Cartas a la prensa – Educación y Cultura – 2006

20060120. Arte… de timar.

                         ¡Virgencita, que se quede donde esté! Más aún que perseguir el delito de una empresa de almacenamiento, al hacer desaparecer, “en un momento de debilidad”, un amasijo metálico de 38 toneladas, denominado  escultura, del norteamericano Richard Serra, comprado hace veinte años por 36 millones de pesetas, -pagando los españolitos, pues, a peseta por barba, o barbilla de mujer-, habría que investigar y sancionar el delito económico, estético y hasta ecológico que constituyó el comprar, en un ataque de consumismo, ese mamotreto tan inútil como pesado, gravoso en todos los sentidos,  y hoy felizmente en paradero desconocido. ¡Basta ya de tanto arte… de timar!

20060128. Inteligentes Verdú.

                   ”Los niños son más listos que nunca” se arriesga a titular su artículo un reputado comentarista, apoyándose, dice, en “la ciencia”; en realidad, en los resultados de los tests de inteligencia para escolares, cuyo resultado promedio ha pasado de  unos100  puntos a 120 en sólo 20 años.¡Qué más quisiéramos que esa esperanzadora perspectiva, tan acorde con el actual culto a la juventud y al progreso!

                     Sin embargo, Vicente Verdú no ignora los reparos que los mismos psicólogos hacen a los tests de inteligencia, máxime a largo plazo. Y las distintas clases de “inteligencia” que se puede medir con ellos. Tal vez sea demasiado optimista “explicar” esos presuntos avances por la difusión de la TV y, en tema tan importante, se debieran tener en cuenta otros índices, y preguntar a los maestros.

                      Quizá no sea tan seguro que vayamos tan rápido por el buen camino, y que pronto deje de ser tan exacto el irónico comentario de Oscar Wilde, según el cual “decir que el hombre es un animal racional es, por lo menos, la definición más prematura que conozco”. Ojalá tenga ya el mismo Verdú toda la razón y esté al caer el día en que esa “buena idea” que es la civilización “alguien la ponga en practica”, como pidió cierto príncipe de Gales.

20060907. Proyectarse tras Grass.

                             ”Piensa mal, y acertarás” Con ese avieso lema como eje central, Carlos Castilla del Pino pretende condenar a Günter Grass de modo “definitivo e irreversible”, adjetivos absolutos y poco científicos,  que además repite nada menos que tres (3) veces en su corto artículo, absolutismo y reiteración que Freud le explicaría provienen del deseo de persuadir machacando con adjetivos, no mediante razonamientos convincentes.

                             De hecho, los “razonamientos” de Castilla del Pino contra Grass no se basan en hechos, ni en las conjeturas más plausibles, sino en un afirmar sin pruebas la hipótesis peor para explicar la conducta del reo.  Ni siquiera menciona la posibilidad de que Grass revelara ahora su pertenencia a la SS por genuino arrepentimiento o, al menos en parte, por que lo considerara ya menos dañino para él, sino que sostiene dogmáticamente que lo hizo sólo por temor a que alguien lo descubriera -a estas alturas- y fuera aún peor. No contento por lapidar “definitiva e irreversiblemente” a Grass por lo que fue hace 60 años, Castilla del Pino tiene el valor de condenarlo por lo que aún no conocemos de él, pero pudo haber hecho alguna vez, porque, si mintió en una cosa ¿no habrá podido mentir en cosas “aun más graves”?

                            Llegado a este punto, me da vergüenza pensar en que se pueda exhibir pública, fríamente y por escrito tanta perversidad al juzgar, aprovechando además el ejercer de voluntario verdugo con ensañamiento para hacer sobre ese cadalso una descarada propaganda gratuita, en el doble sentido de la expresión, de un libro propio. Uno no puede menos de preguntarse hasta qué punto, involuntaria y acríticamente, el señor Castilla no estará presentándonos aquí, en una proyección freudiana como un Pino de grande, y detrás de una tan deformada como gratuita e inmisericorde caricatura de Grass, su propio real retrato psicológico. Recordemos que es el mismo Pino que no dudó en contestar, a preguntas de un asombrado periodista de por qué había tenido seis hijos, respondió que porque entonces no existía la píldora, como si con eso pudiera engañarnos; respuesta que también muestra su irrespeto ante sus propios hijos, confirmado de modo atroz en otra entrevista, en que declaró, sin temblarle la voz, que le había dolido más un fracaso en su carrera que la muerte de su propio hijo. Ahí están las hemerotecas e Internet que mostrarán que yo no miento. ¡Triste país, y tristes medios de difusión del país, los que se hacen eco y difunden la mala idea de personajes así!

