20200207. Vivienda y alimento por las nubes.
Está muy probado que las grandes inmobiliarias conspiraron para ir subiendo rápidamente el precio de la vivienda, con una fuerte propaganda que la presentaba como valor refugio y despreciaba el alquiler como pura pérdida. Esa feroz especulación, contagiada a una parte de la población, fue y sigue siendo uno de los peores elementos de nuestra crisis.
La macro estafa alimentaria ha seguido esos mismos métodos, algo más lentamente por su variedad y su menos visible degradación cuantitativa y cualitativa. Esto ha permitido también que los principales intermediarios culpables intenten continuar engañando a la opinión pública afirmando que ellos sólo compran una parte menor de los productos agrícolas, lo que es equivalente a que las inmobiliarias se disculparan diciendo que ellas sólo compraban una parte menor de las viviendas encarecidas. Además de expoliarnos de lo más necesario, nos toman por tontos.
20200212. Multas gigantescas.
Las multas de aparcamiento en Berlín son de 20 euros; en Madrid, de 90. ¿Sería mucho atrevimiento preguntar al PP cuando piensa cumplir su promesa electoral de ajustar esas multas que, en proporción, no parece exagerado calificar de gigantescas?
20200425. Un Banco insolidario.
Se podía esperar que en esta pandemia los Bancos, como otras instituciones, fueran más solidarios con sus clientes. En especial los más grandes, con más medios, del que soy cliente. La realidad es que no he podido utilizar mi tarjeta de crédito varias veces, ni respetando los términos acordados y teniendo un saldo más de cien veces superior a mi petición.
Fui a la oficina junto a mi casa, que encontré cerrada, remitiendo un cartel a otra a más de un kilómetro. Llamé al teléfono que daban varias veces y, después de exigirme con un disco nombre y número de carnet, acababan colgándome, tras decir que no podían atenderme… por la pandemia. Tampoco se comunicaron conmigo hasta hoy, diez días después. La culpa de todo eso, ahora lo reconozco, es también mía, por confiar empresas en tan grandes “que no pueden caer”, por lo que tratan así, cuando les conviene, a sus clientes.
20200602. Ayudaré a mi Banco.
Mi pobre Banco lo está pasando canutas. En poco tiempo ha tenido que cerrar las tres sucursales que tenía más cerca de mi residencia madrileña. Cada vez me atiende menos personalmente, obligándome a usar métodos más rígidos para mis complejas transacciones. No quiero seguir agobiándole, por lo que buscaré un Banco más cercano que éste, que ni siquiera es de una gran región, sino sólo de una Autonomía uniprovincial. Ya se sabe: Quien mucho abarca poco aprieta. Este Banco se está teniendo incluso que ir a hacer las Américas. Espero que no vuelva con otro dudoso botín.
20200619. Machacándome 30 años con publicidad.
Hace 30 años compré un dúplex a reformar. Consulté por internet la posibilidad de poner un ascensor interior, sin llegar a pedir presupuesto. Desde entonces recibo constantemente propaganda en Internet sobre el tema, lo que considero que, además de una estupidez comercial, es un castigo inmerecido por no haber hecho la compra. ¿Cómo librarme de esos, por decir lo menos, impertinentes?
20200822. Banco “ejemplar” en la pandemia.
Recién salido del hospital donde pasé el Covid-19 llamé a mi Banco de referencia, porque mi tarjeta, por primera vez, no me dejaba hacer unos pequeños pagos urgentes. Me pidieron con una grabación mi nombre y DNI; después de un silencio, dijeron que no podían atenderme por estar ocupados. Repetí tres veces el procedimiento, pero nunca me atendieron en nada; se ve que mi saldo en cuenta, de seis cifras, les parecía insignificante.
Cuando me curé un poco fui a su sucursal de calle Alcalá, que decían quedaba abierta, tras haber cerrado las dos más cercanas a mi domicilio. Tenía un aspecto lamentable, con colas interminables fuera, sólo dos horas para poder recuperar mi dinero y con un joven director dentro que reñía a grito pelado a sus empleados. Estos escándalos, según los medios, se han reproducido en otras ciudades.
A pesar de todo, ahora veo que la directora del Banco publica en titulares de prensa: ”Estoy muy orgullosa de la respuesta de mi Banco al impacto de la pandemia”. Menos mal que ahora, al menos, ha tenido que hacerse tan descarada como falsa autopropaganda en un “contenido patrocinado”, no como los vergonzosos elogios que casi toda la prensa escrita dedicó gratis a su padre cuando murió. Algo, aunque sea muy poco, como en el caso de otra familia intocable, estamos avanzando.
20200812. 83 multimillonarios quieren pagar más impuestos.
En España se debate el subir los impuestos a las grandes fortunas. Conviene, pues, analizar el gesto de 83 multimillonarios, muchos de EEUU, que han pedido, para superar el empobrecimiento ante esta crisis, que les aumenten a los muy ricos los impuestos, “inmediata, sustancial, permanentemente”.
Ya en EEUU H. Ford subía el salario a sus obreros para que pudieran comprar los coches que él fabricaba. Esa llamada economía “fordista” es un razonamiento elemental en una economía no dedicada a la exportación, lo que es cada vez más impensable hoy a nivel global.
Algunos tachan de hipócritas a los 83, diciendo que den ya su dinero. Pero esa clásica limosna de unos pocos no llegaría lejos ni en su monto ni en el tiempo. Lo justo, solidario y eficaz es que todos los que más tienen contribuyan más.
