201605 Ansón, un personaje evangélico.
El periodista Ansón me recuerda a un personaje evangélico alabado por Jesús… por su astucia. Se trata del mayordomo infiel que, descubierto y debiendo irse, hace una serie de “favores”. En este caso, a alabar, artículo tras artículo, a personajes tan discutibles como Gallardón y otros, que puedan ayudarle en el futuro. Triste final merecido para quienes han contribuido profesionalmente a llevar al país a la vergonzosa crisis global en que –casualmente, menos en fútbol- nos encontramos.
201607 Hachazo a las pensiones.
En la campaña del 26J, aparte de unos insultos que les retrataban, el argumento aparentemente racional que usaban los partidarios del PP contra sus adversarios, máxime si eran mayores, era que votando a otros iban a quedarse sin pensiones. Pero, el primer viernes tras el 26J, a la chita callando, Rajoy les dio un huevo hachazo de 8.700 millones de euros. La hucha de las pensiones, que al llegar Rajoy era de 66.815 millones, es ahora de sólo 32.485 millones, menos de la mitad.
El PP dirá que hoy aumentan algo los empleos, pero los salarios se han reducido tanto desde que él gobierna que cotizan sólo la mitad que hace cuatro años. ¿Cabe mayor engaño, mayor estafa a los mayores que, por temor a un fantasmal “infierno económico” si votaban a otros, han seguido apoyando el 26J al PP?
20160227. Discriminación y falsedad.
Los europeos se quejan sobre todo de la discriminación por edad. En España ésta pasa todavía por “natural”. Un diario capitalino, que no se hubiera nunca atrevido a publicar una carta que discriminara ni la mitad por sexo o raza, no ha tenido empacho en difundir la de una madrileña que, tras reconocer que desconocía las circunstancias de un accidente automovilístico en Ávila el día 25, ha tenido el “valor” de atribuir la culpa a uno de los conductores, muerto en el accidente, porque tenía 89 años.
Mostrando más aún su atrevida ignorancia, se atreve a decir que a ningún Gobierno ni dirección de Tráfico se le ha ocurrido limitar la edad al conducir, cuando en España los mayores de 75 años debemos pasar examen cada dos años, siendo aquí mucho más estrictos que en otros países vecinos, en donde se examinan cada cinco años. No envío esta rectificación al diario implicado, por su compartida ignorancia y baja moral profesional- en difundir esos errores prejuicios discriminatorios y vejatorios porque una triste experiencia me ha mostrado que quizás el más incapaz también de rectificar en este país.