Cartas a la prensa – Derechos Humanos – 2003

20031014. Anuncio racista.

                                     ¡No hay derecho! Mucho hablar de europeísmo, pero se fomenta públicamente el trato grosero, el racismo. En Alemania se anuncia una Guía tan completa que con ella “se puede encontrar empleo hasta para un español torpe”. Perdón, mi mujer, a quien estoy dictando esta carta por tener accidentadas mis manos,  me corrige: resulta que es al revés, que el anuncio es español,  repitiéndose estos días por radio, y en él se ofrece encontrar un empleo hasta para “un alemán sin gracia”.  Pero eso hace el hecho aún más triste para nosotros, ya que en realidad los groseros y racistas resultan ser los de aquí, a partir del autor de ese anuncio, desgraciado, en más de un sentido, porque, encima, lo cuenta con muy poca gracia, siendo, pues, “un gracioso” sólo en su sentido andaluz, de ser él un “mala pata” que, junto con su falta de educación y su racismo, proyecta también su sosera en los demás.

20030623. El Real Madrid y el racismo.

                                         Ironías de la vida. El Real Madrid, que gana títulos a montones gracias a su “cosmopolitismo”, es decir, a los inmigrados, es el mismo que abiertamente apoya unos grupos ultrasur que profesan un violento racismo; triste reflejo de tantos otros que hacen del nacionalismo su negocio, teniendo como lema: “Al extranjero rico, turismo; al pobre, racismo”.

20030203. Astronautas víctimas.

¿Quién será tan inhumano que no llore la muerte de los siete astronautas?  Pero las enormes manifestaciones de duelo por su muerte no hacen sino hacer resaltar más la indiferencia práctica, inhumana, con la que nuestra sociedad permite que mueran cada día casi diez mil (10.000) veces más personas, tan de carne y hueso, tan dignas de vivir como los astronautas, víctimas –previsibles y evitables- de hambre y miseria. Personas que podrían haber sobrevivido casi todas si se gastara en impedir su muerte el dinero empleado en esa empresa espacial.

Durante decenios se ha intentado justificar esa injusta y cruel distribución de los recursos con la excusa de que la técnica espacial ayudaría al desarrollo de todos. Hoy, cuando las diferencias sociales son cada vez mayores, aumentando sin cesar ese  genocidio a escala mundial, está claro que las técnicas de la conquista del espacio, lejos de beneficiar a todos, han servido por el contrario para consolidar la conquista militar y económica del planeta por una pequeña minoría que oprime y mata cada día a más personas, mientras que intenta que miren al “cielo”, a los ídolos de la “ciencia” y el “progreso”, a fin de robarles aún más la tierra y los recursos más imprescindibles para que puedan seguir viviendo.