Atribuirles a los 83 mera hipocresía es también un error psicológico. El multimillonario no busca ya consumir más, sino más poder. Y es difícil concebir una mayor muestra de poder humanamente elogiable que obligarse, mediante impuestos, a dar más dinero a los demás, reconociendo que es de justicia. Ojalá esa hoy tan necesaria justicia social triunfe también en España, de donde no hay ninguno de los 83 firmantes.
20200903. Ni económico, ni ecológico, ni justo.
Compré en Nueva York, de origen local o japonés, un temporizador para mi cocina, hace ya casi 40 años. Hace 10, para calcular mi siesta, comencé a comprar otros temporizadores en tiendas chinas en Madrid. Ya “adornan” mi dormitorio más de media docena de los menos feos, sin que pueda fiarme de ellos, ni poniéndolos de dos en dos.
Por fin me he dado cuenta que mi conducta va contra mi economía y contra la ecología. Incluso, además, contra la justicia, que me ha llevado a comprar productos imperfectos de países empobrecidos para compensar algo sus pérdidas por el colonialismo.
En efecto, hace tiempo que China, ya primera potencia económica mundial, contribuye a aumentar esa desigualdad internacional mientras mantiene dentro un régimen despótico.
20130107. Austeridad dañina.
Por fin el FIM ha reconocido oficialmente que se equivocó mucho al recetar tanta austeridad para la UE, lo que ha aumentado el desempleo y frenado la demanda interior. También las cifras han probado que los halcones alemanes que actuaban detrás de Merkel para empobrecer han terminado por empobrecer a la misma Alemania, que ha perdido una gran parte de la demanda del resto de la UE, que constituía casi la mitad de sus exportaciones globales.
Sólo en España la CEOE –sí, esa patronal de Díaz Merchán y sus amiguetes y sucesores- se atreve todavía a defender e incluso exigir más medidas de austeridad para acabar de arruinarnos, si Rajoy no deja de apoyar esos tan injustos como insensatos macro recortes que están dañando como nunca al conjunto del país y a la paz social.
20012013. Asaltos a los bancos.
Emigrante en Argentina, fui testigo de cómo el golpista Videla se preocupaba por la creciente ola de asalto a los bancos, a lo que la oposición respondió que si los militares asaltaban la Casa Rosada, sede del Gobierno, no era raro que otros asaltaran bancos.
En España están aumentando también los asaltos a los bancos, aunque ya no gobierna un militar golpista. Pero sí manda ahora quien, con un tercio del censo y una ley electoral manipuladora, tiene una mayoría absoluta, y que al año de gobernar ha actuado contra todas sus promesas, perdiendo la confianza –encuestas al canto- de nueve de cada de diez ciudadanos.
Curiosa democracia, pues, la nuestra, en la que, además, son los bancos los que asaltan a los ciudadanos, con “preferentes”, y también apoderándose de los créditos internacionales, e incluso desahuciándolos de sus hogares. ¿Tendré que emigrar de nuevo, como lo hacen ya tantos otros españoles?
20200205. Agricultores arruinados.
Hoy cinco de febrero se manifiestan en Madrid los agricultores arruinados. Los que ya han denunciado otras veces en vano sus pérdidas crecientes ante unos intermediarios monopolistas que también explotan a los ciudadanos en general, vendiéndoles a precios cuatro veces superiores productos de primera necesidad, como tomates o pollos, e incluso a ocho veces más las patatas y naranjas.
La justa subida del salario mínimo interprofesional, ha sido la gota que ha hecho rebosar el vaso de la mayoría de los agricultores, los modestos, ya con el agua al cuello, que, en algún momento del año, necesitan mano de obra urgente. No se trata, por supuesto de los grandes agricultores, con grandes cultivos diversificados, empleados fijos y reservas económicas de distinto tipo. No son estos últimos, como es obvio, los que han salido a la calle, como pretenden ciertos dirigentes políticos, apoyados por los trepas de siempre, que califican de manifestaciones de “carcas” éstas promovidas por asociaciones de izquierda.
20200803. Intermediarios intratables.
Las cifras son claras, brutales. Del campo al mercado el precio del pollo y del tomate sube al cuádruple; el de la patata y naranja, a ocho veces más. Sin embargo, el representante de supermercados como Mercadona o Día acaba de reafirma que ese abismo es intocable y que toda mejora del campo hoy arruinado deberá pagarla el consumidor, todos nosotros.
Hasta hoy ha sido así, al abusar de agricultores y ciudadanos esos monopolios, gracias al dinero que nos han ido sacando cada vez más y que les permite acallar a quienes debieran denunciarlos pero que hoy incluso les hacen propaganda. Lo nuevo es que Pedro Sánchez ha denunciado nominalmente a esos monopolios. ¿De parte de quién nos pondremos?
20200511. Y esto, para empezar el botín.
“Santander registra pérdidas históricas por el impacto contable del covid”. Este titular periodístico sólo hace cifrar lo que los perjudicados clientes de ese banco sabemos y hemos sufrido en este periodo crítico, en que cada cual demuestra si se esfuerza por ayudar a quienes confiaron en él o aprovecha la crisis para enriquecerse a costa ajena con un mayor botín.
El Santander ha aprovechado el caos para cerrar múltiples sucursales, se ha negado a orientar a sus clientes que le pedían meras informaciones, “porque estamos muy ocupados”: las colas se eternizan en la puerta de sus pocos establecimientos que aún funcionan, donde se reduce hasta sólo dos horas al día el derecho de quienes le confiaron su dinero a recobrarlo en aja. Se multiplican los incidentes entre el personal y los clientes. Un auténtico infierno, del que mucho salimos escarmentados de confiar en una empresa tan grande, después de haber devorado a otras, ”que no puede caer”, aunque haya que hacer muy especiales “leyes Botín”.