Género – 2012

20120221. Arrugas políticas de la Vega.

                           “No habría amos sino hubiera esclavos” declaró, y rubricó con su muerte, Rizal. No habría patriarcado si las mujeres no se resignaran. Las peores, las que hoy van de feministas para medrar, pero propagan, de hecho, esa ideología patriarcal. Y pocas han conseguido hacer tanto daño como la ex vicepresidenta de la Vega.

                            Recordemos sólo que, a poco de gobernar, la representante de un partido socialista obrero (¡!) se rindió, con todas sus ministras, a la poco sutil tiranía machista de ser femenina, con la patochada de disfrazarse -peor aún, ser de hecho- modelitos de Vogue. Y que cuando de la Vega fue, por fin, cesada, tras haber ido a rendirse al Vaticano con mantilla y hablando latín, y dado a la Iglesia católica más dinero y ventajas de todo tipo, incluidas las educacionales, que nadie, impidiendo que se cumpliera la aconfesionalidad del Estado, recibió el envenado agradecimiento explícito del representante de la ideología que más ha hecho aquí para crear esclavas, el cardenal Rouco.

                           Ahora que la censura gubernamental ya no la tapa, esas sus espantosas y culpables arrugas políticas quedarán cada vez más patentes y mostrarán su verdadera imagen, que hoy intenta en vano mejorar operándose de sus arrugas físicas, maquillando esa su esa cara real, espejo fiel de su verdadero lamentable interior.

20120304. Muertas por la igualdad.

                               Ante el Día de la Mujer hay que rendir un homenaje especial a las que murieron como mártires, es decir, como testigos y avanzada de su lucha por la igualdad. El feminicidio por esa rebelión contra la tiranía patriarcal ha ido creciendo con la misma toma de conciencia de las mujeres de su dignidad. Antes morían muchas más mujeres aún, por los trabajos y maltratos, pero eso era considerado “natural”. Los códigos daban potestad legal al varón para castigarlas e incluso matarlas. Muchos españoles hemos vivido bajo un código que permitía, al varón sólo, matar por su honor, según el clásico “A muerte te ha condenado / mi honra, que no mis celos”; es decir, por simples sospechas, o por el qué dirán, aun sabiendo que era falsa la imputación.

                            Conforme a la dialéctica del amo y del esclavo, la permanencia de esa tiranía tiene un firme asidero en no pocas mujeres, que educan “bien” a sus hijos e hijas para continuar esos comportamientos tradicionales. Hace pocos días hemos conocido que fue su misma suegra quien mató a su nuera por haber parido “sólo” hijas. Al límite, como denunciaba Rizal, “no habría amos si no hubiera esclavos”. Por supuesto, es difícil, pero en tiempos de profundos cambios y, por tanto de crisis, y más para las mujeres, hay momentos en que no cabe ser sino héroe o esclavo. Nuestra admiración y apoyo a las mujeres que eligen la primera opción, y nuestro estímulo a las demás para que las imiten, para superar, entre todos, esa opresión patriarcal, como toda otra tiranía.