20180311. A quien importa…
En la manifestación del 8 de marzo he vuelto a oír cantar el “A quien importa…” lo que yo diga o haga, de Alaska. Como amante de la libertad, no puedo menos que simpatizar con esa rebelión. Pero esa misma manifestación demuestra que hay muchos a los que le importa –hasta pegar y matar- coartar la libertad que exigían las manifestantes, y que hay que luchar juntos contra esa tiranía del patriarcado y otras cadenas del sistema imperante, sin pretender ilusoriamente conseguir de modo individual la propia plena libertad.
201805XX. Justicia a conveniencia.
La cúpula judicial, elegida por los partidos dominantes y no por los jueces –hasta el “nuevo” PSOE acaba de rechazar el cambio-, tiene un sesgo político evidente. Pero los demás jueces, hecho el relevo generacional, reflejan en gran parte la pluralidad de nuestra sociedad, constituyendo su mayor salvaguarda y conveniencia contra el abuso de los poderosos. Nada más nocivo para la democracia que denigrarlos en general por una sentencia que muy pocos han leído entera. Sentencia que muestra su diversidad de enfoques ante un caso extremo, basado en el fondo en la credibilidad una o varias personas implicadas.
La mayoría de esos jueces ha condenado a los acusados por “abusos sexuales”, nombre errado a lo que, por lo que implica y la gravedad de las penas, debiera llamarse violación. Constituye un monstruoso y dañino extremismo el agitar tanto y tan demagógicamente a la sociedad. Eso es lo que ha hecho un pequeño grupo de 60 mujeres extremistas coordinadas contra esa condena, por lo demás, recurrible y recurrida. Apenas cabe concebir un peor ataque a la Justicia, a la paz social en una democracia y a la misma justa emancipación de las mujeres.
20180711. Ni Justicia, ni igualdad.
En un gesto sin precedentes, 750 magistrados españoles han denunciado ante el Consejo de Jueces Europeos “la gravísima amenaza contra la independencia judicial” en el caso de La Manada, con “una presión social hasta el linchamiento público”. Ni siquiera las autoridades gubernamentales han respetado la presunción de inocencia y más de un millón de firmas, sin leer casi nadie la larga sentencia, han pedido suspender tanto a los dos jueces que condenaron a una parte como al que no lo hizo. Incluso una ministra del nuevo Gobierno ha pedido que la tras la apelación se juzgue “según el sentir del pueblo”, como en los países totalitarios de distinto signo, según han tenido el valor de denunciar algunos especialistas.
En este desdichado caso no sólo ha sufrido mucho la Justicia, apoyo básico de los más débiles, sino, de modo muy especial y por eso mismo, la causa real de las mujeres, falsamente lideradas por unas extremistas. Ellas, con la excusa de castigar en un caso muy difícil de dilucidar sin recurrir indebidamente a antecedentes, han conseguido enfrentar a muchas personas a un grupo de hombres, autodenominados La Manada, en un caso aún pendiente de apelación, proponiendo resolverlo con otro grupo al que llaman también “La Manada” femenina, declarándose así violentas, sin ley; incluso peor, amenazándoles con “un tsunami” devastador, como proclamaban en la Puerta del Sol. Apenas cabe pensar una reacción, un movimiento más incivilizado y contraproducente, que reafirme más a quienes todavía están impregnados de la ideología patriarcal en su temor de que lo que las mujeres quieren no es la igualdad, sino una revancha hembrista.
20180723. Mujeres y poder político.
Se queja una periodista, -y no sólo ella- de que ninguna mujer haya llegado aún a presidir un partido con posibilidades de gobernar España. Señala que Santamaría apelaba a ser mujer como mérito; pero en realidad no fue sino la perfecta yes-woman, secretaria sumisa de Rajoy, que la eligió precisamente por ser más débil aún que él, con lo que, obligándola a compartir su poder con Cospedal, pudo gobernar mejor él… y después otro hombre, Casado.
