Cartas a la prensa – Educación y Cultura – 2005

20050307. Seamos urbanos.

                                      La ciudad de Los Ángeles quitará brillo al edificio Disney Hall, ante las quejas de los insoportables reflejos y calor que despide; aquí podrían tomar nota de ello algunos arquitectos. Aprendamos de aquel caraqueño que, según me contó su hija, pedía al vecino de enfrente de qué color le gustaría que pintara la fachada de su casa, pues él era quien más la iba a ver. Exquisita cortesía, urbanidad (saber vivir en urbes, en comunidad) que debiéramos aprender todos, no sólo los arquitectos o reformadores de fachadas. Nuestra población ya empieza a tomar conciencia de que no hay que tirar al suelo (excepto en algunos bares, o las cajetillas de tabaco, o los folletos de publicidad, o… mejor no seguir.). Pero apenas si las autoridades (sin verdadera autoridad, pues ellas mismos y sus funcionarios dan mal ejemplo al respecto) comienzan tímidamente a predicar contra quienes hacen ruidos estridentes en las calles, molestando a docenas e incluso centenares de personas, incluidos niños, enfermos, etcétera. Seamos urbanos, civi-lizados, adoptemos las costumbres de convivir educadamente en las ciudades, lo que tantas ventajas nos trae, limando esas asperezas que a todos, a la larga, tanto nos perjudican.

20050503. Extraño Día del Libro Solidario.

                         Yo quisiera que alguien me resolviera este pequeño misterio: si los organizadores del Día del Libro Solidario están animados, como no podría ser de otra manera, de las mejores intenciones de eficacia ¿por qué eligen siempre una fecha en la que, como el puente del primero de mayo, es de las que menos madrileños están en Madrid, y un lugar de entrega tan incómodo acceso para quien va cargado de libros que donar como la Puerta del Sol o la Plaza Mayor?  El resultado, también como no podría ser de otra manera, y a pesar de los triunfales adjetivos oficialistas de ritual, es un volumen de libros recogidos muy inferior a lo que cabría esperar de la cantidad, cultura bibliográfica y solidaridad de los habitantes de Madrid.

20050906. Arquitectura desequilibradora.
                        ¡Basta de la tiranía de lo que se pretende “políticamente correcto” en las artes, destinado -como ciertas modas en el vestir y calzar en las mujeres- a esclavizarnos y anular nuestro espíritu crítico y nuestra libertad de expresión! Bien conocido y evidente es hoy que cierto arte abstracto inspiró las pinturas torturadoras de las infames “checas”. El mismo Niemeyer, tan premiado en España, ha tenido que renegar de su Brasilia, esa capital faraónica, tiránica y antidemocrática, como hemos sufrido quienes tuvimos que vivir en ella.

                          Beatamente admiradas por los que se apuntan a cualquier novedad bien publicitada, las viviendas de Le Corbusier han caído ya en el descrédito que se merecían al estar destinadas a habitar permanentemente en ellas; otra cosa sería concebirlas como temporales hoteles, para gente que muy voluntariamente quisiera vivir esa, como otras bizarras experiencias. Ahora se les cae la baba a muchos comentaristas ante tan premiado como contrahecho “torso” habitacional del arquitecto Calatrava, casado con una sueca, en Malmoe: un costosísimo conjunto retorcido de oficinas y viviendas, que rompe violentamente la perspectiva paisajística con unas líneas desequilibradas que, hasta de lejos, daña la percepción de cualquier persona no voluntariamente ciega que lo contemple. El rey está de nuevo desnudo.

Pero hay demasiados intereses y demasiados pusilánimes que gritan lo contrario para impedir que se oigan las protestas del sentido común, de gustos no totalmente vertidos hacia lo desproporcionado, incongruente, brutal e inverosímilmente grotesco, digno a lo más de encarnar durante un día el capricho, o una noche la pesadilla de una falla no salvable del fuego purificador.

20051216. Salvaniños Sanmartín.

                                      En los Estados Unidos, un pretendido defensor de los niños, que advertía insistentemente en la prensa de los padecimientos que tendrían los niños si provenían de matrimonios mixtos interraciales, al ser discriminados como mestizos, resultó ser un conocido miembro… del Ku Klux Klan; es decir, de ese grupo supremacista blanco que saca provecho económico y social de defender la inferioridad de  otra raza, provocando de mil maneras la discriminación a los niños mestizos… cuya suerte pretende después hipócritamente lamentar y prevenir impidiendo que los negros sean considerados iguales y puedan casarse con los blancos.

                                       Aquí en España, otro pretendido defensor de los niños de los males que pueden venirles encima por pertenecer a matrimonios unisexuales ha resultado ser –disfrazado de piel de ciudadano normal e imparcial- un miembro profesional de ese grupo que ha sacado provecho de marginar y condenar  a quienes ellos no consideren como normales, llegando también hasta lincharlos, quemarlos vivos o, “al menos”, como hemos conocido todavía algunos de nosotros, ejecutarlos o encerrarlos en cárceles, por su pretendida “peligrosidad social”, al ser homosexuales. 

                                     Ese grupo ideológico “quiere” a los niños como el caníbal a sus víctimas, para su propio provecho; porque sus profesionales se juramentan para no tener hijos –al menos, oficialmente-, pero obligan donde pueden a tener un número irracional y dañino de hijos a los que llaman descaradamente su “rebaño”; y en los países donde ya hay más libertad de expresión hay cada día más miembros suyos condenados por pederastia, aunque sus jefes con frecuencia consiguen encubrir sus delitos. Cuidado, pues, con fariseos, falsos amigos de los niños, que ahora dicen lamentar los que éstos podrían padecer al ser adoptados por homosexuales, siendo ellos los principales culpables de fomentar una injusta discriminación que una sociedad más civilizada ya repudia y condena. Cuidado, pues, con ese “compasivo” “señor”, que en realidad es párroco de Alcorcón, Miguel Rivilla Sanmartín.

20051224. Campañas teléfono.

                          Los anuncios más adecuados, máxime los de una cierta extensión, suelen ser los de la prensa, ya que, informados todos del tema en los titulares, pueden dedicarse quienes quieran a enterarse de sus detalles; tampoco molesta su repetición, pues sólo recuerda el tema a los ya así concernidos, y atrae eventualmente a otros.

                           En cambio, los anuncios de radio y televisión obligan a oír y ver por entero, de cabo a rabo, todo el contenido del tema, incluso a los no interesados, molestia multiplicada y acrecentada cada vez más en función del número de veces -¡y son tantas y tan fastidiosas para casi todos!- que se repiten; el único remedio es cortar la emisión o cambiar de emisora. Pero el colmo son las insoportables llamadas publicitarias que nos persiguen hasta en la intimidad de nuestro domicilio privado, de nuestro teléfono familiar, obligándonos –con su anonimato- a interrumpir nuestro descanso o actividades personales, incluso íntimas, provocando no pocas veces desilusión por su contenido, tan distinto al de las llamadas telefónicas personales que por ese medio esperamos, al revés de los anuncias que nos llegan cuando conectamos con la radio o televisión. 

                     Tengo un amigo que tras esas llamadas publicitarias deja descolgado un rato su receptor, para evitar que algunos otros padezcan también las molestias de que él ya ha sido víctima con esas desconsideradas compañas de promoción de empresarios con pocos escrúpulos con tal de ganar algunos euros más.