El masaje seguro

Como otras epidemias, el SIDA ha suscitado una reacción conservadora (abstinencia, monogamia absoluta, etc.) y otra progresista (educación sexual, preservativo, etc.) Dentro de esta corriente progresista, queremos fomentar una práctica ya existente que puede evitar contagios del SIDA y mejorar la concepción social de la sexualidad en general.

La prostitución clásica, con sus fuertes contenidos clasistas y sexistas, estimulaba la sexofobia. El SIDA le ha vuelto a dar tintes siniestros. Pero subsisten las necesidades sexuales de los aislados por viajes, edad, minusvalías, peculiaridades eróticas, etc. Para sustituir la vieja prostitución se propagan ya cada día más distintos tipos de masaje. Nosotros creemos necesario fomentar mediante iniciativas privadas, «marcas», o incluso con un impulso y control público, un sistema de masaje seguro, con características bien definidas: 1) una relajación sexual completa. 2) mediante el empleo exclusivo del masaje manual 3) en un ambiente sanitaria y estéticamente aceptable 4) por un personal bien entrenado y 5) con un coste económico fijo y asequible.

Dos ejemplos pueden ayudar a comprender la posible transcendencia de una iniciativa en este sentido: El primero es el del PLAYBOY, que al ofrecer en una revista, con una información general y cultural prestigiosa, unos cuerpos desnudos estéticamente aceptables, rescató en parte la «pornografía» de la clandestinidad y del rechazo social. El otro ejemplo es el éxito de los establecimientos de «comida rápida», de McDonald y similares. No les han faltado criticas, como tampoco al PLAYBOY, pero el hecho es que han cubierto una amplia demanda a nivel mundial de una comida, limitada, si, pero sana, limpia, económica y en ambientes aceptables.

En modo semejante, un sistema de masajes de características bien definidas como los propuesto podría tener un éxito mundial por responder a necesidades vitales, y por su carácter «profiláctico». Porque aunque abogamos por unos masajes con fines placenteros, no podemos olvidar que la sexualidad está aún muy afectada por milenios de represión. De modo que esos masajes sólo serán socialmente aceptables en una primera fase en cuanto sean «saludables», preventivos del SIDA. E individualmente serán también de hecho masajes terapéuticos, al eliminar muchos obstáculos al placer sexual en general, y no sólo a la relajación genital, orgásmica.