El norte prepotente

Son demasiadas «casualidades», demasiados «accidentes» para negar conexiones entre gran parte de ellos. Ahora Argelia. tras el Congo, Ruanda, Somalia, etc., en -África: en Asia. Irak, Irán, y Afganistán, tras el Congo, Ruanda, Somalia, etc. Conflictos ligados, unos, a la lucha por las materias primas o esferas de influencia del Norte, otros, al reparto de territorios y etnias heredados del colonialismo: algunos, por el agotamiento de re-euros debido a la destrucción del ecosistema y a la explosión poblacional incontrolada.

Ya no son sólo algunos visionarios —muchos de ellos, en realidad, técnicos—, como a mediados de siglo, sino, desde hace lustros, prestigiosas instituciones, Gobiernos nacionales, las Naciones Unidas y, ahora, hasta el Banco Mundial quienes dan la voz de alarma ante una situación ecológica y socialmente devastadora e insostenible a corto plazo e incluso hoy día. El mercado mundial, cada día más interrelacionado, origina cataclismos económicos que ya no se limitan a los más pobres: las drogas ya no son utilizadas sólo para tener adormecidas a masas asiáticas o americanas, sino que invaden el Norte, como las epidemias de todo tipo, incluido el SIDA: la situación insostenible en el Sur provoca emigraciones masivas que el Norte está limitando sólo a base de establecer controles que coartan la libertad de sus mismos ciudadanos. Lo mismo se diga del terrorismo, las mafias y otros fenómenos asociales.

El Norte avanza, pues, con la prepotencia y ceguera que le ha sido necesaria para conseguir tal acumulación de poder y lujo como el barco Titanic, creyéndose también indestructible, hacia un tan trágico y completo como estúpido y evitable colapso, por la inconsciencia de sus pasajeros y la ineptitud de sus dirigentes. Los tímidos intentos de reequilibrar algo la situación, como recomendó hace 25 años cuando el problema era mucho menor la ONU al solicitar que se dedicara a ello el 0,7% de PNB, no sólo no se ha alcanzado. sino que está en franco retroceso. Las catástrofes de los vecinos del Sur anuncian y, en más de un sentido, preparan la nuestra.