar los crímenes de los dictadores y los de sus principales colaboradores, ni devolver a sus herederos los bienes que robaron a sus víctimas, sino que está costando un inmenso esfuerzo restaurar el honor de los asesinados en las cunetas y dar a sus huesos digna sepultura.

Lo más bochornoso es que se oponen a ello no sólo los herederos y seguidores directos de los asesinos, y esa turbamulta de corderos siempre dispuestos a someterse a cualquier yugo, sino ?con las más vergonzosas excusas, incluso con disfraz de legalidad y de «Justicia», unos personajillos a quien esa acción de este juez pone en evidencia, porque que por su cargo político o profesional tendrían que representar la defensa de la democracia y de la justicia, a las que por fin ?aunque sea de modo tan tardío y como a la desesperada, ante tanta negligencia y cobardía- intenta hacer honor y hacernos dignos de ellas el juez Garzón. Los delincuentes, los cobardes y los mezquinos quizá puedan hacerle perder también aquí alguna batalla; pero no dudo que él y otros muchos, animados por su ejemplo y apoyo, seguiremos luchando por la justicia.

20081226. Huelga a reglamento y tolerancia cero.

                           A propósito de la enésima y justamente impopular huelga de los pilotos de Iberia, un conocido periodista se escandalizaba de las “huelgas a reglamento”. Si el aplicarlo impide la actividad, sostenía, hay que cambiarlo. A veces sí. Pero no hay reglamento, por reciente y perfecto que sea, que pueda sustituir la buena voluntad y el sentido común de quien aplica unos conceptos fijos y limitados al flujo continuo de la vida.

                            Ya los romanos decían: “Máxima aplicación de la ley, máxima injusticia”. De ahí que yo me lleve las manos a la cabeza cada vez que algún fanático del orden, o de una determinada “moralidad”, impone la “tolerancia cero” en cualquier aspecto de la vida, sembrando el desorden y la injusticia a su alrededor, como tenemos demasiados ejemplos, desde los inquisidores a McCarthy… y a otros temibles talibanes de nuestros días.

PD. Los promotores de esa huelga fueron después, mucho después, condenados por la Justicia.