20131021. Racismo angelical.
Poco avanzamos contra el racismo. Así lo denuncian las instituciones internacionales respecto a España, y lo comprobamos en mil detalles menos escandalosos que las escandalosas redadas y reclusiones en CIES. Un diario madrileño no tiene empacho en calificar en titulares de “ángel rubio” a una niña de rasgos nórdicos aparecida en Grecia. Se diría que todavía estamos en la época en que el cantante cubano Machín pedía que se pintaran en las iglesias “angelitos negros”, “porque también se van al cielo todos los negritos buenos”. ¿Cómo no recordar aquí también el caso de la desaparecida niña inglesa Madeleine, de la que se habló e incluso hoy se vuelve a hablar hasta la extenuación, al contrario de lo que se hace respecto a los millones de niños desplazados, desaparecidos o muertos de hambre… pero de color?
20130902. Cambio de Gobierno vaticano.
Tras hacer estos meses un detenido balance de la situación, el papa Francisco ha cambiado al «vicepapa», el secretario de Estado vaticano, Bertone, tan marcado por diversos escándalos, como el de Banca Vaticana y filtración de documentos. Bertone fue el que desterró a Estados Unidos (como embajador: “Promoverlo para removerlo”) al prelado que denunció la corrupción de esa Banca, y va a ser sustituido por Parolin, a quien también Bertone desterró a Venezuela por no plegarse a sus manejos.
Encarnación viva del eclesiástico que busca el poder, y no el servicio al prójimo, Bertone, en su última “visita privada” a España, consiguió ser homenajeado por el rey, el jefe del Gobierno y, el de la oposición. Encima, tuvo el valor de dar una conferencia para inculcarnos “Los derechos humanos en España”, cuando su Gobierno vaticano no había querido firmar muchos de los acuerdos sobre derechos humanos de la ONU, según le recordó ya entonces una manifestación a las puertas del acto: “Derechos humanos, en el Vaticano”. Esperemos que el papa Francisco pueda ponerse al día a ese respecto.
20130810. Racistas las dos.
En EE UU, dice la prensa, una tienda no quiso venderle un bolso de 27.000 dólares a una locutora negra “porque era demasiado caro”. Por supuesto, la vendedora era racista. Pero también la compradora, que se gastaba esa cantidad en un bolso para “compensar” su negritud; sin negar que pudiera influir en ella también el clasismo, el desprecio a las clases pobres, cada vez más numerosas allí también, y que -no menos despreciable- impera en muchos miembros de de la raza dominante.