Gracias a dos independentistas ladronas

Me ha llegado el video en el que, con un odio reconcentrado, y envueltas en la bandera independentista, destruíais las pancartas que me habíais robado durante la manifestación del 26 de agosto contra los atentados terroristas. No fuisteis las únicas: otros indeseables, escondidos también tras esa bandera catalana profanada con un parche —con la que ni el hipócrita Junqueras quería que le fotografiaran- me rompieron otros carteles, no por su contenido, sino porque estaban en castellano. Lo mismo que durante el franquismo otros nacionalfascistas destruían nuestros libros que estaban en catalán.

No sé si prevalece en vosotras la necedad, fruto de un adoctrinamiento nacionalista durante dos generaciones o vuestro desmedido amor a Cataluña… para vosotras solas, como Pujol y muchos otros nacionalistas, ladrones que se llevaban incluso lo robado fuera. Lo que me habéis podido robar no es ni el cinco por ciento de lo que hice y distribuí, -como en otras ocasiones, desde el exilio a que me habéis obligado como a tantos otros escritores-, en Barcelona y resto de España. Lo robado es poco en dinero, vulgares rateras, pero con vuestro acto cooperáis a establecer una dictadura que no sólo nos robarían con recortes y otras mañas mucho más aún dinero que hasta ahora, sino también lo que vosotros menospreciáis pero para nosotros vale infinitamente más, la dignidad y la libertad.

La independencia de nuestra tierra es respetable como opinión, pero cada día más irrealizable, insolidaria, contraria al sentido de la historia. Por ello, a pesar de vuestras mentiras y corrupciones, sólo podréis imponerla, como estamos padeciendo, con una violencia creciente. Vuestra fanática intolerancia -difundida ya por más de veinte medios aún no controlados por vosotros hasta el punto denegarse a denunciar esta y otras violaciones a los derechos humanos- lo pone al desnudo, despertando la alarma incluso entre los más desprevenidos. De ahí que os agradezca ese tiro que os ha salido por la culata. Es un granito de arena, pero en el ojo de los más miopes, lo que ayudará a que más pronto que tarde, y a cada cual según sus responsabilidades, os pongamos a todos los violentos donde por justicia deberíais ya estar.