Recuerda también Belén Remacha la pérdida de las primarias que perdió Carme Chacón, cuando su “mérito” para destacar fue estar embarazada el día que el irrelevante Zapatero buscaba para Defensa una mujer, que le montara un titular que disimulara su incapacidad; lo pagamos muy caro, abandonando ella después Cataluña, el Parlamento y -física y moralmente- España cuando más necesitábamos que trabajara en su puesto.
Cita, por último, en su análisis, a Susana Díaz, cuando en realidad toda su carrera política fue dirigida, para desgracia de Andalucía, por un ya tan maleado Felipe González; y cuando ella quiso a su vez tutelar a Pedro Sánchez, éste no se dejó. No sólo son culpables, pues, los “remachos”; también las mujeres, para conseguir todas de verdad la igualdad y no sólo algunas por interesados privilegios paternalistas, tendrían que renunciar a quejarse siempre -como los catalanes, a quienes Pla nos califica con razón de “quejicas”- de ser meras víctimas de los hombres y reconocer su responsabilidad en los abusos que se cometen con su complicidad, en política como en los demás campos.
20180811. Feminismo a la española.
Sí, las mujeres ya han mandado oficialmente en España. Así las reinas, por muerte del cónyuge o por caprichos de la genética. También en el Ayuntamiento de Madrid, estrenándose con los chanchullos de Aznar con su Botella, ayudado por el servil Gallardón. Con Zapatero, buscando personas aún más débiles que él, llegó un Gobierno “paritario”, cuya vicepresidenta, Fernández de la Vega, se estrenó rindiendo vasallaje, con sus ministras, a Vogue y se despidió recibiendo el agradecimiento del cardenal Rouco. Rajoy, el indolente, dividió el poder entre dos mujeres, para mandar con tranquilidad. Ahora Sánchez, además de reivindicar en el Consejo de Estado a la vicepresidenta de Zapatero, nombra aún más ministras que él, mientras que su mujer accede ahora a un cargo, de modo legal y ajustado a su trayectoria, pero en circunstancias que favorecen diversas interpretaciones.
20180903. El poder puritano socialista.
Tanto la vicepresidenta Calvo, como la ministra de Trabajo, Valerio, afirman que “la prostitución no es compatible con la igualdad entre hombres y mujeres”. Y eso respecto a un sindicato como OTRAS, abierto tanto a unos como a otras. ¿Es que las trabajadoras sexuales se degradan, pero los hombres no?
No solo fallan radicalmente en la igualdad que dicen defender entre los sexos, sino en su oposición al sindicato “por ser socialistas” ¡Menudos socialistas quienes admiten un sindicato de patronos de clubs de alterne, pero no de sus trabajadores! Nada más hipócrita que unos sedicentes socialistas que quieren ser hacerse perdonar que los son, mostrarse “decentes”, unas “señoras de Vogue”, como se disfrazaron -o no- la vicepresidenta anterior, de la Vega, y sus ministras. Con razón ella recibió al retirarse el revelador agradecimiento de la ideología más opresora de la mujer en nuestra cultura, encarnada en el cardenal Rouco. Con esos Gobiernos “socialistas y feministas”, las mujeres no necesitan enemigos. Al pan, pan; y al vino, vino.
20181006. Manadas, no.
Yo procuro portarme lo mejor posible con manadas de los irracionales sin remedio, sean cabras o cabritos. Pero ¿qué respeto, qué diálogo puedo tener con extremistas que se degradan a sí mismos calificándose de manadas, siendo, biológicamente al menos, hombres o mujeres? Ahora, por desgracia, han proliferado ciertas autodenominadas “manadas feministas”, orgullosas de serlo, en vez raciocinar y buscar soluciones sensatas a los conflictos con las manadas de hombres. No son muchas, pero su fanatismo y el eco que les proporcionan los grupos interesados en desacreditar la verdadera emancipación femenina agiganta su influencia. Llegan incluso a amenazar con represalias mayores que las mismas bestialidades de los hombres, como su “Si ellos son manadas, nosotras somos tsunamis” de sus manifestaciones. Al garrotazo limpio retrocedemos, como en tiempo de Goya incluso el siglo pasado. ¡País!
