20010106. Titulares.
Nadie, se puede afirmar, lee por entero un diario moderno. De ahí la importancia de sus titulares, que serán toda la información que recibirán sobre la mayoría de sus temas la mayoría de sus lectores. Pero esos titulares a veces desinforman gravemente respecto al mismo contenido de las noticias. Hay van dos ejemplos, al azar, de un diario madrileño, el mismo día, y quizá no solos únicos ni en esa fecha:
“La mitad de los españoles cree que España no influye nada en la Unión Europea”. Noticia de gran alcance: porque si es así, sería lógico esperar un fuerte rechazo hacia la EU. La verdad es que lo que la mitad de los encuestados cree es que España influye “poco o nada”, siendo pues esa mitad la suma de cantidades muy heterogéneas, porque, como tampoco se define el “poco”, y siendo España una pequeña minoría en la UE, el influir “poco” podría ser incluso una situación justa y aceptable.
Otro titular, de primera página: “Declarada ilegal la ley sueca que favorece el acceso de la mujer a la función pública”. Sólo en la página 35 nos enteramos que lo que el Tribunal de la UE rechaza es que “que la mujer tenga preferencia para la función pública” “con menos cualificación”. O sea, que el Tribunal no es machista, no se opone a la igualdad de la mujer, sino sólo a un método discutible, máxime en ciertos casos, de privilegiar, esa hubiera sido la palabra correcta, a la mujer. Aquí, más que la mera incapacidad profesional, parece haber promovido el error el ultrafeminismo, típico de los (mal) convertidos, que singulariza, hasta el ridículo, a ese diario capitalino en este país.
20010416. Hembrismo.
Se ha denunciado al Tribunal Superior de Justicia de Madrid la imagen publicitaria de una niña con un bofetón visible en la cara por vulnerar la dignidad de la infancia… y de la mujer. El “pequeño detalle” es que esa imagen ilustraba una publicidad explícita y exclusivamente dedicada a un acto del Día del Padre, cuya imagen social, por lo visto, es ya tan mala que no vale la pena defender.
Otro “ejemplo” reciente: con toda naturalidad, una cuña publicitaria presenta a una mujer diciendo: “Al menos con Skip la ropa me dura más que los hombres”. ¿Se puede uno imaginar la que se habría armado si se tratara de un varón hablando de las mujeres?
Creo, pues, que ya va llegando la hora de acabar con ese extremismo pendular, que simboliza el gesto, visto por muchos como natural e incluso progresista, de algunas feministas, que con sus manos dibujan un gesto sexista, de exaltación vaginal, en manifestaciones, congresos, etcétera. ¿Qué tal si los varones levantaran un sólo dedo, como signo fálico? Es evidente que, conscientes o no, esas feministas no están por la igualdad y la democracia, ni contra toda violencia de género y sexismo; antes al contrario. Luchan, sí, contra el machismo, pero sólo para imponer otra dictadura, la suya, el hembrismo. El rechazar así sólo el discrimen contra la mujer, lejos de acelerar la igualdad entre los sexos, constituye su principal rémora, pues parece probar que sólo se quiere cambiar el nombre del tirano, no toda tiranía.
20010428. Contra el sexismo.
Los dirigentes de una poderosa organización española se acaban de pronunciar solemnemente contra el sexismo y la violencia. Esto no sería en realidad noticioso si ese gesto no demostrara que tienen muchísimo valor. Primero, porque todos sus jerarcas son, que se sepa, exclusivamente del sexo masculino. Segundo, porque su organización ha ayudado y sacado mucho provecho de los más violentos dictadores de la historia reciente, desde Hitler y Franco hasta Pinochet y Videla, para no hablar de la violencia directamente propugnada siempre que ha podido en favor propio, según revelan palabras tales como “cruzadas”, “inquisición”, etc. Con todo, callaré su nombre, para que no me envíen al infierno.
20010726. Aborto del huevo.
Ellos, sí, son como gallos de pelea, entrenados para dar picotazos por quienes sacan ocultos beneficios de sus encarnizadas peleas sin sentido. Una vez más, estos días intentan estafarnos, presentándonos en carteles y otros medios de difusión como valiosos gallos lo que no son aún ni huevos, es decir, exhibiendo como niños de un año de edad lo que no son sino fetos de pocas semanas.
Sería ridícula, si no fuera tan vergonzosa, su campaña burdamente engañosa -y por tanto intrínsecamente inmoral- contra todo tipo de aborto. Así desprestigian la misma postura sobre el tema que dicen querer sostener, y que, defendida honestamente, y respetando otras opiniones, sería también ella respetable. “Dios no tiene necesidad de nuestras mentiras”; pero un clero demasiado humano, en sórdida búsqueda de poder, nunca desmiente –e incluso fomenta- esos abusos de algunos de sus acólitos más extremistas, “más papistas que el Papa”… al que a veces incluso seducen a emprender cruzadas inhumanas.