20060927. Hacerse respetar.

                            Respetables serán los que se hacen respetar. Y esto vale no sólo para los grandes problemas políticos y económicos, sino los cotidianos. Por ejemplo, en los pisos de nuestras ciudades, no sólo algún joven inconsciente empleado por horas, sino los miembros fijos de servicio permanentes, como el del agua hoy en mi casa, llegan tocando simultáneamente el telefonillo varios vecinos. Sin duda consideran más importante su comodidad de ahorrar unos segundos de su tiempo que el molestar a varias personas que deben dejar sus ocupaciones y desplazarse para contestar a la llamada, dejando a todas menos una con la palabra en la boca. Lo menos que se puede hacer para hacerse respetar, cuando se detecta ese menosprecio a los demás, falta de respeto, es comunicarlo a los vecinos que tengan aún abierto su telefonillo, y salir conjuntamente para echar al abusón, denunciando el hecho a su empresa, cuando se pueda identificar. Negarse a ese pequeño esfuerzo no sólo ayudará a propagar ese y otros abusos, sino que a la larga nos hará cada vez más víctimas merecidas del irrespeto de más individuos incívicos.

20061121. Por el Renacimiento del arte.

                         Todavía queda un resto de esperanza de que se convierta de sus pecados y pida perdón por ellos. Después de una vida de locura y engaños, todavía ahora, a sus 84 años, en un rapto de honradez, como quien ya tiene poco que perder, Antoni Tàpies acaba de confesar: “No sé cuales han sido mis aportaciones al arte, lo que sí sé es que sigo dudando cada día”. Ojalá comprenda y confiese por fin abiertamente mi paisano, ayudando a otros a abrir los ojos, que “el rey está desnudo”, que arte abstracto es una abstracción del arte, que el feísmo es feo, lo más contrario al arte, que es belleza, que esas representaciones no son progresistas y de izquierda, sino regresivas y siniestras. Eso ayudaría a muchos izquierdistas de buena fe del peso suplementario que constituye tener que defender lo invisible y aparentemente contradictorio, que bastante trabajo tienen ya con otros problemas más difíciles, complejos e inevitables a los que deben enfrentarse, como los de derechas a los suyos.

                         Algunos, sin duda, gritarán escandalizados por este mi “atentado” contra la mentalidad hoy dominante, políticamente correcta respecto al arte. Les recordaré que hasta hace muy poco, lo políticamente correcto hasta para los de izquierda era sacrificar sus hijos por el honor y ante el altar de la patria, e incluso de Dios, como Abraham; hasta que llegó una visión más equilibrada y humana de la religión, en la que su Dios pedía “misericordia, y no sacrificios”. Y que, tras de muchos siglos de propiciar la fealdad, la suciedad y hasta la mutilación corporal, -lo que tan negativamente influyó en mi, ay, ya lejana juventud-, en un giro copernicano, iniciado hace pocas décadas, la espiritualidad cristiana exige hoy todo lo contrario, mantener al cuerpo limpio, harmonioso, hermoso. Hagamos ya lo mismo todos con el arte; emprendamos su Reforma, su Renacimiento. Y lo antes posible, por favor.

20061122. De la democracia en Tortella.

                          Quiero agradecer a Gabriel Tortella que, con ocasión del 20N, nos haya ofrecido en negativo una valiosa defensa de la democracia. Apenas es necesario recordar el provincianismo histórico que supone sostener que la democracia fuera inventada en Grecia, cuando ha prevalecido tantas regiones, continentes y sistemas sociales, en distintas épocas; aunque haya habido una restauración y perfeccionamiento relativo de la misma en la Europa occidental moderna. También es ignorar la historia, incluso europea y de los dos últimos milenios, pretender que durante ellos no hubo larguísimos períodos de guerras regionales, monárquicas o feudales, hasta de Cien Años, achacando a la democracia las guerras de los últimos dos siglos. Hasta los más jóvenes saben que estas guerras fueron empezadas por los regímenes menos democráticos, como Alemania, Rusia y  Japón.

                           Yendo a su argumento “clave”, no puede ser más burdo el sofisma de decir que los pueblos “eligen dictadores”, aunque den poderes especiales a algunos en tiempos de guerras y catástrofes, como los romanos. Los dictadores de verdad, por el contrario, se conviertes en tales después de ser elegidos, yendo más allá del voto y mandato que se les da. Y, por supuesto, nadie en su sano juicio a sostenido jamás que la democracia sea divina, infalible, y coloque siempre a los mejores gobernantes, sino, sólo, en promedio y a la larga, a los menos malos, lo que no es poco. Terminaré reconociendo que me parece genial otro rasgo de humor de Tortella: decir que en las democracias se confía más en las instituciones no  democráticas, como las religiosas, cuando todos sabemos que la Iglesia es, entre diez instituciones, aquella en la que los españoles confiamos menos.