20181113.No más sexismos.
En la lenta pero imparable -aunque con parciales regresiones- del patriarcado no han faltado feministas (y “feministos”) extremistas que, por la lamentable ley del péndulo, han ido a caer en el extremo opuesto del machismo, el hembrismo, exceso que da pie a los y las machistas para oponerse a la democracia entre los sexos.
Esta lucha se refleja muy bien, como es natural, en el lenguaje. Entre muchos otros problemas de ajuste, está el de conseguir un nuevo lenguaje inclusivo, común a ambos sexos. El empleo de la arroba (@) no ha tenido éxito. De ahí que algunos, incluso con buena voluntad, hayan empezado emplear para ambos sexos sólo el género femenino, como si tuviéramos que pasar ahora por un periodo equivalente de predominio exclusivo de la mujer. Apenas puede concebirse una mentalidad más antidemocrática ni negativa que la de quienes renuncian de hecho a conseguir una igualdad entre los sexos.
20181126. Las mujeres más machistas.
¿Cuáles son las mujeres más machistas, las que más dificultad llegar a una harmoniosa igualdad entre los sexos? Antes, cuando imperaba el patriarcado, eran sólo las que aceptaban más u papel inferior; aquellas que denunciaba Hainchelin: “No habría amos si no hubiera esclavos”. Pero desde que empezó la decadencia de ese sexismo, un número todavía pequeño, pero muy violento para hacerse notar ha asumido el papel del amo, pretendiendo dominar a hombres y mujeres. En la calle manifiestan lo que son. Al principio, como antes los machistas con las mujeres, pretendían excluir de sus actos a los hombres, los “enemigos”. Ahora que se sienten más fuertes, esos corpúsculos los “toleran”, pero como sumisos, meros esclavos.
A los hechos me remito. En la manifestación de este 25M en Madrid, pretendían impedir que se denunciara también, con el de la mujer, el maltrato al hombre, como si, aunque en menor escala, no se diera también hasta el asesinato, llegando a romper las pancartas en que se denunciaban ambos maltratos. Por si fuera poco, pusieron en la cabecera de la manifestación un numeroso grupo de mujeres haciendo karate, como si la primera y principal solución fuera ser también violentas como algunos machistas, solucionar el problema a puñetazos y patadas. Nadie daña más el avance a la igualdad que estas neomachistas que prosperan bajo falsa capa de feministas.
20181205. Abuso de “violación”.
En la vida y nuestros actos no hay dos iguales, incluso dentro del mismo tipo. Unos individuos encuentran en pleno día y en un descampado a una joven virgen que va a misa y sin decir palabra de inmediato la violan y abandonan; la joven, como es lógico, queda muy traumatizada de por vida. Otros, en plena fiesta del pueblo, charlan largo rato con otra joven en la plaza más concurrida a las dos de la madrugada; ésta les acompaña largo rato, estando cerca cuando dos de ellos van a pedir alojamiento a un hotel; después continúa con ellos, y se besa con uno mientras otro se cuela clandestinamente en una casa y les abre la puerta, donde entra libremente, “para fumar porros” -como si hubiera policías a esa hora y allí-, afirmando después que la violaron; pero, como era de esperar, se repone en poco tiempo.
Aunque, a pesar de tantos hechos probados como los indicados se le de toda la razón a la palabra de la joven y ninguno a la de ellos, ¿Son iguales ambos delitos, llámense ambos abusos o violación, y merecen la misma pena? ¿Son justos o incluso pocos, como todavía se protesta, nueve (9) años de cárcel y lo que eso significa, para los cinco culpables? ¿Pueden unas firmas o manifestaciones, cuidadosamente planeadas por algunas personas de su sexo, condicionar hasta tal punto a la Justicia? La triste experiencia nos demuestra que sí, en otro grave menoscabo de la justicia real y profundo daño para la convivencia entre ambos sexos.