20011105. Ceder el asiento a embarazadas.
Toda cortesía es poca… si está bien enderezada. Porque ciertas cortesías con las mujeres estaban destinadas a mantener la creencia de que eran débiles e inferiores, es decir, a oprimirlas. La señora Sonia Suñer se queja que “embarazada de casi 3 meses… mi aspecto no deja lugar a dudas sobre mi estado, pero nadie me cede el asiento”. Señora, con menos de tres meses, ¿cómo puede estar eso tan claro… excepto si usted está tan débil que no debiera haberse quedado embarazada por un hecho específico, que usted no menciona que exista? Entonces, sí, habría que cederle el asiento por estar débil, no por su tan incipiente embarazo.
El “gran honor” que antes se otorgaba a las futuras madres estaba en realidad destinado a llenarlas de hijos, encadenarlas al hogar, mantenerlas en un papel secundario. ¿Usted es inconsciente de ello, o pretende hacernos volver a aquellos tiempos de “la pata quebrada y en casa”, herencia de regímenes más parecidos al talibán que al europeo? El ciudadano español, conocedor de los terribles males que –para el empleo, contaminación, etcétera- tiene la superpoblación, por haber padecido un aumento de diez millones de personas en los últimos veinte años del franquismo, tiene hoy pocos hijos y no cede su asiento a una mujer por estar embarazada, sino por necesitarlo ella físicamente, como ocurre, de ordinario, sólo en los últimos tiempos del embarazo.
20011120. Hembrismo injusto y contraproducente.
Pocas celebraciones más justas y necesarias que el Día contra la violencia doméstica. Pero debemos protestar contra la violencia para con TODOS, incluyendo a los niños, y a los varones, no sólo contra las mujeres, como quieren algunos grupos feministas integristas, que sólo pretenden en el fondo cambiar un sexismo por otro, declarar impecable y superior a la mujer, e imponer una nueva tiranía, la suya.
Intentan engañarnos con el cuento de que el maltrato a los varones es, “al menos estadísticamente”, insignificante. Falso: la muerte de varones por violencia domestica es ya un cuarto y más del total. Si esas extremistas quisieran realmente la justicia e igualdad, comprenderían que hasta que el conjunto del movimiento contra el maltrato no insista también en denunciar con energía el maltrato contra el varón, éste se resistirá a prescindir de la violencia, temiendo –no sin razón, ante estos grupos feministas, minoritarios pero muy visibles y agresivos- que su desarme sería aprovechado por esas extremistas para imponer su propia dictadura, que ya se niegan a reconocer y denunciar cuando se da esas muestras, incluso mortales, del sexismo hembrista.
20011126. Hembristas.
Todos conocemos el siniestro juego: como aves carroñeras, algunos se aprovechan de ciertos cadáveres del terrorismo político para sacar beneficios partidistas. En modo trágicamente similar, hay quienes usan algunos cadáveres del terrorismo familiar para aupar su organización, no porque realmente quieran la paz y la igualdad en el hogar.
Los hechos hablan por sí solos: en la última manifestación del 25 de noviembre “contra la violencia de género” la única pancarta de la tribuna en la Puerta del Sol era la del Foro para erradicar la violencia exclusivamente “contra las mujeres”. Desde su tribuna se reprochó a los varones que no fueran más a sus manifestaciones, pero repetidamente y de muchos otros modos se les desanima y hasta excluye de ellas. En esa misma manifestación, una parte de la asistencia, incluso en la presidencia (siete mujeres, un varón) exhibieron el símbolo de la vagina, del poder feminista. ¿A qué quieren, pues, que vayamos los varones? ¿A exhibir por nuestra parte, también con el brazo en alto, el signo del poder masculino?
Es obvio que la tan necesaria y urgente lucha contra el maltrato en el hogar no podrá tener éxito mientras sus militantes sigan tolerando la infiltración en sus filas y en su misma dirección de extremistas que sólo quieren luchar contra un sexismo para imponer el suyo, sustituyendo el fascismo sexual machista por el hembrista.
20011129. Mujer, hable.
Me parece muy bien, muy necesaria, la actual campaña del Instituto de la Mujer. Como todos los demás, cuando la ocasión realmente lo exige, la mujer debe hablar, debe denunciar el maltrato en el hogar. El que calla otorga. Por muy duro que parezca, a largo plazo, “no habría amos si no hubiera esclavos” (Rizal). Las feministas extremistas que culpan sólo de la situación al varón intentan suprimir de raíz la responsabilidad y, por tanto, aunque digan lo contrario, la posibilidad de reaccionar de la mujer: son otras víctimas del machismo que creen combatir y así, sin embargo, contribuyen tristemente a mantener.